COMERCIO INTERNACIONAL

China se crece en África mientras Europa resuelve su problema con la energía

El gigante asiático saca partido de su competitividad y su influencia para hacer negocios en una región en la que le está ganando la partida al viejo continente

Xi Jinping, presidente de la República Popular China

Xi Jinping, presidente de la República Popular China

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China se agiganta en África. Mientras Europa y Estados Unidos tratan de resolver los problemas derivados de la crisis de la energía, la segunda potencia económica mundial extiende su influencia sobre una de las zonas del mundo con más progresión económica al convertirse en su mejor socio comercial y en su mayor proveedor exterior de financiación, especialmente en la construcción.

El país de Xi Jinping proporciona actualmente muchos más fondos para infraestructuras a consorcios público-privados africanos que las instituciones financieras de desarrollo occidentales (DFI, por sus siglas en inglés), según un informe del banco de inversión Mirabaud. En 2020, el gigante asiático proporcionó el 15% de la financiación total necesaria para las principales construcciones puestas en marcha, más de 55.000 millones de euros. A la hora de financiar proyectos, por delante de China, estaban la iniciativa privada africana, que financiaba el 18%, y el sector público africano, que se encargaba del 34%. Pero China está presente también en la ejecución de estas obras, no solo en su financiación: el 31% de los proyectos  de infraestructuras, 121, fueron llevados a cabo por empresas chinas, que gestionaban más que las compañías africanas, que dirigían el 29%, según publicó Deloitte en su informe Managing supply chain risk and disruption in capital projects Africa Construction Trends Report 2020.

La fortaleza económica china es determinante en este escenario. Sin embargo, el rol del gigante asiático en África también se explica en buena medida por la competitividad de sus constructoras, según Mirabaud. La mayor parte de todas estas operaciones se han desarrollado dentro de los sectores transporte, energía e inmobiliario.

China siente predilección por África desde hace unas décadas. Ya en los años 70 Mao Zedong financió con 570 millones de dólares la construcción de un ferrocarril entre Zambia y Tanzania, un proyecto que superaba la suma del valor de todas las inversiones chinas fuera de sus fronteras hasta aquel momento. Se sentó un precedente: desde entonces se han financiado más de 500 grandes proyectos de infraestructura, como centrales eléctricas, líneas de ferrocarril o puertos. De los 231 puertos comerciales que tiene África, 61 han sido construidos por empresas chinas, según el Instituto Estadounidense de Estudios Asiáticos (NBR).

China también ha construido, entre el año 2000 y el 2020, más de 13.000 kilómetros de vías férreas por todo el continente, como las que unen Dakar con Bamako, de más de 1.200 kilómetros; Lobito con Luau, de más de 1.300; o Tanzania y Zambia, de 1.860 kilómetros. Pero también unos 100.000 kilómetros de carreteras, 1.000 puentes, 100 puertos y más de 80 instalaciones eléctricas a gran escala, además de 130 instalaciones médicas, 45 instalaciones deportivas y más de 170 escuelas.

China, principal proveedor

Pero, más allá de ejecutar y financiar obras e infraestructuras, China se ha convertido también en el principal socio económico de África. El volumen de comercio entre ambos pasó de 930 millones de euros en 1992 a 11.200 en 2002 y a más de 93.300 millones en 2008, año en el que superó a Estados Unidos. Pekín calcula que en 2035 esta cifra podría alcanzar los 280.000 millones de euros. Según datos de Statista, el valor de las exportaciones chinas hacia África ha pasado de 5.000 millones a 110.000 en estos últimos 23 años.

Si se atiende al comercio por países, ya en 2022, China fue el proveedor mayoritario de bienes para más de 30 naciones africanas, mientras que en el año 2000 lo era sólo para cuatro países: Sudán, Gambia, Benin y Djibouti. Al mismo tiempo, las exportaciones de los países africanos a China también han aumentado, aunque a menor ritmo: alcanzaron 62.000 millones de dólares en 2020. En concreto, la creciente demanda de materias primas de China ha sido satisfecha en parte por África, con exportaciones valoradas en 14.000 millones en 2020.

Francia, parte perdedora

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Este avance de China en África se ha producido especialmente en detrimento de Francia. El país galo ha pasado de ser el principal proveedor de 18 países africanos en el año 2000 a seis en 2020, lo que también coincide con la inversión en su balanza comercial, que tiene un saldo desfavorable desde el año 2000 que se ha incrementado ejercicio tras ejercicio y que ha cerrado en 2022 con una diferencia en negativo de 189.000 millones de euros.

En paralelo, esa pérdida de importancia de Francia en el comercio a escala global es uno de los factores que más recelos ha despertado entre los sectores nacionalistas franceses. Éric Zemmour, el polémico candidato a presidir el Elíseo en las pasadas elecciones legislativas, cuantifica en un millón los empleos destruidos por la competencia de las empresas chinas desde la entrada del país asiático en la Organización Mundial del Comercio en 2001. Tanto Zemmour como el partido Reagrupamiento Nacional, liderado por Marine Le Pen, ven en China una de las causas del “declive” francés.