MOVIMIENTOS ACCIONARIALES

La Caixa empuja una revolución en Naturgy y se rearma como escudo de empresas estratégicas españolas

Criteria impulsa un nuevo orden en la energética abriendo la puerta a un gran socio que sustituya a uno o varios de los grandes fondos en el capital para frenar las tensiones internas y blindar el control del grupo.

Isidro Fainé, presidente de la Fundación La Caixa.

Isidro Fainé, presidente de la Fundación La Caixa. / FUNDACIÓN LA CAIXA

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Naturgy encara una nueva sacudida interna. La compleja gobernanza que provoca la convivencia de grandes accionistas con muy diferentes perfiles vuelve a provocar un terremoto. CriteriaCaixa, el brazo inversor de la Fundación LaCaixa y máximo accionista de la energética, ahora se moviliza para reordenar el capital del grupo, dar entrada a un nuevo gran socio y facilitar así la salida de uno o varios de los fondos ahora presentes en el accionariado una vez cumplido su ciclo inversor en la empresa.

Criteria, el holding presidido por Isidro Fainé, ha reconocido mantener conversaciones, aún preliminares, con un potencial grupo inversor para sellar un acuerdo para controlar Naturgy tras la compra de una participación significativa, para lo que negocio con varios de los accionistas de referencia actuales, confirmando la información avanzada por La Vanguardia, que apuntaba como candidato a nuevo socio a un grupo o un fondo procedente de Emiratos Árabes.

El universo empresarial de LaCaixa confirma su compromiso de mantenerse a largo plazo en el accionariado de Naturgy y busca dar estabilidad accionarial al grupo frenando las tensiones internas de los últimos años, al tiempo que blinda el control y la españolidad de la energética. Un movimiento que provocará una revolución total en la compañía energética y que cuenta con el plácet inicial del Gobierno para proteger a una empresa que se considera estratégica para los intereses nacionales.

La sacudida accionarial que viene

Naturgy, primera gasista española y la tercera mayor eléctrica, tiene como grandes accionistas a un grupo español con vocación industrial y de permanencia (CriteriaCaixa, mayor socio con un 26,7%) y tres fondos de inversión extranjeros, en principio con distintas sensibilidades estratégicas y diferentes objetivos inmediatos: el británico CVC (20,7%), el estadounidense GIP (20,6%), en vías de ser absorbido por el gigante BlackRock, y el australiano IFM (15%). Dos de los tres fondos son los candidatos a ceder su participación para dar entrada a un nuevo socio.

El fondo GIP entró en el accionariado de Naturgy hace siete años (con la compra de un 10% en manos de Repsol y otro 10% de Criteria) y el tándem de CVC y la familia March lo hizo hace seis años (quedándose con el último 20% que aún tenía Repsol), con lo que se da por completado el ciclo inversor que suelen tener las participaciones de este tipo de fondos. A lo largo del último año se daba por hecho el interés de ambos fondos de monetizar sus milmillonarias plusvalías latentes, por los dividendos acumulados en este periodo y por la revalorización en bolsa que registraban sus participaciones (compraron a 19 euros por acción y la cotización bursátil el pasado diciembre superaba los 27,5 euros).

En lo que va de año el valor de Naturgy se ha hundido, llegando incluso a perder la cota de los 20 euros por acción, lo que ha hecho saltar las alarmas entre los accionistas y reactivando las tensiones internas que parecían que se habían conseguido apaciguar, tras los choques por la opa no solicitada de IFM hace dos años y su peso creciente en el capital; por el fiasco del proyecto de segregar el grupo en dos sociedades (el malogrado Proyecto Géminis que chocó con la crisis energética y el rechazo frontal del Gobierno); y por el fallido nombramiento el pasado verano de un consejero delegado para repartir las funciones ejecutivas ahora totalmente concentradas en la figura del presidente, Francisco Reynés. El escaso capital flotante cotizando en bolsa (apenas un 13%, dada las grandes participaciones en manos de los principales socios institucionales) ha castigado la evolución bursátil, sobre todo tras la reciente exclusión de Naturgy de los índices de Morgan Stanley precisamente por su escasísimo ‘free float’.

