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La legislatura avanza entre los giros de PSOE-Junts
Como un ratón corriendo en su rueda. En plan día de la marmota. Así vieron en el PSOE la suspensión de las negociaciones con Junts anunciada hace unos días por Carles Puigdemont. No ven novedad en el nuevo envite lanzado desde Bruselas por el líder independentista. O eso trasmiten. Conscientes de que Puigdemont está buscando su propia amnistía política, la que le traería una reunión con Pedro Sánchez. Una foto que el presidente del Gobierno nunca ha rehuido, pero siendo él quién marque el momento. Puigdemont remarcó que no ayudará al Gobierno para que él salga adelante en sus intereses, al tiempo que apostillaba que no están en el no a todo y que no hay ningún contacto con el PP. A estos giros de guion como parte de la estrategia negociadora de Junts responden en Moncloa con “diálogo”, aplicando paciencia. Insisten en que a Junts no le conviene una ruptura y recuerdan las palabras del propio secretario general de Junts, Jordi Turull, es una “broma macabra” pensar que se sumen a una moción de censura contra Pedro Sánchez impulsada por las derechas españolas. Pero ese terreno de la moción lo sigue abonando el Partido Popular, un Partido Popular al que ya se le olvidó todas las críticas sobre el instrumento constitucional que empleó Sánchez para apear de la Moncloa a Mariano Rajoy. Y que Junts ya no es el demonio independentista que antes veían los populares. Veremos si el nuevo bloque entre Puigdemont y Junqueras puede avivar el rechazo en el PP con Junts o prima su deseo de acabar con el Gobierno. La legislatura avanza dentro de su inestabilidad estable, con momentos de psicodramas de que el fin puede llegar en cualquier momento, y los acuerdos también.