Los cimientos que
sustentan el mito de
Donald Trump

Los cimientos que sustentan el mito de Donald Trump

Un reportaje de Irene Benedicto
"La mejor descripción de Donald Trump es la foto de cuando le dispararon en el mitin de Pensilvania. Es un hombre que no retrocede ante sus objetivos, no se detiene por nadie. Pero también tiene un lado sensible". Así le define un viejo amigo, George Lombardi, italo-americano de Florida, fundador de Latinos por Trump. "Cuando está con su familia se convierte en una persona amable y humilde, incluso le cambia la voz. Difícil de creer, pero cierto", explica a EL PERIÓDICO este empresario con una residencia en Palma de Mallorca que durante décadas ha celebrado navidades, acción de gracias y bodas familiares con ellos en la mansión de Mar-a-Lago.
George Lombardi junto a Donald y Melania Trump. GL
George Lombardi junto a Donald y Melania Trump. GL
Amar a Trump era fácil antes de que entrara en política. Era una estrella de la tele que se metía en los hogares estadounidenses, les hacía reír y les daba sentido de pertenencia. "Esta popularidad es todo lo que necesitas para ser presidente", le dijo uno de sus asesores. Sin embargo, la figura del magnate inmobiliario devenido en 'celebrity', devenido en político, se ha cimentado sobre la repetición de mitos de la cultura popular hasta que él mismo se ha convertido en su propio mito.








