Círculos concéntricos

El eterno vía crucis argentino

Población: 45,8 millones. 18,7 millones ciudadanos reciben dinero del Estado. 3,8 millones de empleados públicos. 6,2 millones trabajan en el sector privado. El peso en caída libre y la inflación disparada

Los candidatos Milei y Massa votan durante las elecciones en Argentina.

Los candidatos Milei y Massa votan durante las elecciones en Argentina. / EFE

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Rubén Celaya lleva treinta años haciendo negocios con Argentina. Siempre en el sector pesquero. La empresa familiar, Arbumasa, fue vendida al grupo chino Dalian Huafeng en 2017, quedándose él como CEO de una de las filiales de esta empresa, ACE Marítima Austral. Conoce aquel país como pocos españoles y tiene una recomendación para quien piense en invertir allí: "En Argentina sí se pueden hacer negocios siempre que el mercado sea argentino. Nunca para exportar, sería de kamikazes". Celaya -marido de la ex ministra del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Cristina Garmendia- resume: "¿Cómo se puede sobrevivir en un lugar donde los costes suben día sí, día también, debido a la inflación y a la constante devaluación de la moneda local?".

¿Qué hacer en un país que vuelve a estar cerca del colapso? La presencia de España en Argentina aumentó exponencialmente en la década de los noventa con las privatizaciones realizadas por el Gobierno de Carlos Menem. Eran épocas de milagros y crecimiento gracias al mantenimiento de un sistema que aguantó artificialmente, hasta su explosión, la paridad entre un dólar y un peso. En aquella época, Argentina era uno de los países más caros del mundo. Un café valía tres dólares de entonces.

La crisis de comienzos de siglo (corralito, estado de sitio, fin de la paridad, más suspensión de pagos y paso al movimiento kirchnerista) generó la huida de muchas empresas internacionales y expropiaciones, como la de la filial de Repsol, YPF, que aún colea en los tribunales. Algunas pocas compañías, desde la banca hasta Indra y la aseguradora Mapfre decidieron seguir.

Entre ellas, Prosegur, empresa de origen familiar con raíces argentinas que no abandonarán. Afirman sobre sus negocios allí: "Acabas adecuándote a la situación. Sabes que detrás de la devaluación viene la inflación, el aumento de costes y de precios". Un 15% del negocio de la empresa controlada por la familia Revoredo-Gut procede del país austral, representando la división de transporte de moneda la principal fuente de ingresos. ¿El futuro? "Absolutamente impredecible. Si gana las elecciones presidenciales el candidato peronista Sergio Massa (ministro de Economía) puede haber devaluaciones graduales y si gana Javier Milei (candidato libertario), podría haber una sola devaluación dura. La dolarización que éste pide es imposible. Se necesitarían 45.000 millones de $ en efectivo que no se pueden imprimir".

Santander, con 11.500 millones de euros de activos al cambio en julio, se mantiene como cuarto banco en Argentina, y BBVA (8.616 millones) es el sexto. En ambos casos y en todos los parámetros bancarios, el negocio en Argentina representa menos del 5% de ambos grupos. En el primer semestre del año, un 2,5% de los beneficios procedieron de Argentina en caso de BBVA y un 4,8% en el de Santander. Mapfre lleva 40 años en ese país, donde cuenta con 200 millones en primas y 400 empleados. "La hiperinflación condiciona nuestra estrategia allí", afirman desde la aseguradora.

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Telefónica (tras ver como quemaban sus cabinas en la calle hace veinte años) sobrevive. Hasta un 5% de sus ingresos proceden del país. Al cierre de esta edición está a la espera del resultado de la subasta de una polémica concesión de espectro radioeléctrico de 5G a la que optó.

Una de las empresas españolas que más apuesta por Argentina es el grupo de supermercados Dia. Ha abierto su tienda número mil. Se comparan con las 5.700 que tiene el grupo. La facturación en Argentina representa un 19% del total. En Dia muestran su confianza: "Este año hemos tenido un desempeño operacional muy positivo en un contexto macroeconómico difícil". Optimistas aún hay. El 19 de noviembre, los argentinos decidirán entre más de lo mismo o un experimento ultraradical.