En las furgonetas suicidas del comercio online

"Voy a 150 porque tengo que cumplir un horario"

Acaba de dar la una de la mañana y una luna anaranjada y brillante, de forma irregular, como una galleta que hubiera sido mordida, ilumina la avenida principal del Puerto Seco de Coslada (a las afueras de Madrid). Es la madrugada del martes. El primer día hábil del transporte exprés nocturno.

Furgonetas con las entrañas abiertas, vacías, se dirigen marcha atrás hacia la plataforma de carga tras soltar en otro extremo de la nave los paquetes traídos desde casi todos los puntos de España. Se oyen todos los acentos posibles: andaluz, asturiano, maño, cántabro, catalán...

José Ramón C., 56 años, cara redonda, ojos vidriosos de tantas horas en la carretera, no muy alto, apenas 1,65 metros, de porte robusto, salta ágilmente fuera de su Renault Máster blanca, el furgón de transporte más grande del mercado. Mide 6,2 metros de largo y llega a albergar un volumen de 15 metros cúbicos.

El cuentakilómetros acaba de superar los 10.000 en el viaje de esta noche desde Gijón. "Pero está nueva, tiene solo dos semanas", sostiene José Ramón, que, con prestancia, se dirige a la plataforma donde trabajadores de distintas edades escanean y distribuyen por una cinta paquetes de varios tamaños, muchos de ellos de Amazon.

Se pone a llenar la furgoneta junto a ellos antes de volver a Asturias con una parada intermedia en Benavente para dejar parte de la carga. En el interior de la nave de esta conocida empresa de logística cientos de bultos son desplazados al unísono por las cintas transportadoras en una suerte de enorme scalextric de distintos niveles como los de las atracciones de críos de la feria.

Este Puerto Seco, situado estratégicamente al lado del aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, alberga el centro de reparto de las empresas más grandes del sector (CTT, Correos Express, MRW...), que viven sus años dorados por el brutal auge del comercio electrónico, sobre todo durante la pandemia.

(Active el volumen para escuchar el testimonio de José Ramón)

Acaba de dar la una de la mañana y una luna anaranjada y brillante, de forma irregular, como una galleta que hubiera sido mordida, ilumina la avenida principal del Puerto Seco de Coslada (a las afueras de Madrid). Es la madrugada del martes. El primer día hábil del transporte exprés nocturno.

Furgonetas con las entrañas abiertas, vacías, se dirigen marcha atrás hacia la plataforma de carga tras soltar en otro extremo de la nave los paquetes traídos desde casi todos los puntos de España. Se oyen todos los acentos posibles: andaluz, asturiano, maño, cántabro, catalán...

José Ramón C., 56 años, cara redonda, ojos vidriosos de tantas horas en la carretera, no muy alto, apenas 1,65 metros, de porte robusto, salta ágilmente fuera de su Renault Máster blanca, el furgón de transporte más grande del mercado. Mide 6,2 metros de largo y llega a albergar un volumen de 15 metros cúbicos.

El cuentakilómetros acaba de superar los 10.000 en el viaje de esta noche desde Gijón. "Pero está nueva, tiene solo dos semanas", sostiene José Ramón, que, con prestancia, se dirige a la plataforma donde trabajadores de distintas edades escanean y distribuyen por una cinta paquetes de varios tamaños, muchos de ellos de Amazon.

Se pone a cargar la furgoneta junto a ellos antes de volver a Asturias con una parada intermedia en Benavente para dejar parte de los paquetes. En el interior de la nave de este centro de logística cientos de bultos son desplazados al unísono por las cintas transportadoras en una suerte de enorme scalextric de distintos niveles como los de las atracciones de críos de la feria.
Este Puerto Seco, situado estratégicamente al lado del aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, alberga el centro de reparto de las empresas más grandes del sector (CTT Express, Correos Express, MRW...), que viven sus años dorados por el brutal auge del comercio electrónico, sobre todo durante la pandemia.

(Active el volumen para escuchar el testimonio de José Ramón)

Según los últimos datos ofrecidos por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, la facturación del comercio electrónico en España superó los 51.600 millones de euros en 2020, un 5,8% más que el año anterior. Si volvemos la vista más lejos, los datos se disparan aún más: en 10 años el comercio online pasó de representar el 0,7% al 7,4% de todas las ventas que se hacen en España.

Para que los paquetes lleguen a su casa, a veces solo 24 horas después de comprar el producto, cientos de conductores recorren la Península durante todas las horas del día. Cientos o miles. No hay una cifra exacta.

