CARTAS ERÓTICAS

Así se ponían a cien las grandes figuras de la historia

CARTAS ERÓTICAS

Así se ponían a cien las grandes figuras de la historia

Por Laura Estirado

¿Se escriben cartas de puño y letra los amantes hoy? Antes de que los whatsapps subidos de tono con berenjenas y mangos fueran la moneda de cambio de los enamorados a distancia, nuestros antecesores también se intercambiaban encendidas cartas que hoy sacarían los colores a más de uno.

No se cortaban lo más mínimo a la hora de expresar sus más ardientes pasiones o sus deseos más íntimos y lascivos.

Espeleología del cuore que en las cercanías de San Valentín ha tenido a bien publicar el escritor y editor francés Nicolas Bersihand (París, 1976), en el lujoso volumen Cartas eróticas (Plan B). No en vano él creó y dirigió el único sello dedicado al género epistolar, DesLettres.

Estos textos "en vías de desaparición" son su "gran pasión desde hace una década", porque sabe que "los jóvenes ya casi ni escriben a mano" y que "seguro que Correos desaparecerá en breve", ironiza. Sin embargo, sueña con que en el futuro también se publiquen los "intercambios de e-mails y whatsapps...", y que, al contrario de lo recopilado por él, se haga "mientras los correspondientes siguen vivos". 

Los amantes de este volumen murieron hace mucho, pero escribieron de preludios y perversiones, caricias entre mujeres y empotramientos entre varones, placeres orales, sadismo, cuernos e incestos… Más de un centenar de literatos, filósofos, músicos, nobles y reyes, "un abanico, incompleto y en absoluto exhaustivo, de las pasiones eróticas humanas", avisa.

Son "un archivo antropológico apasionante y único, quizá el gran documento que faltaba para entender la intimidad, el género más femenino de todos por el uso histórico que hicieron las mujeres, también para salir del yugo de la dominación patriarcal".

Sin más tabús, pasen y gocen de esta picante selección:

Fernando Pessoa a Ofelia Queiroz

Se dice que el escritor lisboeta del Libro del desasosiego murió virgen y que su único amor fue una joven que conoció en casa de su primo.

El 5 de abril de 1920,
Pessoa le escribe a Queiroz:

"Siento la boca extraña, sabes, por no recibir besitos desde hace tiempo… Bebé, ven aquí… Pon tu boquita contra la boca de tu Nininho… Ven… Estoy tan solo, tan solo de besitos.

Stendhal a Prosper Mérimée

Uno de los máximos representantes del realismo se muestra con toda la crudeza a la hora de aconsejar al padre de Carmen sobre cómo "beneficiarse de una mujer decente".

El 3 de agosto de 1801,
Sthendal le escribe a Mérimée:

"Mientras está acostada, la magreas… Entonces, sin que se dé cuenta, debes apoyarle el antebrazo izquierdo en el cuello, por debajo del mentón, de manera que la ahogues; el primer movimiento consiste en llevar la mano ahí. Entretanto, debes coger el miembro entre el índice y el pulgar y meterlo en la máquina: por poca sangre fría que le pongas, es infalible".

Emilio Prados a Federico García Lorca

Más que una intensa amistad tuvieron los dos poetas de la generación del 27.

En 1922, el malagueño Prados le decía esto al granadino Lorca en una carta:

"He pensado seriamente unirnos para siempre y sacudirnos de los hombros sentimientos, trabas y romper las ligaduras de la responsabilidad. Había pensado volar contigo sobre el mar. ¿Tienes valor?.

Emilia Pardo Bazán a Benito Pérez Galdós

En 1881, aún no se había separado de su marido cuando la autora de Los pazos de Ulloa comenzó a cartearse con el autor de los Episodios nacionales, pidiendo consejos literarios. Dos décadas duró luego su pasional relación amorosa, si bien la gallega mantuvo un par de escarceos con el escritor Narcís Oller y el intelectual y empresario José Lázaro Galdiano.

El 5 de octubre de 1889,
Pardo Bazán escribe a Pérez Galdós:

"Sí, yo me acuesto contigo y me acostaré siempre… porque tienes la gracia del mundo y me gustas más que ningún libro".

Napoleón Bonaparte a Josefina de Beauharnais

El hombre que aterrorizó a Europa estuvo subyugado por la mujer mayor que él de la que tuvo que claudicar en 1809 ante la imposibilidad de esta de darle un heredero imperial.

Con fecha incierta entre dos grandes batallas,
Napoleón le transmite a Josefina:

"No te laves, parto y en ocho días estoy ahí".

Marqués de Sade a Renée-Pélagie

El aristócrata francés famoso por sus escándalos sexuales se pasó media vida en la cárcel, donde acabó deseando a su esposa, a la que había repudiado al principio.

En diciembre de 1787,
el noble le escribió a Renée-Pélagie en una misiva:

"Esta noche estoy escribiendo como una bestia, como un burro, como un semental español, así que me despido. Ven a verme, te lo ruego (...), a pesar de todos los disgustos que me das, te follaré, sí, te follaré con toda mi alma".

Francisco de Goya a Martín Zapater

El genio de Fuendetodos y el comerciante, también aragonés y de ideas ilustradas, mantuvieron una amistad "amorosa" homosexual.

En octubre de 1781, el pintor de la Maja desnuda le escribía esto a su amigo:

"Martín mío, con tus cartas me prevarico (...), me arrebataría a irme contigo porque es tanto lo que me gustas y tan de mi genio que no es posible encontrar otro; y cree que mi vida sería el que pudiésemos estar juntos y cazar y chocolatear".

James Joyce a Nora Barnacle

El aclamado escritor de Ulises le gustaba regodearse en sus misivas rememorando los "polvos sucios" que tenía con la que aún no era su esposa.

En diciembre de 1909,
Joyce le escribía a Barnacle:

"Mi dulce putita Nora, he hecho lo que me has pedido, sucia muchachita, y me he masturbado dos veces mientras leía tu carta. Me encanta saber que te gusta que te follen por detrás".

Voltaire a Marie-Louise Denis

Tras fallecer su mujer, el filósofo amó sin ataduras a la que era su amante secreta, a la postre la hija de su hermana, ya viuda.

En septiembre de 1753, Voltaire le escribía en una carta a Denis:

"Se me empina al escribirte, y beso mil veces tus hermosas tetas y tus bonitas nalgas".

Luis I de Baviera a Lola Montes

Ni bailarina ni española, la joven irlandesa 33 años menor que el monarca llegó a volverle loco: se paseaba por la corte oliendo sus bragas, y, como su cortesana principal que era, le regaló un palacete en el centro de Múnich y le otorgó dos títulos nobiliarios.

En una epístola de agosto de 1848, el monarca le dice a su amada:

"Por mucho placer que tu boca me haya proporcionado tu cuño [vagina] me hubiera complacido sobremanera. Doy besos a uno y a otro".

El Periódico de España

Textos:
Laura Estirado
Diseño:
Andrea Hermida-Carro
Coordinación:
Rafa Julve