El viaje de Vicky: 300 kilómetros diarios de Soria a Burgos para tratarse el cáncer

Cinco de la tarde en El Burgo de Osma (Soria), en el corazón de la España vaciada. Como cada día desde el 15 de septiembre, Victoria Peña Ibáñez, 47 años, madre de dos adolescentes, apura los minutos. Ducha rápida y salto al coche: toca viajar al Hospital de Burgos para recibir radioterapia y finalizar la curación del cáncer de mama que le diagnosticaron a finales de 2020. Por delante, 146 kilómetros. De ida. Otro tanto de vuelta. Día tras día. Con el cuerpo machacado y el ánimo, eso sí, intacto por el momento. Un viaje que relata para El Periódico de España.

Para radiarse, Vicky, como todos la llaman, tiene que hacer casi 300 kilómetros diarios. En su hospital de Soria no existe una unidad donde tratarse. Y se queja. Porque la carretera es pesada. Y peligrosa. Primero la nacional, luego la autovía... Hora y cuarenta minutos desde El Burgo de Osma. Muchos viajes. Muchos días. Vicky, todo dulzura, se enfada cuando describe su trayecto. Al volante, Tony Sanz, su marido, fotógrafo improvisado de su duro recorrido diario hasta el centro hospitalario burgalés.

"Nuestros cuerpos están dañados, doloridos, cansados. ¿Es que somos ciudadanos de tercera?", clama desde su localidad, algo más de 5.000 habitantes, donde regenta un herbolario que, cosas de la vida, ha tenido que dejar en otras manos, para centrarse en superar un cáncer que, admite, le ha echado encima veinte años de vida. “Ya no soy la misma”, reconoce.

Victoria da un paso al frente no sólo por ella. También por los centenares de pacientes que cada día están en su misma situación. Quiere que en su ciudad, Soria, a 60 kilómetros de su pueblo, tengan las mismas oportunidades que en el resto de España. Que tener que desplazarse para recibir un tratamiento a otra localidad, a otra provincia, no sea lo normal.

Su viaje arranca sobre las cinco porque sus sesiones en Burgos son de tarde: a las siete. Los días buenos llega a casa en torno a las 21.30. Los que hay más pacientes, y más demora para entrar a la cabina -algo que suele ser habitual porque las ambulancias al hospital de Burgos “llegan llenas”-, pueden pasar de las diez de la noche cuando aparcan en su casa de El Burgo. Derrengados.

Los puntos negros del cáncer

La mitad de los nuevos cánceres diagnosticados necesita ser tratado con radioterapia. Las sesiones en sí duran muy poco. "Desde que te llaman, entras a cabina, te pones la bata, te ponen la máquina y te vuelves a vestir, son unos veinte minutos. La máquina serán ocho o diez minutos. El resto del tiempo se va en los preparativos. Somos tanta gente que siempre toca esperar", explica Victoria sobre su estancia diaria en el hospital de Burgos.

En la España de 2021 todavía hay centenares de pacientes, que como Vicky desde Soria, deben emprender largos viajes para curarse porque en sus provincias no existen unidades para administrar el tratamiento. Sucede en Soria, Palencia, Teruel, Huesca, Ceuta... También en Segovia, Ávila, El Bierzo (León).

Este 19 de octubre se celebró el Día Internacional de Cáncer de Mama. Las ciudades se iluminaron de colores y Vicky, diagnosticada con uno de los tumores más frecuentes entre las mujeres españolas, comenzó su via crucis diario.

25 sesiones de radio

Victoria relata su rutina diaria hasta que finalice el tratamiento, este próximo 22 de octubre: "Por las mañanas te levantas e intentas hacer tu vida: la casa, ir a por el pan... Mis hijos van ya al Instituto e procuro comer con ellos. Luego, ya entran las prisas por el viaje. Me echo un poco de siesta para descansar pero, cuando quiero empezar a adormilarme, suena la alarma porque tengo que ducharme. Parece una tontería pero tenemos que ir recién duchados. Durante el día nos tenemos que dar un montón de cremas pero a la máquina hay que llegar limpia. Y métete en el coche dos horas...", relata.