"El mundo del reparto de arrastre, de paquetería, ha subido tanto que no hay datos, no están localizados, porque la mayoría no están sindicados. Es un mundo muy volátil y muy precarizado, con sueldos muy bajos, poco más del sueldo mínimo, entre 1.000 y 1.200 euros al mes", señala Agustín López, portavoz del sector estatal de Carreteras de CCOO. "No tenemos un registro real".

Solo por la nave de MRW de Coslada pasan al menos 90 vehículos de reparto cada noche, aunque en épocas de mucho trabajo, como la campaña de Navidad, pueden llegar a 200.

"Cuando toca radar, bajas. De normal voy a 105 o 110, pero hoy, por desgracia, he tenido que venir a fuego"

José Ramón, que antes se dedicaba al camión, trabaja para otra de las grandes empresas de reparto y esta noche ya se le ha torcido. "Debería estar saliendo a la una para llegar a Benavente a las 3.30-3.45, y mira qué hora es ya [es la 1.37]. Si llego más tarde tengo que avisar", se lamenta encogiéndose de hombros ante algo que es bastante común: los imprevistos.

Hoy le paró la Guardia Civil. "Como la furgoneta es nueva no les salía en el registro o no sé qué leches...". Fue más tiempo de la cuenta. Tiempo perdido. Y aquí el tiempo es oro. "La mayoría vamos con GPS y saben de sobra dónde estamos. Si te pasas un poco te llaman y te dicen 'qué pasa', y luego toca recuperar un poco".

Para poder "recuperar" José Ramón ha puesto por momentos "la aguja" de la furgoneta a 140 o 150 kilómetros por hora. "Cuando toca radar, bajas. De normal voy a 105 o 110, pero hoy, por desgracia, he tenido que venir a fuego y así con todo llegué media hora tarde. Es que hay paquetes, por ejemplo, que van para las islas y eso tiene que salir rápido al aeropuerto".

A priori, para un conductor de turismo, 140 no parece tantísimo, pero sí lo es si se tiene en cuenta que el límite para este tipo de vehículos es de 90 kilómetros por hora en autovía y autopista. Y de 80 kilómetros en carretera convencional.

Sin querer decirlo con palabras, pero asumiendo con naturalidad que un día te puede tocar a ti. Que son gajes del oficio

O si se tiene en cuenta que muchas veces, "la mayoría", van pasados de peso. Si el peso máximo permitido es 3.500 kilos, a veces llegan a 4.300, a 4.500... o incluso a 5.000, coinciden una decena de transportistas entrevistados por este periódico.
"Y claro, si vas pasado de peso, de velocidad, un despiste con el móvil, o te sale un corzo o un jabalí, la frenada... y paras donde paras...", detalla José Ramón como dando rodeos, sin querer decirlo con palabras, pero asumiendo con naturalidad que un día te puede tocar a ti. Que son gajes del oficio.

Según datos de la DGT, el número de accidentes con furgonetas implicadas ha aumentado desde 2013, cuando se registraron 7.682. En 2019, el último año comparable, ya que en marzo de 2020 comenzaron las restricciones de movilidad por la pandemia y por tanto había mucho menos tráfico, se registraron 10.974 accidentes. Eso supone un aumento del 42,8% en seis años.

Ese año, 2019, murieron 209 personas en accidentes de furgonetas. 80 eran conductores [una menos que en 2019] y las 129 restantes eran ocupantes de otros vehículos o peatones implicados en dichos siniestros.

El aumento de la siniestralidad preocupa mucho a la DGT, que puntualmente lanza campañas de vigilancia concretas para este sector. "La siniestralidad preocupa y no solo en vías interurbanas, sino también en las ciudades con el reparto de la última milla", aprecia Álvaro Gómez, director del Observatorio de Seguridad Vial de la DGT, que está trabajando en la próxima Estrategia de Seguridad vial, donde estarán incluidas medidas para las furgonetas desde una "aproximación transversal".

"La mejora de la seguridad en estos vehículos requerirá un enfoque integral, en el que las empresas desempeñen un papel importante a través de las condiciones y equipamiento de los vehículos, la planificación de las entregas o los métodos de trabajo", añade.

