¿Por qué hay jugadores que rinden estupendamente con España y en su club no son titulares? ¿Por qué hay futbolistas con buenos números en su equipo que no son convocados por la selección? Para entender esta situación hay que mirar a través de las gafas de cada entrenador y su estilo. En este caso, nos metemos en la piel de la RFEF y de su apuesta por una idea que conecta desde la Sub 15 hasta la absoluta. Es un sello y una manera de trabajar en la que todo tiene un por qué y donde nada se deja al azar o la casualidad. Cada jugador convocado responde a una necesidad concreta y a un perfil para representar el modelo de juego.

Horario y jornadas de la Selección en su camino a la Euro 2024.

Cuando Luis Rubiales se convierte en presidente de la Real Federación Española de Fútbol busca un director deportivo para que elija al seleccionador que desarrolle el fútbol que pretende que haga la selección española. El elegido es José Francisco Molina, quien en perfecta sintonía con el presidente, decide montar un modelo de juego para todas las selecciones. “Me junté con cada uno de los seleccionadores de las inferiores para hablar de la idea de juego que teníamos y a partir de ahí saber que tipo de jugador necesitábamos en cada posición para desarrollar el modelo”, explica Molina, en este cargo desde el verano de 2018. En estos cuatro años se ha desarrollado este estilo con una base común, “aunque cada entrenador le puede dar sus matices”, explica Molina.

Cuatro años después de su llegada a la dirección deportiva de la RFEF, Molina considera que “la implantación del modelo de juego ha sido algo natural porque los seleccionadores creen en ello. Estamos contentos con los resultados que estamos obteniendo y seguiremos evolucionando el modelo para que siga siendo competitivo y logre los objetivos”.

La mano derecha de Molina en las categorías inferiores es Francis Hernández, que coordina todas las selecciones juveniles hasta la Sub 21. Así recuerda Francis cómo desarrolló el modelo de juego que eligió Molina: “Realizamos un estudio general de la situación, mantuvimos las cosas buenas que se venían haciendo y comenzamos a crear y desarrollar otras para ayudar a ser una de las mejores federaciones del mundo en lo que a la parcela deportiva se refiere”, añade.

Esa contextualización supuso un minucioso y detallado trabajo durante cuatro meses hasta que se establecieron las conclusiones y se definió la mejor estrategia deportiva tras todo lo analizado: “A partir de ese estudio creamos este decálogo de intenciones y elaboramos un modelo de juego que nace del resultado histórico que ha tenido la Selección y del talento natural del futbolista español. Esta combinación nos hace creer que este es el camino correcto” para la filosofía y cultura española. Por las mencionadas diferencias culturales, dicho estilo no tiene por qué ser válido para todas las federaciones extranjeras… Cada federación debe encontrar el suyo basado en aspectos deportivos y culturales, según sea su sociedad y las características de los jugadores.

Cuando el tikitaka de Luis Aragonés se teoriza

A partir de datos, números, resultados y contextualización, se teoriza el modelo que está haciendo famosa a España desde hace ya una década y media. Francis explica este proceso: “El tikitaka estaba en el aire y nuestra tarea fue darle forma mediante un modelo de juego y un perfil de jugadores. Está representado tanto a nivel escrito como audiovisual y trabajamos todos los días para nutrir ese modelo y hacerlo mejor”. Es decir, hacer evolucionar el estilo por el que un día apostó Luis Aragonés hace ya 15 años. “Tenemos la suerte de poder elegir a los jugadores con el mejor perfil para representar nuestro modelo. Podremos estar equivocados o no en la elección, pero todo lo hacemos buscando la máxima eficiencia y rendimiento. Entendemos que de esta forma estaremos más cerca de cualquier objetivo que nos marquemos”, puntualiza Francis.

Partiendo de esta base y esta fórmula, tanto en la Selección como en las categorías inferiores “no se valora tanto el hecho de si un jugador es el mejor o no, sino si representa a la perfección nuestro modelo de juego. Hay jugadores que tienen perfiles para representar el modelo y en sus clubes hacen cosas diferentes, y al contrario. Todo ello está reflejado en una plataforma de almacenamiento de información escrita y audiovisual (Hudl), la cual nutrimos a diario”, señala el coordinador de las categorías inferiores de la Federación.

Un ejemplo que ayuda a conocer más el modelo

Seguramente, a estas alturas se tengan más claras las respuestas a las preguntas iniciales de este artículo, aunque los detalles exactos de qué se pide a cada una de las posiciones se lo guardan para ellos, “no nos importa compartir información, pero no debemos dar muchas pistas a los rivales”, comenta Francis.

Tan solo un detalle que pueden ayudar a que cada quien saque su conclusión:

¿Qué es lo primero que se busca de un lateral que vaya convocado a la Selección o sus categorías inferiores? “Quizás lo primero que se piense es que, además de buen defensor, en la Selección se pide que sea un gran llegador… Esa es una cualidad muy importante, por supuesto, pero hay otras también. Un lateral con buen pie, que sea capaz de darle continuidad al juego y mejorar la jugada cuando intervenga en ella, ya reúne una característica fundamental en nuestro modelo”, indica Francis.

El sistema minimiza al rival, le ahoga y le transforma

Y es que gracias a este modelo y estilo, tanto Molina como Hernández han comprobado cómo “se minimiza al rival. Por ejemplo, en la pasada Eurocopa, al único equipo al que Italia (campeona) no pudo someter fue a España y, de hecho, la Italia que vimos frente a España fue diferente al del resto de partidos. ¿Por qué? Nuestro estilo, donde uno de los objetivos es tener el balón, ahoga y minimiza al rival. Otro ejemplo más reciente: Portugal. ¿Alguien había visto a esta Portugal , con jugadores de tanto talento, corriendo detrás del rival durante tantos minutos? No están acostumbrados a ello. Todo es provocado por nuestro modelo y los jugadores que lo hacen posible”.

El compromiso de los futbolistas para cumplir con su cometido es algo clave. Cada uno es una pieza de un sistema conectado, de un equipo, y si falla dicho compromiso la efectividad del conjunto se reduce. Esta idea permite sacar el 100% de cada futbolista elegido porque las piezas que lo forman encajan a la perfección con el mismo. Convocar a un futbolista que no encaja en este modelo, por muy bueno que sea, no es garantía de éxito. Esta conclusión explica que lo que es bueno para el modelo de un club no tiene por qué serlo para el de la Selección (y provoca situaciones en las que el suplente en un club puede ser titular en la Selección y viceversa).

El modelo cuya cúspide es la Selección absoluta tiene peldaños conectados más abajo en las categorías inferiores de la Roja, en los que se pide lo mismo a los futuros profesionales. Además, desde la RFEF llevan trabajando los últimos años para que las federaciones Territoriales sean más protagonistas de este éxito colectivo compartiendo información y conclusiones para tratar de que se sumen al éxito de este modelo. Quizás de ellas venga el próximo Pedri, un perfil de jugador que escasea en el fútbol mundial.

Para que España meta gol en la final de un Mundial han de darse muchos pases de gol previos, no solo los de ese partido, la semifinal o cuartos de final… La RFEF entiende que la mejor manera de preparar ese remate final es a través del mencionado decálogo de intenciones que trata de hacer competitiva no sólo a una generación, sino a todo un país de futbolistas a lo largo del tiempo. El estilo de juego es la expresión de este decálogo, basado en la idiosincrasia y cultura de nuestro país. Detrás de todos los estudios y análisis de la Federación está el éxito de este estilo y su decálogo, que no es otro que el de exprimir al máximo en un campo de fútbol el modo de entender la vida de una sociedad, la española.