Soria es uno de los puntos negros del mapa español. Poblaciones donde los hospitales no cuentan con unidades de radioterapia -dotadas con unas máquinas llamadas aceleradores lineales- lo que obliga a los enfermos a recorrer largos trayectos para recibir sus sesiones en otras provincias. Decenas de kilómetros por delante que pueden hacer en ambulancia o, si se tiene medios, en sus coches particulares. Desplazamientos costosos e incómodos. Demasiado largos.

Según los últimos datos del Sistema Europeo de Información del Cáncer (ECIS, por sus siglas en inglés), en 2020 se diagnosticaron 34.088 casos de cáncer de mama en nuestro país. Es el tumor más común entre las mujeres por delante del cáncer colorrectal, de útero, de pulmón y de ovario. Vicky forma parte de las estadísticas.

Soria es uno de los puntos negros del mapa español del cáncer

Victoria Peña quiere que se sepa que no todos los pacientes tienen las mismas oportunidades y que, en Soria, donde tantas carencias sanitarias hay, critica, sufren especialmente ese complejo de ser ciudadanos de tercera. "Hay gente que lo toma con humor, pero otra que, emocionalmente, lo pasa fatal. No somos unos pocos, somos muchos. ¿No tenemos los mismos derechos que el resto del país?", se pregunta.

Enfermar en mitad de una pandemia

Lo relata con mucho ánimo, como todas esas mujeres tan valientes que se han enfrentado y se enfrentan cada día a la enfermedad, con el plus añadido de hacerlo en mitad de una pandemia. Como todas las historias tiene un principio: el del diagnóstico. A Vicky le confirmaron que tenía cáncer el último día de 2020. “Tuve la Nochevieja completita”, recuerda con humor. Llevaba meses sintiendo que algo pasaba en el pecho: "Me cambiaba de color, tenía una inflamación elevada...", explica.

En el centro de salud le hicieron una mamografía. Por su edad, entraba dentro de los programas de cribado. Detectaron unos quistes que, en principio, no se diagnosticaron como malignos. A Victoria se le juntó lo suyo con la enfermedad de su madre, también por cáncer y en lo más crudo de la crisis sanitaria. “Los hermanos nos volcamos en ella. Y, cuando ya fallece, me insisten en que vuelva al médico porque seguía con inflamación”, cuenta. Acudió a un médico privado que la derivó rápidamente a la sanidad pública.

A Vicky le confirmaron que tenía cáncer el último día de 2020

Un 19 de enero de 2021 comenzó con la quimio. Seis sesiones. Muy potentes. Que la dejaron maltrecha. En el mismo hospital de Soria, a casi 60 kilómetros. “Fue muy rápido. La atención fue de lujo”, precisa casi agradecida. Y se justifica: “Tenemos tantas carencias...tenemos que salir para todo. Me tocó ir a Burgos o a Madrid para algunas pruebas”. Acabó con la quimio en junio. Luego, la operaron. Un 2 de julio.

A Burgos para radiarse

Tras la operación quedaba la traca final: 25 sesiones diarias de radioterapia. La paciente tenía la posibilidad de acudir desde El Burgo de Osma al hospital de Burgos en ambulancia si así lo pedía, pero tuvo la suerte de que Tony, su marido, autor de las fotos que se publican en este reportaje, podía llevarla a la ciudad. Además, pensó que otros paisanos lo necesitaban más que ella porque quizá no tenían quien les llevase.

Se planteó, también, quedarse en uno de los pisos que la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) pone a disposición de los enfermos cuando deben quedarse en una ciudad diferente a la suya para tratarse. Pero pensó en sus hijos, a los que tanto les afectó su enfermedad, en su casa...En estar un mes en Burgos para sesiones diarias que apenas llegan a los veinte minutos. Y lo descartó.

Una reivindicación histórica

La instalación de una de esas unidades en su complejo asistencial, compuesto por los hospitales de Santa Bárbara y Virgen del Mirón, es una de las reivindicaciones históricas de Soria. También de otras provincias de Castilla y León, de Aragón o de la ciudad autónoma de Ceuta. Una promesa que, en el caso de la ciudad castellana, data de 2007 y que, a estas alturas, no se ha materializado, critican desde plataformas ciudadanas como Soria ¡YA!. "Nosotros en Twitter tenemos un contador de los días que llevamos sin la radioterapia, cuando el expresidente de la Junta de Castilla y León (Juan Vicente Herrera) la prometió", explican a este diario.