Quien ha dado el primer paso para poner freno al auge de accidentes es el Parlamento Europeo, que aprobó el año pasado una directiva para que se implanten antes de 2026 tacógrafos en los vehículos ligeros de reparto (furgonetas) como ocurre con los camiones, lo que limitaría la velocidad y el número de horas que pueden estar circulando (en el caso de los camioneros son nueve diarias). La medida se aplicará en un principio a los vehículos que hagan repartos entre países.

De la alta siniestralidad sabe bien Radek, de origen eslavo, que, cerca de las dos de la mañana, aparece con su furgoneta a toda mecha por la estación de servicio de Cepsa de la calle de La Rioja, en la salida a la M-21 desde el Puerto Seco, donde le espera otro compañero.

Se ha saltado el stop, como casi todas las furgonetas que salen cada pocos minutos desde el polígono de logística de Coslada.

Está a pocos días de cumplir 40 años y piensa dejar pronto el transporte exprés. O eso dice mientras fuma compulsivamente y bebe de un vaso con hielos lo que en apariencia parece coca-cola.

De la pantalla de inicio de su móvil, con su icono propio, muestra una noticia de hace un año del periódico 'Hoy' de Extremadura: "Fallece un hombre tras la salida de vía de una furgoneta en la A-66 cerca de Monesterio".

"Era mi amigo Juan Carlos. No iba rápido, pero se quedó dormido y se mató. Se ve en el GPS. Iba a 120, luego 115, 111... llevo esto guardado siempre para no olvidarme".

"Mi amigo Juan Carlos se mató. No iba rápido, pero se quedó dormido. Se ve en el GPS. Iba a 120, luego 115, 111... llevo esto guardado siempre para no olvidarme"

Radek se dedica a los doblajes, quizá el transporte más duro. Es requerido cuando en una furgoneta no caben todos los paquetes que deben desplazarse a un destino determinado y le toca ir de coche escoba con la carga sobrante. Sale más tarde que el primer vehículo, pero debe cumplir su horario. Trabaja para una de las grandes empresas de reparto de paquetería exprés y no sabe si hoy tendrá trabajo hasta las 2.30 de la mañana. Tampoco el destino.

-Me pueden decir que me vaya a Lisboa, a Faro... No tengo ni idea. Lo que sí sé es que Lisboa, por ejemplo, tengo que hacerlo en cinco horas.
- ¿Cinco horas?
- Sí, tengo que ir a 150 o 155. Ya me sé los radares. No queda otra. Sevilla lo hago en cuatro horas y media.

Las frases que suelta Radek en un perfecto castellano retumban como disparos. "Lo peor es Barcelona, que son 600 kilómetros y tienes que hacerlo en cuatro horas y poco. Si no llegas a tiempo te pueden echar. Tienes que ir a una media de 160, porque tienes que parar en el peaje, repostar..."

- ¿Y está bien pagado?
- Define bien pagado. Yo gano 1.300 euros al mes. No lo veo bien pagado. Aquí tienes que venir bien dormido, y aun así te juegas la vida todos los días. Tengo una niña de dos años y a mi mujer embarazada. Solo las veo el fin de semana. Cuando tenga para la hipoteca lo dejo.

Es extraño encontrar un conductor al que no hayan multado por ir demasiado rápido o ir pasado de carga. Al propio Radek. "Me pillaron a 160. Seis puntos de carné. Si te pillan dos veces te quedas sin él. Si es radar fijo te lo paga la empresa [en este caso fueron 600 euros]. Si es móvil, la multa la pagas tú".

(Active el volumen para escuchar el testimonio de Radek)

"Ya nos conocemos de sobra dónde están, y si hay alguno móvil nos vamos avisando", precisa José Ramón mientras enfila su furgoneta a 135 kilómetros por hora camino de la M-40 que circunvala Madrid. Sobre la guantera, un paquete de Ducados Rubio, aunque hoy espera no fumar hasta Benavente. "Es que tienes que controlarte. Si me despisto, me fumo cinco antes de llegar". En la radio, sintonizada en los 40 Classic -"es que hoy no me coge Rock FM", se justifica-, suena 'The eye of the tiger'. "Yo soy más de Metallica y AC/DC".

Al llegar cerca del radar de los túneles de El Pardo, que establece el tope de velocidad en 90, se ciñe al carril de la derecha y no aminora. Sorprendentemente.

"El radar sólo pilla los dos carriles de la izquierda. Son truquillos que nos sabemos", desliza. Poco después, antes de coger el desvío hacia la A-6, una furgoneta de Nacex, otra importante empresa de reparto, le adelanta como un misil. Debe de ir a más de 150. "Esas de Nacex van que vuelan. Son Mercedes de 200 caballos; esta tiene 160".

