Biología del comportamiento
La violencia letal no sería algo innato e inmutable en los humanos
El último antepasado común entre humanos y chimpancés habría tenido una violencia moderada

La agresión natural de los chimpancés se habría extrapolado erróneamente al antepasado común entre humanos y chimpancés. / ASP
Redacción T21
Los humanos evolucionaron a partir de un antepasado cuyas tendencias violentas podrían haber sido moderadas, en comparación con los chimpancés actuales. La violencia letal no sería por tanto una característica innata e inmutable de los humanos, sino que dependería de factores sociales y ecológicos que pueden cambiar a lo largo del tiempo.
Un estudio realizado por un equipo de la Universidad de Bristol (Reino Unido) ha analizado la evolución de la violencia letal entre grupos en el linaje de los simios para comprender mejor los orígenes de la violencia humana.
Los investigadores utilizaron métodos filogenéticos bayesianos para reconstruir las características sociales y ecológicas del último antepasado común entre humanos y chimpancés (Pan-Homo LCA) y compararlas con las de las especies actuales.
El estudio, publicado en la plataforma OSF, identificó cinco rasgos clave que influyen en la violencia letal: las coaliciones masculinas, el dominio masculino sobre las hembras, la defensa territorial sesgada hacia los machos, las interacciones exclusivamente hostiles con otros grupos y la residencia natal de los machos.
Según las reconstrucciones, el Pan-Homo LCA presentaba los tres primeros rasgos, pero no los dos últimos, lo que contrasta con los chimpancés actuales.
Violencia original moderada
Los resultados sugieren que los humanos evolucionaron a partir de un antepasado cuyas tendencias violentas podrían haber sido moderadas, en comparación con los chimpancés actuales, por una baja relación de parentesco entre los machos y por las coaliciones entre hembras no emparentadas.
Este descubrimiento aporta nuevas evidencias sobre la naturaleza y el origen de la violencia humana, que es un tema controvertido y complejo.
Los autores del estudio señalan que la violencia letal no sería una característica innata e inmutable de los humanos, sino que dependería de factores sociales y ecológicos que pueden cambiar a lo largo del tiempo.
Asimismo, advierten que sus resultados no deben usarse para justificar o minimizar la violencia humana actual, sino para comprenderla mejor y buscar formas de prevenirla.
Otras constataciones
Además de este estudio científico, hay otras investigaciones que han explorado el tema de la violencia letal en el linaje de los simios que ayudan a comprender mejor la naturaleza y el origen de la violencia humana.
- Una fuente señala que los chimpancés y los bonobos, que son las especies más cercanas al humano, tienen comportamientos muy diferentes respecto a la violencia. Mientras que los chimpancés son agresivos y territoriales, los bonobos son pacíficos y cooperativos. Esto sugiere que el grado de violencia no depende solo de la genética, sino también de factores ambientales y culturales.
- Otra fuente indica que el Pan-Homo LCA podría haber tenido una estructura social similar a la de los gorilas, en la que un macho dominante se reproduce con varias hembras y defiende su grupo frente a otros machos. Esto podría explicar por qué el Pan-Homo LCA tenía coaliciones masculinas y dominio masculino sobre las hembras.
- Otra fuente afirma que el Pan-Homo LCA podría haber sido más cooperativo que violento, ya que esto le habría permitido sobrevivir en un entorno hostil y competir con otras especies. Esto podría explicar por qué el Pan-Homo LCA tenía coaliciones entre hembras no emparentadas.
Debate abierto
En cualquier caso, la nueva investigación abre la puerta al debate, porque no puede demostrar cuáles fueron estos comportamientos animales precursores de la violencia humana: como mucho solo puede especular sobre orígenes comunes.
Los autores de este trabajo explican asimismo que durante demasiado tiempo la premisa de la "agresión natural" humana se ha basado únicamente en la observación del comportamiento agresivo de los chimpancés.
La nueva investigación, sin embargo, optó por recopilar datos observacionales sobre 13 rasgos de carácter en 301 especies de primates, desde el infanticidio hasta las alianzas entre machos y el asesinato, lo que otorga a sus conclusiones una mayor consistencia.
¿Y la cooperación?
Una de las cosas que surge de estos puntos coincidentes y estas diferencias entre nuestros antepasados comunes es el aspecto de la cooperación, destacan los investigadores.
En algunas especies, incluido el chimpancé, solo las hembras abandonan el grupo cuando son adultas. Una característica que puede aumentar el riesgo de violencia en un grupo, entre machos dominantes.
Por el contrario, los grupos que intercambian tanto machos como hembras tienen más probabilidades de desarrollar patrones cooperativos para su propia supervivencia y la de los grupos circundantes. Otra pista para seguir.
Referencia
Intergroup violence in the Pan-Homo last common ancestor was limited by low male relatedness. James Gilbert, Kate Howlett, Christopher Opie. Preprint DOI:10.31219/osf.io/u4wbh
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