Ecosistema 'blockchain'

Arte digital: el activo favorito de los millennials

Este mercado, que eclosionó en pandemia, se presenta como una opción interesante para aquellos que invirtieron en criptomonedas y que ahora buscan valores menos volátiles

Una obra replicada en una fachada de Madrid, que Obilum Art venderá en formato NFT

Una obra replicada en una fachada de Madrid, que Obilum Art venderá en formato NFT / 'activos'

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La historia de la humanidad puede recorrerse en su totalidad a través del arte, que ha plasmado era tras era su carácter y progreso. Tanto es así que incluso la revolución tecnológica de nuestros días se refleja en una tendencia artística en auge. Se trata del arte digital, una evolución natural del clásico, que causa furor entre la generación millennial. En algunos casos por su estética; en otros, por su valor como inversión.

Pero el arte digital no es algo nuevo. Surgió en la década de los 60 y se potenció en los 80, con la llegada de internet. Aunque por entonces no tenía valor monetario, porque era imposible demostrar su autoría: las piezas podían replicarse una y otra vez. Esto ha cambiado, con las posibilidades que ofrece la tecnología blockchain. Para que adquiera un valor monetario, el arte digital toma forma de NFT (del inglés non-fungible token). Son piezas a las que se les asignan un certificado digital de autenticidad que las verifica como obras únicas, de las que se registra su valor de partida y las sucesivas transacciones.

Claro paralelismo

Y a esto es precisamente a lo que se dedica la recién nacida plataforma española Obilum Art, propiedad de ioBuilders. "Los NFT son la forma más lógica de comprar, vender, coleccionar e intercambiar arte digital", sostiene su cofundadora y codirectora, Carmen Ballesta. Esta licenciada en Derecho e Historia del Arte asegura que existe un claro paralelismo entre el mundo del arte físico y el digital. Tradicionalmente, quien tenía dinero lo invertía en cuadros, un activo cuyo valor se mantiene estable y que hasta aumenta, por ejemplo, con la muerte del autor. Ahora, quien tiene patrimonio, también en forma de criptomoneda, puede decidir invertirlo en arte digital.

Ballesta augura un crecimiento del sector. De hecho, la plataforma tiene previsto invertir 750.000 euros en tecnología en 2023 y cuenta con vender obras por valor de cinco millones de euros en los próximos tres años. De momento, las obras que han vendido durante sus dos meses largos de vida han oscilado entre los 3.000 y los 4.000 euros. Y siempre han incluido un suplemento de la obra en físico.

Para vender a través de esta plataforma, el autor pasa el filtro de comisarios de arte. "Estamos muy seguros de los artistas que incluimos", afirma la directora. De cada venta, la empresa se queda menos del 50%. "En el arte tradicional, las galerías se llevan la mitad de la venta", incide. Y, además, "este arte gusta mucho más a los millennials". "Una obra digital llama mucho la atención. Las exposiciones ya se han llenado de pantallas", concluye la cofundadora de Obilum Art.

Tormenta perfecta

Las inversiones en arte digital se dispararon entre 2020 y 2021, año en que un autor, Mike Winkelmann (más conocido como Beeple) llegó a vender su obra (en forma de NFT) por 69 millones de euros, convirtiéndose en la pieza de arte digital más cara de la historia. Este es solo un ejemplo de los precios desorbitados que llegaron a alcanzar las obras de arte digital, cuando se formó una tormenta perfecta entre las casas de subastas, que buscaban diversificar productos y ventas, y los inversores en criptomonedas, que tras el auge de estos activos y su conocida volatilidad, estaban deseosos de encontrar un valor refugio que protegiera sus inversiones.

Las piezas se han llegado a convertir en un caramelo para especuladores. Una se vendió por 69 millones

En esta coyuntura, comenzaron a surgir artistas que creaban obras de forma rápida para sacar una rentabilidad estratosférica e inversores que no tenían demasiado conocimiento de arte y que compraban obras "de dudosa calidad, que se dejaban llevar", relata Pau Waelder, investigador colaborador de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

¿Qué tan seguro es invertir?

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Con este boom de las NFT, alrededor del arte digital se generó un mercado de especulación que, sin embargo, ya se ha estabilizado, gracias en parte a la progresiva caída del valor de las criptomonedas. Aunque no por ello se ha hundido su precio. Según los dos expertos consultados por ‘activos’, el arte digital ya está igual de valorado que el tradicional. Son complementarios, de facto. Prueba de ello es la venta de la NFT Casa Batlló: Living architecture, del conocido artista digital Refik Anadol e inspirada en la famosa e histórica fachada barcelonesa, que fue subastada en mayo del año pasado por 1,38 millones de dólares.

Sin embargo, las recomendaciones de los expertos pasan por invertir en arte digital con conocimiento, fijándose en artistas con una carrera consolidada, y teniendo en cuenta que la inversión en arte no sirve si lo que se busca es liquidez inmediata. Eso sí, Waelder advierte de que el ámbito del arte "resulta muy complicado y su valor es a largo plazo. Hay que preservar las obras como valor cultural, no tan monetario". Pero Ballesta asegura que invertir "en arte digital es algo tan pionero que está a prueba de la inflación y va a dar muchas alegrías en un futuro".