OPINIÓN

Mujeres en el Ibex: un día no será necesario hacer este reportaje

Al partir de casi cero, las grandes empresas españolas han avanzado a la hora de incorporar a mujeres en sus consejos de dirección y administración

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Ana Patricia Botín (Banco Santander), Marta Ortega (Inditex), María Dolores Dancausa (Bankinter) y Beatriz Corredor (Redeia)

Ana Patricia Botín (Banco Santander), Marta Ortega (Inditex), María Dolores Dancausa (Bankinter) y Beatriz Corredor (Redeia)

Espero que llegue un día en que carezca de sentido presentar una portada como la que ofrecemos esta semana en activos. El género no debe ser motivo de cuotas en ningún sitio. Ni en un hospital ni en el consejo de administración de una empresa. No tendría que haber recomendaciones ni obligaciones. Que las empresas y otro tipo de instituciones decidan libremente cómo gestionar la diversidad. Al final, será el cliente quien valorará en qué gastar su dinero. En un mundo donde cada día se valora más la transparencia, todo se acaba sabiendo. Buenas y malas prácticas. Con la reputación no se puede jugar ni tampoco maquillar.

Un ejemplo que me quedó grabado para siempre. A finales de los años 90, la empresa mundial líder en cosmética, L’Oréal, invitaba anualmente a periodistas de medio mundo a París para la presentación de resultados. Ante la prensa se presentaba el equipo directivo. Fui en un par de ocasiones. No había ni una sola mujer. Al siguiente, una mujer como directora de recursos humanos. A pesar de tener como mayoría de clientes a las mujeres y como primera accionista a una señora, Liliane Bettencourt (fallecida en 2017), los hombres mandaban en la multinacional. Aquella imagen tan masculina chocaba. Recuerdo comentarlo con una persona del equipo de L’Oréal España, hombre, que sonrió. No había excusas. Hoy, de los 19 miembros del consejo ejecutivo del grupo francés, seis son mujeres, incluyendo la número dos, Barbara Lavernos. Algo de avance ha habido en 25 años. Quizá no el suficiente. Mejor es la situación en el consejo de administración del grupo: hay siete mujeres de 16 miembros. Una de ellas, además, es española: Belén Garijo. Es CEO global del grupo farmacéutico alemán Merck y, también, consejera del BBVA. Hasta la fecha ha sido más fácil que una directiva española, como el caso de Garijo, haya impulsado su carrera dentro de una empresa multinacional que en una empresa local. Farmacéuticas y tecnológicas son ejemplos.

Méritos o cuotas

La presencia de las mujeres en los consejos de administración y comités ejecutivos de las empresas genera todo tipo de opiniones. Todas las mujeres que ocupan estas posiciones y a quienes he preguntado me han respondido siempre lo mismo: "No quiero que se me considere una cuota. Estoy aquí por mis méritos".  

Con todo, los datos no yerran. La presencia de las mujeres en los consejos de administración españoles del Ibex 35 es cada vez mayor. Lentamente se está acercando a la cuota del 40% de media recomendado por la CNMV. Hay incluso 14 mujeres que repiten posición como independientes. Si a esta lista se le agregara la de empresas cotizadas que no forman parte del Ibex e incluso no cotizadas, existen consejeras múltiples. Es un fenómeno que ocurre también con hombres. Merecería meditar sobre si es positivo o no. La lista, seguro, irá incrementándose. Allí donde hay mayor desigualdad es en las cúpulas de las compañías. Solo hay tres mujeres que sean presidentas. En dos de estos casos, Ana Botín (Banco Santander) y Marta Ortega (Inditex) ha influido el apellido. El tercero, Beatriz Corredor (Redeia, ex-Red Eléctrica) es nombramiento político. Corredor, registradora de la propiedad, fue ministra de Vivienda en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de 2008 a 2010. La única consejera delegada del Ibex 35 es María Dolores Dancausa, de Bankinter.

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¿Por qué esta escasez? En el mundo directivo prevalece el darwinismo. Salvo casos excepcionales, es una carrera a largo plazo, intensa y sin lugar al descanso. Una subida de escalones ya sea dentro de la empresa o formando parte del mercado de fichajes, pero que se inicia en las carreras universitarias y en las especialidades de grado. La literatura empresarial relacionada con el papel de la mujer en la empresa ha abordado el tema desde todos los puntos de vista. En el análisis, un común denominador: el techo de cristal que se produce en la carrera de una profesional a partir de los 30 años, edad en la que suele producirse la maternidad y genera un paréntesis. Es en este punto donde el hombre la adelanta en la carrera. ¿Cuántas mujeres han decidido sacrificar su carrera por la familia? ¿Qué implicaciones sociales ha supuesto?

En activos defendemos la tesis de que allí donde hace falta avanzar mucho más es en los consejos de dirección. Del estudio realizado esta semana en las empresas del Ibex se concluye que solo un 22% de los cargos de alta dirección los ocupan mujeres. Una cifra que en algunas compañías es cero. Queda mucho por mejorar.