LA ENTREVISTA

Francisco Pérez, premio Jaume I de Economía: "Estamos yendo bien y a otros países europeos les gustaría tener nuestras cifras"

"En algún momento, espero que cambie el tono de las relaciones entre los grandes partidos para retomar reformas de Estado que están pendientes", afirma el director del Ivie

Francisco Pérez.

Francisco Pérez. / EPE

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Francisco Pérez (Valencia, 73 años), director de investigación del Instituo Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), está de enhorabuena esta semana. El miércoles le concedieron el premio Jaume I de Economía y el jueves recogió el de la Fundación AFI Emilio Ontiveros.

Vista la polarización política y la imposibilidad de llegar a acuerdos entre los dos grandes partidos, ¿es sensato confiar en que haya un pacto sobre financiación autonómica en la próxima década?

Una década es mucho tiempo. Si dijera en el próximo año lo veo poco probable. En algún momento, espero que cambie el tono de las relaciones entre los grandes partidos para retomar reformas de Estado que están pendientes. La referencia europea es clara, para ciertos temas se llega a acuerdos entras las grandes familias políticas. La responsabilidad social aconseja que, aunque vivamos momentos oscuros en muchos países, deberíamos pensar en que hay otras alternativas.

El análisis del capital tangible e intangible es una de las disciplinas en la que usted se ha especializado. ¿Están suficientemente formados los directivos para sacar todas las potencialidades al capital tangible?

Unos sí y otros menos. Los directivos, como el conjunto de los ocupados, han mejorado su cualificación en las últimas décadas de promedio, pero hay heterogeneidad dentro del colectivo y como los cambios tecnológicos van muy rápidos, como los derivados de la globalización y los materiales, la exigencia de adaptación es muy grande también y algunos se quedan retrasados.

¿La inteligencia artificial es un reto, un peligro o las dos cosas a la vez?

Un reto desde luego, porque puede implicar cambios en los negocios y en la actividad humana. En algunos casos puede ser un peligro pero en otros, una oportunidad. Una de las formas razonables de verla es que es una herramienta que puede utilizarse como asistente del trabajo humano cualificado. Se puede aprovechar que la IA sea un asistente que nos releva de tareas que hace muy bien y nos libera para hacer aquellas en las que somos menos sustituibles y podemos hacerlas mejor. Si las tareas en las que soy mejor son las más rutinarias, tengo poco futuro compitiendo con la IA, pero si soy bueno en las tareas creativas, puedo dejar a la IA las tareas rutinarias y yo dedicarme a las creativas.

La productividad está en boca de todo el mundo desde hace décadas, pero los avances son pequeños. ¿Qué hacer?

Productividad es un cociente entre nuestra capacidad de generar valor y los recursos que dedicamos a eso, sean horas trabajadas o equipos. La forma de mejorar es desarrollar actividades que generen más valor. Por ejemplo, si produzco un producto indeferenciado del de mis competidores seguramente mi capacidad de generar valor estará limitada porque el precio del producto será bajo, pero, si diferencio producto por su contenido innovador o la calidad del servicio que ofrezco, podré venderlo más caro y generar más valor. Entonces aumentará mi productividad.

¿Cuáles cree usted que deben ser los objetivos de futuro del Ivie?

Tienen que seguir siendo los que han sido hasta ahora: investigar temas relevantes para la sociedad. También tenemos que utilizar la IA para ser más productivos y para especializarnos en las materias más creativas y que las nuevas tecnologías nos ayuden en las tareas más rutinarias.

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¿La economía española va tan bien como aparentan algunas grandes cifras macroeconómicas como el empleo o el PIB?

Las estadísticas dicen que se crea empleo y que se crece más que en Europa. Es cierto que estamos en un período en el que Europa no crece tanto. Estamos yendo bien y a otros les gustaría tener nuestras cifras. Otra cosa, es que eso no sea compatible con otros problemas que tienen que ver con reformas estructurales que se retrasan porque el clima político no permite acuerdos entre los grandes partidos.