ASTRONOMÍA

Las lunas podrían ser la clave para que los planetas alberguen vida

Los sistemas con planetas pequeños y lunas grandes tendrían más posibilidades de ser habitables

Según la científica Miki Nakajima y sus colegas, la presencia de una luna podría ser un indicador clave para que un planeta sea potencialmente habitable.

Según la científica Miki Nakajima y sus colegas, la presencia de una luna podría ser un indicador clave para que un planeta sea potencialmente habitable. / J. Adam Fenster

Pablo Javier Piacente

Las lunas podrían ser un elemento crucial para que un planeta tenga la capacidad de albergar vida: según un nuevo estudio, los satélites naturales deben ser grandes en proporción al tamaño del planeta anfitrión, para que las posibilidades de hallar vida se incrementen.

En una nueva investigación publicada recientemente en la revista Nature Communications, los astrónomos de la Universidad de Rochester, en Estados Unidos, examinaron las formaciones lunares y concluyeron que solamente ciertos tipos de planetas pueden formar lunas que son grandes con respecto a su tamaño. Al comprender las formaciones lunares, los investigadores tienen un mejor parámetro al buscar planetas similares a la Tierra y potencialmente habitables. 

Según una nota de prensa, debido a que nuestra Luna es tan importante para la vida en la Tierra, los científicos conjeturan que una luna puede ser una característica potencialmente beneficiosa para albergar vida en otros planetas y exoplanetas. La mayoría de los planetas tienen lunas, pero la Luna de la Tierra se distingue porque es grande en comparación con el tamaño de nuestro planeta azul

Lunas grandes y planetas pequeños

La Luna es y ha sido un elemento primordial para lograr que la Tierra sea el planeta que conocemos actualmente, rebosante de vida: nuestro único satélite natural controla la duración del día y las mareas oceánicas, que a su vez afectan los ciclos biológicos de los diferentes tipos de organismos vivos. Al mismo tiempo, contribuye al clima de la Tierra al estabilizar el eje de rotación del planeta, ofreciendo un ambiente perfecto para que la vida se desarrolle y evolucione.

Frente a esto, no resulta descabellado pensar que otras lunas podrían cumplir funciones similares en lejanos sistemas planetarios, incluso por fuera del Sistema Solar. Para la científica Miki Nakajima, líder del grupo de investigadores, la búsqueda de exoplanetas generalmente se ha centrado hasta hoy en astros con más de seis masas terrestres. Sin embargo, Nakajima y su equipo proponen en su estudio que deberíamos buscar y estudiar planetas más pequeños, porque probablemente sean mejores candidatos para albergar lunas grandes en relación con su tamaño. 

Las llamadas exolunas, o sea los satélites naturales que orbitan planetas fuera de nuestro Sistema Solar, deberían estar en todas partes, según indican las principales teorías. A pesar de esto, los astrónomos aún no han logrado confirmar ninguna de ellas, solo se han identificado unas pocas candidatas. Los especialistas estadounidenses creen que su estudio ofrece restricciones y parámetros que serán útiles para futuras observaciones, incrementando las posibilidades de hallar exolunas y planetas similares a la Tierra

La formación de las lunas

Todo indica que el tamaño grande de la Luna de la Tierra se debe a las condiciones de su formación. Hace aproximadamente 4.500 millones de años, la proto-Tierra, o sea nuestro planeta en sus primeras etapas de desarrollo, colisionó contra un cuerpo del tamaño de Marte. El impacto provocó la formación de un disco parcialmente vaporizado alrededor de la Tierra, que finalmente se convirtió en nuestra Luna. 

Buscando condiciones similares en otros sistemas planetarios, los científicos realizaron estudios y simulaciones por ordenador. Descubrieron que si el planeta es demasiado masivo, estos impactos producen discos compuestos únicamente de vapor, porque los impactos entre planetas masivos son generalmente más energéticos que aquellos que se producen entre planetas pequeños. Si los discos son totalmente vaporizados, no pueden generar la formación de lunas de gran tamaño.

En consecuencia, concluyeron que los planetas rocosos de más de seis veces la masa de la Tierra, al igual que los planetas helados de más de una masa terrestre, producen discos completamente vaporizados, en lugar de estructuras parcialmente vaporizadas. A partir de estos datos, creen que las nuevas tecnologías para la búsqueda de exoplanetas deberían aprovecharse para intentar identificar mundos más pequeños, entre los cuales se podrían encontrar lunas de mayor tamaño. 

Referencia

Large planets may not form fractionally large moons. Miki Nakajima et al. Nature Communications (2022). DOI:https://doi.org/10.1038/s41467-022-28063-8