Neurociencias
En el pasado, el movimiento de las orejas nos habría ayudado a oír
Los músculos antiguos del oído, cuya utilidad se fue perdiendo con la evolución de nuestra especie, se reactivan cuando nos cuesta escuchar

Entre otras cosas, los científicos comprobaron que el músculo auricular superior en el oído humano responde más cuando el ruido de fondo hace que sea más difícil seguir el habla. / Crédito: Anemone123 en Pixabay.
Pablo Javier Piacente / T21
Escuchar atentamente activa pequeños músculos del oído, los mismos que permiten a algunas personas mover las orejas, según muestra un nuevo estudio. En el pasado, podrían habernos ayudado a oír, como sucede con otras especies. Ahora, estos músculos vestigiales no nos ayudan a oír, pero se activan cuando requerimos un esfuerzo extra al identificar un sonido. La información puede ser útil para desarrollar audífonos más eficientes para personas con problemas de audición.
Científicos de la Universidad del Sarre, en Alemania, lideraron un equipo de investigación que pudo descubrir que antiguos músculos en el oído humano, que en los comienzos de nuestra evolución nos ayudaban a escuchar, aún se activan cuando nos esforzamos por escuchar en entornos ruidosos. Se trata de los mismos músculos que permiten el movimiento de las orejas, una característica que se observa claramente entre los animales.
Según el nuevo estudio, publicado en la revista Frontiers in Neuroscience, los investigadores utilizaron una técnica denominada electromiografía, para medir la actividad de los músculos auriculares en personas que escuchaban un audiolibro con ruido de fondo que los distraía. Los hallazgos en torno a estos músculos con función vestigial podrían facilitar mejores tratamientos para personas con problemas de audición, por ejemplo optimizando el diseño y las funciones de los audífonos.
Antiguas funciones aún presentes
Como indica Science News, es común observar como un gato o un perro pueden mover las orejas en dirección a un sonido, como si fueran antenas parabólicas que se orientan hacia una señal. Los seres humanos no podemos mover nuestras orejas de esa manera, ya que son relativamente rígidas, pero aún poseemos músculos antiguos que pueden modificar su orientación, e incluso algunas personas tienen la capacidad de mover sus orejas si se concentran lo suficiente.
Estos músculos vestigiales son la herencia de funciones utilizadas por nuestros antepasados para optimizar la audición, que se fueron perdiendo con el ritmo evolutivo, la dependencia de la vida social y el acceso a mejores condiciones y contextos para la escucha. Sin embargo, los científicos pudieron descubrir que estos músculos antiguos, que se empleaban para localizar sonidos, aún hoy se activan cuando nos enfrentamos a una exigencia auditiva importante.
Utilidad en patologías auditivas
Los investigadores destacaron que el músculo auricular superior fue el que más respondió cuando los participantes tuvieron dificultades para seguir el habla. Aunque es probable que estos pequeños movimientos musculares no mejoren la audición en la actualidad como lo hacían en el pasado, según informa Neuroscience News pueden proporcionar una medida objetiva del esfuerzo de escucha.
En investigaciones futuras, estos descubrimientos podrían ayudar a comprender el papel de estas funciones vestigiales en las personas con discapacidad auditiva. Por ejemplo, en el caso de la tecnología de los audífonos que se emplean en estos pacientes, podría indicarle al dispositivo que cambie su comportamiento cuando una persona tiene dificultades para oír.
Referencia
Electromyographic correlates of effortful listening in the vestigial auriculomotor system. Andreas Schroeer et al. Frontiers in Neuroscience (2025). DOI:https://doi.org/10.3389/fnins.2024.1462507
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