Entramos en 'la guarida' de Alberto Jiménez: la casa en la que el niño que fue y el adulto que es dan la mano.

PI STUDIO

A Alberto Jiménez le ha salvado la música mil veces. En ella ha encontrado el refugio más seguro contra los bofetones que cada etapa le ha propinado. Con la cara partida, ha dado voz a muchos debates que aún no damos por superado: desde el acoso escolar hasta la liberación sexual. Sus canciones son el relato de una generación que, inundada de sustos y dilemas, ha mirado a los intolerantes de frente.