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Sánchez, organizado el PSOE, a seguir con la legislatura en debilidad parlamentaria
El PSOE concluye este fin de semana su renovación territorial. Acaban los congresos regionales, con excepción de Ceuta, y Pedro Sánchez completa su operación de cambiar a los líderes autonómicos del partido. De manera que la diversidad, la crítica en el PSOE solo la capitanean ahora el presidente manchego, Emiliano García Page, y el extremeño Miguel Ángel Gallardo. Sánchez ha reproducido la operación que al final resultó exitosa con Salvador Illa: situar a un ministro o ministra al frente del partido en el territorio para, por un lado controlar la federación y, por otro, para promocionar las gestiones del Gobierno. Un modelo con riesgo por el alto coste de que Sánchez es quién está en cada una de las disputas. Y la situación que tiene ante de sí Óscar López en Madrid o María Jesús Montero en Andalucía dista mucho de la que tiene Pilar Alegría en Aragón o Diana Morant en la Comunidad Valenciana. Pero todos tienen en común potenciar la gestión del Gobierno, y recabar apoyos para el proyecto: recuperar poder autonómico para las generales. Precisamente, esta semana el Congreso nos brindó la realidad de la legislatura casi de manera simultánea: el Ejecutivo se apuntaba un tanto sacando adelante una ley, la de desperdicio alimentario, aunque la oposición logró colar alguna cosilla; se evidenció roces con el socio de gobierno en lo relativo al gasto militar y, por otro, la pinza PP -Junts volvió a aparecer y por mera represalia política una victoria casi asegurada terminó por tumbar la Agencia de salud pública … Una soledad parlamentaria que obliga al Ejecutivo a medir las votaciones que llevar al Congreso y de ahí que los Presupuestos no estén maduros, y desaparezcan de las prioridadeS, y que ni se contemple votación alguna para el plan de rearme.