Partidarios de Donald Trump vitorean antes del discurso del expresidente y candidato presidencial estadounidense en el Aeropuerto Regional de Waco, Texas. Brandon Bell / AFP
Partidarios de Donald Trump vitorean antes del discurso del expresidente y candidato presidencial estadounidense en el Aeropuerto Regional de Waco, Texas. Brandon Bell / AFP
¿Por qué (la mitad de) EEUU ama a Trump?
Trump es el hombre que quiere encarnar el sueño americano cuando este está más cuestionado que nunca. Trump es un animal mediático, un superviviente político y el mayor 'influencer' que ha creado el país del marketing porque ha adaptado sus principios e ideas según ha convenido estar de moda o llevar la contraria. Trump es, por encima de todo, un símbolo, algo aspiracional para millones de estadounidenses.
Donald Trump sostiene una copia de su libro 'Think Big and Kick Ass' ('Piensa en grande y patea traseros') en Nueva York, el 16 de octubre de 2007. AFP /Timothy A. Clary
Donald Trump sostiene una copia de su libro 'Think Big and Kick Ass' ('Piensa en grande y patea traseros') en Nueva York, el 16 de octubre de 2007. AFP /Timothy A. Clary
El empresario más exitoso, en bancarrota
Donald rebautizó la empresa familiar como la Trump Organization cuando tomó las riendas en 1971 y dio el salto del Queens trabajador al lujo de Manhattan. Primero fue el Hotel Plaza y, cuando la bolsa se desplomó, siguió comprando y construyendo. Pero el casino Trump Taj Mahal en Atlantic City le mató. Nunca fue rentable: perdía más de un millón de dólares al día. Ni la evasión masiva de impuestos ni la inyección constante a fondo perdido de su padre, Fred, pudieron salvarle.
Hotel y Casino Taj Mahal en Atlantic City. EFE/Trump Ent. Resorts
Hotel y Casino Taj Mahal en Atlantic City. EFE/Trump Ent. Resorts
Se declaró en bancarrota, despidió a miles de empleados, dejó fuera del negocio a docenas de proveedores que no pudieron recuperarse. Y defraudó a inversores multimillonarios, sus propios aliados.
Donald Trump al frente del show televisivo 'The Apprentice'. Archivo
Donald Trump al frente del show televisivo 'The Apprentice'. Archivo
El showman víctima de la prensa
Cuando entró en bancarrota, usó a la prensa del corazón para desviar la atención: filtró su propia aventura, que catapultaría su primer matrimonio, con Ivana. Pero Trump amaba los focos. Entonces creó su 'reality show', 'The Apprentice', donde enseñaba a jóvenes emprendedores cómo hacerse de oro.
Miss Universo 2007, Riyo Mori, posa con Donald Trump. EFE/David de la Paz
Miss Universo 2007, Riyo Mori, posa con Donald Trump. EFE/David de la Paz
Inadvertidamente, se convirtió en opinador político. Su primera gran cruzada fue acusar a Barack Obama de no haber nacido en EEUU (requisito para ser presidente). Cuando el certificado de nacimiento acalló el bulo, Obama se burló de él en la tradicional cena de corresponsales de la Casa Blanca, a la que Trump acudió. Dicen que esa noche decidió que sería presidente de EEUU.
Donald Trump, durante una visita el muro fronterizo entre Estados Unidos y México, en Alamo, Texas. Carlos Barria/REUTERS
Donald Trump, durante una visita el muro fronterizo entre Estados Unidos y México, en Alamo, Texas. Carlos Barria/REUTERS
El muro que México iba a pagar
Su promesa electoral más famosa, el muro en la frontera de EEUU que pagaría México, bebió de la xenofobia y del miedo al crimen. Nadie le tomó en serio hasta que se convirtió en candidato republicano. Entonces, en rueda de prensa, le preguntaron si su padre aprobaría sus aspiraciones presidenciales. Trump se puso muy serio y dijo que creía que sí. A los 70 años, seguía buscando su aprobación, señala Maggie Haberman, autora de la más reciente (y completa) biografía del expresidente, 'El camaleón: La invención de Donald Trump’'
Donald Trump, visita el muro fronterizo entre Estados Unidos y México, en Alamo, Texas. Carlos Barria/REUTERS
Donald Trump, visita el muro fronterizo entre Estados Unidos y México, en Alamo, Texas. Carlos Barria/REUTERS
No hubo muro. Solo reforzó unos 80 kilómetros (de los 3.000 km de frontera). Costó 16.000 millones de dólares de impuestos estadounidenses.
Donald Trump, saluda a los guardiamarinas de la Academia Naval de Estados Unidos en Filadelfia, en diciembre de 2019. REUTERS/Tom Brenner
Donald Trump, saluda a los guardiamarinas de la Academia Naval de Estados Unidos en Filadelfia, en diciembre de 2019. REUTERS/Tom Brenner
La América que quería ser grande (otra vez)
Trump marcó un antes y un después en la política americana. Nada más llegar a la Casa Blanca, prohibió la entrada a EEUU a personas de países de mayoría musulmana y suspendió el derecho a pedir asilo en la frontera. Retiró a EEUU de organizaciones internacionales y fraternizó con autócratas, como Vladímir Putin y Kim Jong-un.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, estrecha la mano del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante una reunión al margen de la cumbre del G20 en Osaka, Japón, en 2019. Mikhail Klimentyev/Kremlin
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, estrecha la mano del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante una reunión al margen de la cumbre del G20 en Osaka, Japón, en 2019. Mikhail Klimentyev/Kremlin
Su legado prevalece en el derecho al aborto, revocado gracias a los tres jueces conservadores que nombró al Tribunal Supremo de EEUU. También en los aranceles, particularmente a China, que se volvieron de consenso entre ambos partidos. Pero necesitaba más.
Asalto al edificio en enero de 2021 con gorras y banderas en apoyo al entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Jim Lo Scalzo
Asalto al edificio en enero de 2021 con gorras y banderas en apoyo al entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Jim Lo Scalzo
El gran contraataque electorAL
No iba a aceptar la derrota. Cuando el recuento electoral se puso en su contra, salió al contraataque: le llamó "el gran robo" electoral. Sus más fieles seguidores asaltaron el Capitolio el 6 de enero de 2021, en un intento de impedir que el Congreso formalizara la victoria del presidente electo, Joe Biden.
Proyección de Donald Trump durante la vista del comité que investiga el asalto al Capitolio, en diciembre de 2022, en Washington. POOL/Al Drago
Proyección de Donald Trump durante la vista del comité que investiga el asalto al Capitolio, en diciembre de 2022, en Washington. POOL/Al Drago
También pedían que se ahorcara al entonces vicepresidente de Trump, Mike Pence, que no secundó la marcha violenta ni se plegó a los deseos de su jefe. El grueso de los republicanos se pusieron de perfil. Seis personas murieron y otros cuatro oficiales se suicidaron. Trump llamó a este "un día de amor" recientemente por el apoyo que le prestaron sus seguidores.
El ¿Retorno? de Trump
'El arte de regresar' fue el segundo libro de Trump, tras 'El arte de cerrar un trato', en el que relata cómo nunca se da por vencido, como cuenta Lombardi. La cuestión es hasta dónde está dispuesto a llegar. Trump ha dicho que no aceptará una victoria de Kamala Harris porque no creerá en la veracidad de tales resultados.
Trump encarna la nostalgia de todo lo que parecía ir bien y promete traer de vuelta
Lo que preocupa a analistas políticos consultados por este diario es que pueda surgir la violencia. "Ataca, contraataca y nunca te disculpes", como le decía su mentor. Lo cierto es que la presidencia no ha cambiado a Trump, ¿por qué iba a cambiar si ser así le ha llevado al Despacho Oval?
Trump tiene una envidiable confianza en sí mismo, una gran capacidad de convencimiento y el descaro para decir y hacer lo que quiere, algo que ha calado en el país de las libertades, la de expresión, la de posesión de armas.
Trump encarna la nostalgia de todo lo que parecía ir bien y promete traer de vuelta. Trump es, por encima de todo, un mito. Y (parte de) América le ama, no 'a pesar' de esos mitos, sino por ellos.
Textos: Irene Benedicto
Diseño: David Jiménez
Coordinación: Rafa Julve