El 'DAFO' de Almeida

El análisis estrella del mundo de los negocios
disecciona las opciones del candidato a la alcaldía de Madrid

EL PERIÓDICO DE ESPAÑA disecciona las opciones electorales de los principales aspirantes a ocupar la alcaldía de la ciudad de Madrid los próximos cuatro años con una colección de análisis DAFO en formato multimedia.

'DAFO' son las siglas de "debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades", cuatro claves muy útiles para entender el presente y futuro de todo proyecto.

JOSÉ LUIS MARTÍNEZ-ALMEIDA

Su DAFO está marcado por cuatro años irregulares. Pasó de buscar pactos entre los grupos municipales para sacar a flote Madrid tras la pandemia a azuzar a la oposición como portavoz nacional de su partido. Tras la guerra interna del PP se alejó un poco de los focos de la arena nacional pero su discurso hoy vuelve a centrarse en el antisanchismo. Estos son sus puntos a favor y en contra.

Llegó prometiendo que eliminaría Madrid Central y la legislatura termina con restricciones al tráfico en el centro, la M30 y Plaza Elíptica. También aseguró que soterraría un tramo de la A5 pero de momento solo hay un proyecto redactado que no se sabe si será el definitivo, atendiendo a las nuevas promesas vinculadas a la operación Campamento. Son dos propuestas que sus electores apoyaron en 2019 y sobre las que cuatro años después, sin haberlas cumplido, se pueden hacer lecturas diferentes. El impacto de estos incumplimientos es incierto entre sus simpatizantes.

Han sido cuatro años complicados para la gestión municipal, con una pandemia y la borrasca Filomena de por medio, pero estas dos crisis quedan ya lejos en el imaginario colectivo y Almeida ha llegado al final de su legislatura con incidencias en el servicio de Bicimad, en el cobro del IBI, quejas por la limpieza o promesas de obras y urbanismo que han quedado en el aire. En las elecciones municipales se premia o castiga la gestión, pero en grandes capitales como Madrid pueden influir otras muchas cosas en el voto final.

Llegó como un desconocido a la alcaldía, pero se hizo fuerte como ‘el alcalde de todos’ tras los Pactos de la Villa impulsados en la pandemia o como portavoz del PP nacional después. Sin embargo, las dos cosas son ya historia. El acuerdo entre los grupos se hizo imposible tras su papel en la política nacional y perdió en la guerra interna que ganó Ayuso.

El partido que lidera Javier Ortega Smith mantiene el pulso en Madrid y su representación puede ser fundamental para la conformación de un futuro gobierno de la derecha. Almeida no logra hacerse con los votos de esta parte del espectro político y la presión del candidato para entrar en un futuro gobierno puede condicionar el futuro de la alcaldía.

Almeida llegó al final de la legislatura con una idea que se repetía a su alrededor, la falta de un proyecto para la ciudad o una imagen con la que se identifique su gestión. Hay una línea ideológica liberal pero propuestas aisladas que carecen de un nexo común denominador. La precampaña se ha centrado, precisamente, en intentar aglutinar algunas ideas en torno al alcalde para desterrar esa percepción y ensalzar su gestión.

Por primera vez en doce años, el Ayuntamiento de Madrid no ha logrado cuadrar las cuentas en 2022 y ha incurrido en un déficit de 236 millones de euros. Este no es un dato que llegue la ciudadanía como puede ocurrir con cosas tangibles como la suciedad o el servicio de bicimad. Los números rojos se achacan desde el gobierno municipal a la cifra negativa de la liquidación en la participación de los ingresos del Estado del año 2020, consecuencia de la pandemia, y que se ha computado en su totalidad en el 2022 -ejercicio en el que corresponde aplicarla-, a pesar de que el Gobierno de Sánchez había prometido aplicar esa liquidación negativa en tres años para evitar el impacto en el conjunto de las cuentas municipales. En cualquier caso, es un dato negativo que la oposición puede utilizar como argumento para acusar al equipo actual de una mala gestión.

La situación económica de Madrid y el crecimiento que ha vivido la ciudad tras la pandemia son un punto positivo para el alcalde. Es el foco en el que se centra la campaña de Almeida, en exaltar el dinamismo de la capital. A pesar del problema con el déficit de 2022, la última buena noticia que ha recibido el Ayuntamiento ha sido la calificación positiva que ha recibido esta misma semana de la Agencia Moody’s, que respalda la capacidad de atracción de inversión extranjera y el crecimiento del PIB de la ciudad.

Almeida ha demostrado que sabe reírse de sí mismo, resulta cercano y despierta simpatía. Sus imágenes lanzando balones con mala puntería y sonriendo permanentemente al público le han generado apoyos entre los madrileños. Los tardeos en bares y terrazas de Madrid que ha organizado su equipo durante toda la precampaña han servido precisamente para promover esta imagen de cercanía del actual alcalde.

Ir con Isabel Díaz Ayuso de la mano a las urnas es un elemento de fuerza para el candidato popular. El efecto arrastre que puede producirse del voto autonómico hacia el municipal puede ser elevado en el caso de los populares. Ella está fuerte en las encuestas, él algo menos, así que el tándem electoral es un elemento a explotar por Almeida.

Lo previsible es que Almeida recoja en esta cita electoral los votos de Ciudadanos que ya dieron el salto al PP de Ayuso en las elecciones de 2021. La debilidad de los naranjas augura un crecimiento de los populares en la ciudad. Las encuestas señalan que Begoña Villacís no desaparece y obtiene representación, pero lejos de los 11 ediles que obtuvo en 2011. El trasvase de votos será casi en su totalidad hacia el PP. El contrapunto de esta oportunidad es que si Ciudadanos es determinante para la gobernabilidad está por ver qué ocurre si la negociación se tiene que hacer a tres entre PP, Vox y los naranjas.

Madrid es una plaza con impacto en la política nacional, siempre ha sido así. Pero en esta última legislatura esa clave nacional se ha intensificado con la confrontación permanente de Ayuso contra Sánchez. Una campaña con estas dimensiones y planteada por los dos líderes del PSOE y el PP como una primera vuelta para las generales de dentro de unos meses pueden generar a Almeida un impulso entre quienes podrían estar valorando otras opciones del centro derecha.

Aunque las encuestas señalan que las diferencias entre el bloque de la derecha y de la izquierda son mínimas, la fragmentación de la izquierda, con cuatro partidos que se disputan parte del mismo electorado (Más Madrid, PSOE, Podemos y Recupera Madrid) puede influir en el resultado final de este bloque. Si los pequeños consiguen representación la suma será más amplia, pero si no alcanzan el umbral necesario para tener representación, serán votos del bloque de la izquierda que en el cómputo final podrían incluso beneficiar al PP en el reparto de escaños.

El Periódico de España

Textos: Elena Marín
Fotografías: Alba Vigaray, EFE
Diseño original: David Jiménez
Formato: Nacho García