COMPRA BBVA-SABADELL

Todos contra la OPA

Tras la negativa del consejo de administración del Banco Sabadell a una fusión amistosa, BBVA se ha dirigido a los accionistas para adquirir el control mediante una compra

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Oficinas del Sabadell y BBVA en el paseo de Sant Joan de Barcelona.

Oficinas del Sabadell y BBVA en el paseo de Sant Joan de Barcelona. / FERRAN NADEU

Tras la negativa del consejo de administración del Banco Sabadell a una fusión amistosa, BBVA se ha dirigido a los accionistas para adquirir el control mediante una OPA. Es una opción arriesgada y en campaña electoral. En España, solo hay un precedente de OPA entre bancos. Fue del Banco de Bilbao sobre Banesto en 1987. Fracasó por motivos formales. Otras operaciones como las compras de Banesto y Banco Popular por Banco Santander no fueron opas. Fueron saneamientos bancarios tutelados por los supervisores.

En la Unión Europea disponemos de una regulación madura en materia de opas que también se aplica al sector bancario. La OPA es una apelación al mercado que pone en marcha un mecanismo transparente, de subasta al alza, que comienza con el anuncio de la operación y culmina con la respuesta de los accionistas, tras recibir las correspondientes autorizaciones del Banco Central Europeo y de la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia. En defensa de los intereses públicos, estas instituciones velan por la estabilidad del sistema y la concurrencia en el mercado.

En el caso de opa del BBVA sobre el Sabadell nada parece indicar que haya problemas de solvencia. BBVA es una plataforma global con un buen sistema de Open Finance. Con la opa amplia al Reino Unido su negocio exterior y consolida su banca minorista, en particular el crédito a pymes. A su vez, Sabadell es un buen banco mediano que carece de los medios y capacidades para operar como plataforma global. Es cierto que se puede mantener como banco de empresas. Pero son sus accionistas a quienes corresponde decidir si aceptan la opa y se integran en el BBVA, o la rechazan y siguen siendo partícipes de un banco regional. Es probable que las gestoras de fondos ya se hayan decantado a favor de la opa. Son accionistas significativos con los que se contacta antes de lanzar este tipo de operaciones.

Riesgo de exclusión financiera

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El punto más polémico de la opa es el de la limitación de la competencia con riesgo de exclusión financiera. La opa sobre el Sabadell concentra un mercado ya oligopolístico. Los tres grandes bancos ya copan dos tercios del sistema. Pero no olvidemos que quien debe valorar el impacto en la competencia de esta concentración bancaria es la CNMC. En 2021, ya autorizó una operación con mayor impacto en la competencia que la opa del BBVA. Se trata de la absorción de Bankia por CaixaBank, tercera y cuarta entidad bancaria de España. Se identificaron entonces los municipios en los que la fusión podría alterar más la competencia y se tomaron medidas para evitar la exclusión financiera. Con este precedente, bien podría la CNMC condicionar la opa del BBVA sobre Sabadell a la adopción de medidas similares para mantener la competencia y el acceso a los servicios financieros. De esta forma se diluye el riesgo de que la opa dañe la competencia del sistema. En suma, desde el punto de vista técnico, la opa puede salir adelante. Cuestión distinta es el riesgo político agudizado en campaña electoral.

Según el Gobierno, la OPA puede tener "efectos lesivos" al aumentar la concentración bancaria, y podría tener un impacto negativo en el empleo y en la prestación de servicios financieros. A su vez, los gobiernos de Cataluña y Valencia también han expresado su malestar. De hecho, la polarización de la campaña electoral en Cataluña se ha tomado una pausa con motivo de la opa. Todos están contra la OPA. Es curioso el consenso que existe entre los partidos políticos en su visión negativa sobre la opa. No confían en el mercado ni en las autoridades que velan por la estabilidad y la competencia. ¡Una pena! Necesitamos más mercado y más confianza en las instituciones. Una vez garantizada la estabilidad y la libre concurrencia, dejemos que sean los accionistas quien decidan donde invierten su dinero. ¡Qué hable el mercado! La prohibición de la fusión por parte del Gobierno sería una mala noticia para los mercados y la inversión extranjera. ¿Qué ocurriría si llega un gran banco extranjero y mejora la oferta? En este caso, ¿también se protegería el carácter regional del Banco Sabadell?