Compromisos y retrasos

El pasado septiembre, en la Comisión de Sanidad de las Cortes de Castilla y León, se aprobaba una Proposición No de Ley (PNL) socialista para habilitar la partida necesaria para la instalación de un acelerador lineal en la provincia. En la misma comunidad, diferentes entidades llevan años reclamando que se instalen también los aceleradores lineales en otras ciudades. Según explica el presidente de la Asociación Española contra el Cáncer de Ávila, José Ignacio Paradinas, en Salamanca hay tres aceleradores lineales y en Soria, Palencia, Segovia, El Bierzo (León) y Ávila no hay, de momento, ninguno.

Diferentes entidades llevan años reclamando que se instalen también los aceleradores lineales en otras ciudades

Solo promesas políticas. Paradinas desgrana que, en Ávila se está construyendo el búnker para la instalación del acelerador cuya compra estaba incluida en el presupuesto de la Comunidad, pero se ha cambiado para adquirirlo a través del programa INVEAT, dependiente de los fondos europeos. Existe el compromiso de que la máquina comience a funcionar en el primer semestre de 2022. En Segovia, prosigue, hay un principio de acuerdo con el grupo Recoletas (privado), pendiente de que la Consejería de Sanidad firme un convenio para que les remita todos los pacientes de radioterapia de Sanidad de Castilla y León (Sacyl), durante diez años.

En Palencia, indican desde el PSOE, de momento no existen planes para instalar este servicio y, El Bierzo (León) será, según fuentes socialistas, una de las próximas localidades donde ubicarlo. La clínica (privada) Ponferrada ha anunciado que pondrá en marcha un unidad de radioterapia para 2023. "Todo apunta a que la Junta esperará ese momento para concertarlo con esta clínica y evitar poner en marcha un servicio público", señalan las mismas fuentes.


En 2017, una noticia inesperada cambió la realidad: la Fundación Amancio Ortega anunció una donación, sin precedentes, de 320 millones de euros para la compra de equipos de diagnóstico y tratamiento del cáncer. "Fuimos… ¡salvados por la campana!", afirman los médicos que, ahora, nuevamente, se felicitan por las nuevas donaciones del fundador de Inditex: diez máquinas de protonterapia.


Miedo, angustia, confusión...

Una reciente encuesta realizada a 562 mujeres de las 47 asociaciones de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA) les preguntaba por cómo se sintieron cuando fueron diagnosticadas, tanto a las que están en tratamiento como a las que ya superaron la enfermedad y siguen sus revisiones, que eran el 65% de las que contestaron la encuesta. El 33% sintió miedo, el 26% preocupación por la familia (padres, marido, hijos…), el 14 % confusión, seguidos con menor porcentaje de tristeza, enfado o angustia, entre otros sentimientos.

Desde El Burgo de Osma, Victoria admite que ya no es la que era. Que se le han echado un montón de años encima. Pero mantiene el optimismo por salir de esta. Por delante le queda la reconstrucción del pecho, pero por ahora no piensa en eso. Según datos de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), la media nacional de lista de espera en reconstrucción mamaria diferida (es decir, no inmediata) en la sanidad pública es actualmente de unos 750 días, más de dos años.

Vicky, a punto de terminar sus viajes diarios a Burgos, lanza un mensaje final: "Tendríamos que tener políticos competentes, que se pongan en nuestra piel. Ya no pedimos tener Internet, sino una atención digna de nuestro país. Un día, en el hospital de Burgos un señor se quejaba porque había que esperar mucho y pedía que se pusiera una máquina más para acelerar los tratamientos. 'Esto en Alemania no pasaría', decía. Y no pude evitar contestarle: '¿Y entonces, en Soria?'".

Un reportaje de Nieves Salinas
Fotografías: Tony Sanz
Producción: Nacho García

Publicado el 21 de octubre de 2021


El Periódico de España