CriteriaCaixa reconoce conversaciones para “explorar alianzas con posibles socios” para profundizar en la transformación de Naturgy acelerando su apuesta por la transición energética y “contribuir a la recomposición de su accionariado bajo diferentes fórmulas”, pero siempre con el brazo inversor de la Fundación LaCaixa como socio de referencia en la energética. Los escenarios para la entrada de un grupo procedente de Emiratos Árabes están abiertos, desde la compra de la participación de sólo uno de los fondos que pretenden salir (tomando así en torno a un 20%) a la toma de los paquetes de ambas firmas, lo que obligaría a lanzar una opa sobre la totalidad del capital de la energética al superar la cota del 30% que establece como tope la regulación actual.

Blindar empresas estratégicas

CriteriaCaixa lleva tiempo reivindicándose como el último bastión inversor español con vocación industrial, de socio estable y a largo plazo, y con interés en seguir creciendo en este ámbito. Y lleva tiempo deslizando que echa de menos que otros grupos nacionales le acompañen en esa tarea. Criteria, que bebe de los dividendos de sus participadas para alimentar la acción social de la Fundación LaCaixa, es el principal accionista de CaixaBank, de Naturgy, ahora de facto también de Telefónica, del grupo de parkings Saba, está presente en Cellnex, en Agbar…

En los últimos meses Criteria se está confirmando como gran escudo de empresas estratégicas españolas para blindar su autonomía y para protegerlas frente a intereses foráneos o de escenarios de inestabilidad accionarial. Ya sea en connivencia con el Gobierno o por pura confluencia de intereses en cuestiones de Estado, lo cierto es que el holding de la Fundación LaCaixa se ha movilizado en pleno terremoto accionarial de Telefónica, elevando su participación hasta el 5% (al que se suma de facto el 2,5% de momentos en manos de CaixaBank), mientras el Gobierno entraba en el capital de la teleco (ya con un 5% y con el objetivo de alcanzar un 10%) para contrarrestar la irrupción de Arabia Saudí y su plan de colocarse con un 9.9% en la compañía. El resultado es que la Sociedad Estatal de Participación Industriales (SEPI), Criteria y BBVA (con su 4,98%) podrán conformar un nuevo núcleo estable de accionistas españoles en Telefónica frente a la operadora Saudi Telecom (STC).

Tras el movimiento de calado en Telefónica, CriteriaCaixa confirma ahora también estar liderando los movimientos accionariales en Naturgy y en los mercados financieros se coloca al grupo comandado por Isidro Fainé como uno de los posibles participantes en la eventual contraopa que busca impulsar el Gobierno para blindar al fabricante ferroviario Talgo frente a la adquisición pretendida por la húngara Magyar Vagon.

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Vamos a reforzar nuestra presencia en empresas estratégicas españolas”, reconoció esta misma semana Ángel Simón, el nuevo consejero delegado de CriteriaCaixa, y que en los ambientes financieros se coloca como uno de los facilitadores de la fluida relación actual del grupo inversor con el Gobierno de Pedro Sánchez.

Los planes de CriteriaCaixa pasan por asentar sus participaciones o por tomar nuevas posiciones accionariales en sectores económicos que considera estratégicos para el país, singularmente la banca, las telecomunicaciones, las nuevas tecnologías la energía o el agua. “Los sectores estratégicos van a ser básicos”, explicó Simón, hombre de plena confianza de Fainé y al que en el ámbito de la política catalana tradicionalmente se le ha situado con cierta cercanía al PSC. “A nosotros nos gustan empresas con accionariados estables, con vocación de largo plazo y con un management de primera calidad”, zanjó. Y parece dispuesto a garantizar que algunas grandes compañías nacionales cumplan todos los requisitos.