José Ramón trabaja entre 12 y 13 horas al día en el turno nocturno y tiene horarios que cumplir. El recorrido de Gijón a Madrid pasando por Oviedo a cargar debe hacerlo entre cuatro horas y media y cinco. La vuelta, el sentido inverso con paquetes de todo tipo, sumándole la parada en Benavente (Zamora), debe hacerla en seis. La puntualidad en las paradas es imprescindible.

De su llegada a Benavente depende que la furgoneta que sale desde allí a hacer el reparto a León llegue a su vez a tiempo a su destino en una especie de red de telaraña del reparto. No suele cenar ni picar nada. "A lo mejor un poco de fruta, tampoco soy muy cafetero". Come al llegar a casa a primera hora. Se levanta a las tres de la tarde del día siguiente, se echa un "pito", come y se va de nuevo a la nave a cargar, sobre las cinco de la tarde. Como un ratón girando en la rueda. De lunes a jueves.

Como muchos, cobra la nómina de una subcontrata de transporte, que es la que trabaja para la empresa de logística. En este caso, entre 1.200 y 1.300 euros al mes. Estas subcontratas ponen las furgonetas y el gasoil y suelen cobrar a las empresas cargadoras por kilómetro recorrido.

El precio que se viene a pagar en la actualidad es de 29 céntimos el kilómetro -céntimo arriba, céntimo abajo-, pero ha ido bajando año tras año. "Hace siete años pagaban a 33, y eso que no estaba la gasolina disparada como está ahora; esto solo va a peor", afirma un repartidor que hace una de las rutas hacia el norte y prefiere no dar el nombre por temor a represalias.

"En este trabajo no puedes parar ni a cenar, y si cenas en la furgoneta es jugándotela porque te pueden pillar los guardias. Estamos abandonados", señala el conductor, de unos 55 años. "Con los horarios que ponen ninguna ruta se puede cubrir a 90 por hora. Yo no corro porque me dé la gana, corro porque tengo que cumplir un horario", aprecia con los brazos cruzados mientras espera que le terminen de cargar la furgoneta.

"Aquí el que cobra 1.400 euros se puede dar con un canto en los dientes"

En total, su ruta suma 850 kilómetros cada noche. Son también entre 12 y 13 horas diarias porque mucho tiempo se va en las cargas y descargas. El sueldo, en la media. "Aquí el que cobra 1.400 euros se puede dar con un canto en los dientes". Como muchos, ya le han multado por sobrepeso. "Es que el vehículo solo ya pesa 2.100 kilos, y aquel día llevaba 4.850 en total", recuerda.

Las multas pueden llegar a alcanzar los 4.000 euros, que asume la empresa cargadora, no la subcontrata. Aun así, esta segunda se la juega. A la tercera sanción recibida por sobrecarga de uno de sus conductores, se le retira la licencia de transporte de mercancías.

Por la zona de las plataformas de Coslada anda también azorado José, que, tras venir desde Algeciras y descargar, está cargando ahora para volver "a piñón". También cumplió los 50 años hace tiempo. Dice que tiene que hacer la ruta en cinco horas y 45 minutos. Para un conductor de turismo, según el GPS, esa ruta le llevaría, yendo a 120 kilómetros por hora, seis horas y cuarto. "Ojalá hubiera una regulación en condiciones, pero los horarios hay que cumplirlos. Nos jugamos la vida, los puntos".

Un estudio de la Fundación Mapfre apunta que los conductores de furgoneta tienen un 60% más de probabilidades de tener un accidente que los conductores de un turismo. El porcentaje de siniestros con al menos una furgoneta implicada ha aumentado de un 8,6% en 2013 a un 11% de 2020, de acuerdo a la DGT.

Una de las razones de la alta siniestralidad, además de la alta velocidad -que supone una de cuatro sanciones impuestas por la Guardia Civil-, las distracciones -en muchos casos provocadas por el elevado número de horas al volante-, no llevar el cinturón o el exceso de carga, es que el parque de furgonetas cada vez es mayor debido al auge del comercio electrónico.

En España hay un total de 2.558.287, de acuerdo con el último dato de la DGT, sólo por detrás de coches y motos. Si en 2012 se matricularon 54.700 furgonetas, en 2020 fueron 98.401.

