Industria

España sigue lejos de sus aliados en gasto en Defensa

Los países de nuestro entorno han incrementado sus programas de modernización a mayor ritmo

Un cañón autopropulsado español del Ejército participa en unos ejercicios en Letonia el pasado 13 de marzo.

Un cañón autopropulsado español del Ejército participa en unos ejercicios en Letonia el pasado 13 de marzo. / M. DEFENSA

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Desde los años cincuenta, España ha gastado en su Defensa mucho menos que nuestros aliados de la OTAN. Y, desde que comenzó este siglo, y especialmente después del estallido de la guerra de Ucrania, este diferencial, lejos de estrecharse, se ha ensanchado, ya que todos los países han incrementado sus programas de modernización más que nosotros.

España, después de un crecimiento vertiginoso del presupuesto de inversiones en Defensa en 2022 y 2023, gastará con el presupuesto prorrogado un 1,2% del PIB, frente a la media de los países de nuestro entorno y comparables por nuestro peso económico del 1,8% del PIB. Es decir, tenemos un 'gap' negativo de 8.000 millones de euros. Para alcanzar el 2% del PIB a finales de la década, tal y como nos hemos comprometido con nuestros aliados de la OTAN, deberemos llegar a un presupuesto de 27.000 millones de euros, de los que un 50% serían para inversiones. De esta manera duplicaríamos la demanda de sistemas de Defensa de 2023.

En estos momentos, la guerra de Ucrania ha disparado la inversiones en Defensa, que pasaron de una media de 3.200 millones entre 2019 y 2021 a 4.258 millones en 2022 y 7.365 millones en 2023, cifra que será similar a la de este año 2024. Sin embargo, en 2024 estamos más lejos que en 2020 de nuestros vecinos, de nuestros aliados y de las grandes potencias totalitarias. Solo Estados Unidos invertirá 450.000 millones de dólares en nuevos sistemas en 2025, cuatro veces más que todos los países de la Unión Europea unidos y 60 veces más que España.

La industria resiste

Sin embargo, la industria española no está ni mucho menos en el vagón de cola de Europa, como de las cifras de inversión debería inferirse. La razón de que las industrias españolas hayan sobresalido sobre los bajos niveles de inversión en Defensa se debe a tres razones. En primer lugar, los grandes contratos de modernización se lanzaron con la fórmula de financiación que denominamos programas especiales (destinados al desarrollo y fabricación de equipos y sistemas de armas) que obligan a un contratista nacional industrial que reciba los anticipos del Ministerio de Industria. En estos 25 años se han firmado contratos con este sistema de financiación parcial por casi 70.000 millones de euros, a una media de 2.500 millones al año.

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El segundo punto es que la cantidad pendiente de amortizarse al Ministerio de Industria se encuentra actualmente en los 20.000 millones, aproximadamente. Estos programas, gracias a la legislación que permitía exigir cooperación industrial a los proveedores extranjeros de los componentes y sistemas principales de las plataformas, permitieron alcanzar un nivel de nacionalización del 70% de media. Y, en tercer lugar, al basarse gran parte de las exportaciones como Eurofighter y A-400 M en programas cooperativos financiados por países con niveles de gasto mayores, la industria sobrevivió a unos presupuestos de inversión nacional por debajo de los 1.000 millones de euros entre los años 2012 y 2016.

De estos 70.000 millones, los mayores beneficiados han sido Airbus con un 50% y Navantia con un 20%. Indra obtuvo una cantidad muy inferior, pero ha sido un gran beneficiado ya que alrededor de un 70% de su producción de Defensa tiene como clientes a Navantia, Airbus y General Dynamics, nuestros tres plataformistas y tractores de la industria.