TRAS LA PANTALLA

Cenar a las 12 del mediodía y por 70 euros: así es participar en 'First Dates' desde dentro

"La situación te empuja. Te sientes incómoda si no lo haces", explica Patricia Cabo, una de las participantes del programa

First Dates

First Dates / Mediaset España

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El Polígono Industrial de San Sebastián de los Reyes (Madrid) no es el lugar más romántico del mundo para tener una cita. Menos aún si entras en un plató sin ventanas, en el que no se ve nada del mundo exterior. No sabes qué hora es y tampoco tienes reloj para comprobarlo, porque te lo quitan. Tan solo ves gente que no conoces de nada pasando ante ti. Te maquillan, te colocan un micrófono, te preguntan un par de cosas y cruzas una cortina esperando a que lo que se vaya a ver en el programa sea parecido a la realidad. Un ritmo frenético que no atiende a nervios ni a titubeos. Como se suele decir, el show debe continuar.

"Me dijeron que tenía que ir a un bar. El sitio no es muy grande y no podía encontrarme con mi pareja. Tienen que hacer malabares para que no nos veamos", cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Patricia Cabo, una joven actriz que participó en el programa First Dates este verano.

En el testimonio que publica este diario se narra la experiencia del programa vista con los ojos de una participante. Las luces y sombras desde que se rellena el formulario, hasta la cena en la que se centra esta cita a ciegas. Todo el proceso hasta que se abandona el plató. Esta es la visión completa de uno de los programas más visto en el prime time de la televisión en abierto.

La antesala de 'First Dates'

La actriz comienza rememorando las palabras que le dijo el trabajador de la productora justo antes de salir a grabar: "Patricia, recuerda que eres una chica independiente. Has tenido un viaje muy importante hace poco, tus puntos fuertes son estos, tus aficiones estos otros...", le dijo a Cabo el personal del programa. "Pensaba que estaban intentando sacarle garra a la cita. Es curioso que una persona que no conoces de nada te diga quién eres", explica Patricia.

Pensaba que estaban intentando sacarle garra a la cita. Es curioso que una persona que no conoces de nada te diga quién eres"

— Patricia Cabo

Lo que el personal del programa estaba intentando hacer era "conducir" la entrevista para que la actriz se ciñese al guion de lo que First Dates tenía pensado para su cita. "Lo que me dijeron me hizo orientar toda la cena", reflexiona la actriz.

Tras los 'consejos' que le dieron, Patricia cruzó el telón para que los camareros de este restaurante del amor le dieran la bienvenida y le hablaran un poco de la mujer que iba a conocer.

La cena y la cita

Realmente no fue una cena: la cita de Patricia y su acompañante se grabó a las 12 de la mañana. Pese a esto, al no entrar luz en el plató, se crea un efecto nocturno que concuerda con la emisión del programa (de las 21.30 horas hasta casi las 23).

La azafata acompañó hasta la barra a Patricia, que pidió algo de beber y, antes de conocer a la chica, le comentaron las cosas en común que tenía con su pareja, Nayeli.

Se dieron dos besos, conversaron brevemente y les acompañaron a su mesa para pedir. La actriz valora positivamente la calidad la comida: "Estaba muy rica la verdad, tenían un menú de tres platos de primero, tres platos de segundo y dos postres. También había opción vegana", menciona.

Según iban llegando los platos, Patricia cuenta que se sintió muy a gusto, todo iba rodado y sin cortes. No se interrumpe el programa en ningún momento para regrabar tomas. Los extras y actores tienen muy clara su labor y da la sensación de que la pareja se encuentra en una cita real: "Yo tiré de personalidad. Al final hice lo que quise y como a mí me salía", relata la actriz.

Para que no haya cortes y parezca natural, explica, la cita tiene cámaras fijas por todo el plató, aunque los participantes del programa no las ven en ningún momento. Están en las esquinas, techos, paredes, detrás de una planta… son como cámaras ocultas de seguridad de pequeño tamaño que pasan desapercibidas, pero que no pierden detalle.

La cena estaba yendo bien y tanto Patricia como Nayeli compartían gustos, aficiones y se divertían. Sin embargo, en el postre, una de las camareras les pidió que hicieran un reto y se fueron a una pequeña salita que aparece en el programa: "Nosotras nos reímos porque ya sabíamos lo que iba a ser. Madre mía, los clichés. Entonces, abrí una pelota que decía: 'Os tenéis que dar un beso robado'. Nos empezamos a descojonar. De hecho, lo tuvieron que cortar después porque no podíamos parar. Al final nos besamos. En ningún momento nos dijeron de hacerlo, pero la situación te empuja. Te sientes incómoda si no lo haces. Todo está preparado para que pase", concluye Patricia.

Detrás de las cámaras

"Las preguntas que te hacen después de terminar la cita tienen truco, te fuerzan a responder lo que ellos quieren. Yo no sentí que pudiese ser sincera", explica.

Las preguntas que te hacen después de terminar la cita tienen truco, te fuerzan a responder lo que ellos quieren. Yo no sentí que pudiese ser sincera

— Patricia Cabo

Tras esto, llevaron a Patricia a las oficinas, firmaron un contrato en el que cedían su derecho de imagen y autorizaban a la productora a utilizar las grabaciones como quisiesen. Le dieron 70 euros en efectivo y se fue.

No todo es tan romántico como se ve en el programa. Todo tiene su infraestructura detrás para que en la pantalla se vea como algo especial. Pero no es así, según el relato de la participante. Después de que las dos chicas se diesen el 'sí' a concertar un segundo encuentro, quedaron más veces, pero la relación no cuajó. Casi un año después, vieron en sus pantallas el programa en el que se conocieron.