Julen Hijes estuvo diez años en el transporte de paquetería exprés hasta que se lo montó por su cuenta. "Es que estas empresas de transporte urgente son buitres, carroñeros de la carretera". La ruta que tenía asignada de Bilbao a Madrid -"un total de 422 kilómetros"- la debía hacer en cuatro horas y cinco minutos. Clavados.

"A 90 no lo haces ni de coña, tienes que ir a 120 por lo menos; a veces a mucho más. Vas derrotado. Nosotros parábamos en una cafetería en el kilómetro 226 de la A-1, en Sarracín, y, según nos veía aparcar el camarero, ya nos estaba poniendo el café; no podíamos perder un minuto", recuerda con resquemor.

"Ahora estoy mucho mejor, porque tengo trato directo con las empresas, mis clientes, y no tengo prisa", afirma Julen, que denuncia las condiciones que ofrecen algunas de las empresas cargadoras, como Chronoexpress, que saca a veces a subasta rutas de reparto a ver quién ofrece un precio más barato. "Les da igual que lleves 15 años haciendo la ruta y eso va siempre en detrimento del servicio".

"A mí me han adelantado furgones como el mío a 190 y 200 y el mío mide 5,80 metros"


A ese ritmo de kilómetros diarios, las furgonetas se jubilan en apenas cinco años, cuando rondan entre los 800.000 y el millón de kilómetros. "Pero están como nuevas, ¿no ves que casi siempre vas en sexta?", aprecia Agustín, otro conductor.

Para evitar el sueño, los transportistas tiran de Red-bull, de café, incluso hay quien come pipas mientras conduce. "Yo tenía un compañero que tiraba de petaca de whisky", asegura Fernando, que trabaja como autónomo haciendo repartos y que no quiere entrar en el mundo de la mensajería exprés, cuyos viajes le parecen "una burrada".

"Yo tenía un compañero que tiraba de petaca de whisky"

"A mí me han adelantado furgones como el mío a 190 y 200 y el mío mide 5,80 metros", explica para poner sobre la mesa a continuación una práctica que cree "ilegal" y que es bastante común, los llamados cruces.

Si una misma empresa, por ejemplo, tiene que hacer un reparto de Lisboa a Madrid y de Madrid a Lisboa, los conductores quedan a mitad de camino, Badajoz, y se intercambian las furgonetas, así se ahorran la mitad del trayecto [Guarromán (Jaén) es otro lugar donde se realiza esta práctica en los viajes Madrid-Sevilla]. Eso no evita que la velocidad a la que circulan siga siendo alta.

La alta siniestralidad no ha tenido por ahora un reflejo notable en los precios de los seguros que los dueños de las furgonetas deben contratar. "Este tipo de vehículo siempre ha tenido una alta siniestralidad, con alta frecuencia de accidentes; ha crecido algo la prima, pero no de forma exagerada. En verdad influyen otros factores, como el tipo de vehículo, los kilómetros, si hace recorrido diurno o nocturno o el perfil del conductor", apuntan desde la aseguradora de Mapfre.

Entre los transportistas hay muchos conductores entre 50 y 60 años. "Es que, claro, los jóvenes no quieren hacerlo, no lo aguantan. Normal. La noche es para lo que es. Además, hay muchas responsabilidades, si falta un paquete, te la cargas a la mínima, y el jefe siempre está con que hay que bajar el consumo", dice José Ramón a la altura de Collado Villalba sin bajar el buen ritmo anterior.

- Y tal y como está el transporte de paquetería, ¿Qué es lo más jodido?
- Para mí lo más jodido el viento, la niebla, y a veces la nieve, que yo además pillo puerto, y mover paquetes, que hay alguno que pesa...

Así es el recorrido de José Ramón

Metodología del vídeo de seguimiento
Hemos balizado con una dispositivo GPS Garmin Edge 820 la Renault Máster blanca del transportista José Ramón C. en el viaje de vuelta de madrugada de Coslada a Gijón.
Los datos del recorrido y las velocidades que coge son reales. La ruta se inicia a las 1.55 horas y termina a las 7.22. En las dos paradas del recorrido, en Benavente y Oviedo, invierte sólo nueve minutos.
Pese a que la velocidad permitida es de 90 km/h., el vehículo llega a alcanzar los 151 km/h. La velocidad media se sitúa en 87,8 km/h.


Reportaje: Roberto Bécares
Foto y vídeo: Alba Vigaray
Edición y gráficos: Nacho García