REDES SOCIALES

Elon Musk mosquea a los científicos por sus ataques a Anthony Fauci

Investigadores se plantean dejar Twitter tras los ataques del dueño de la red social a Anthony Fauci

Otros defienden quedarse para frenar la desinformación

Elon Musk, tras el logotipo de Twitter.

Elon Musk, tras el logotipo de Twitter. / DADO RUVIC / REUTERS

Rafa López

Desde que Elon Musk se hizo con las riendas de Twitter, el pasado 27 de octubre, cunde el resquemor entre los científicos con perfil en la red social. La gota que ha colmado el vaso ha sido el ataque del magnate al famoso inmunólogo Anthony Fauci, jefe de la respuesta de Estados Unidos a la pandemia de COVID. Algunos investigadores amagan con irse, pero otros subrayan que ahora más que nunca es necesario combatir la desinformación y que no existe una alternativa convincente a esta red que tanto contribuye a la comunicación y la divulgación científica.

“Mis pronombres son procesar/Fauci”, escribía el pasado domingo Musk, burlándose así de la forma en que algunos perfiles, especialmente los de personas LGTBI, especifican su tratamiento de género con pronombres (él/ella/nosotros). Muchos han visto en este tuit un alineamiento de Musk con las tesis trumpistas, al ser Fauci –a punto de retirarse de la dirección del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de EEUU, tras 54 años de servicio público– un defensor de la utilidad de los confinamientos, las mascarillas y las vacunas contra el COVID.

Algunos perfiles científicos contestaron a Musk. El exastronauta de la NASA Scott Kelly defendió a Fauci como “servidor público cuya única motivación ha sido salvar vidas”. El hasta hace poco hombre más rico del mundo –destronado ahora por el francés Bernard Arnault, director ejecutivo del grupo de artículos de lujo LVMH– replicó acusando a Fauci de impulsar una investigación que “mató a millones de personas”.

En España ha habido también numerosas reacciones de rechazo en el ámbito científico. “Pensando en unirme a otros científicos que dejan Twitter, dado que el CEO está convirtiendo esto en un lugar anticiencia”, escribía en su cuenta el genetista Óscar González Recio, del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA). Recio matizó que iba a esperar a ver cómo evoluciona Twitter en las próximas semanas, pero que percibía que a él y a algunos de sus colegas se les hace shadowbaning; es decir, que hay una reducción deliberada pero encubierta del alcance que tienen las cuentas científicas, incluso algunas “con cientos de miles de seguidores”.

“Ahora que parece que el jefe del negocio tuitero se alinea con los negacionistas y Twitter se nos inunda de desinformación, veo con preocupación a muchas personas de ciencia quemarse y amenazar con la retirada”, escribe, por su parte, el neurólogo Federico Castillo, que opta por resistir, haciendo suyo un tuit de la neurobióloga Mara Dierssen: “¡Los científicos hemos de ser activistas!”.

Pablo Otero Tranchero, científico del Instituto Español de Oceanografía (IEO - CSIC) en Vigo, escribió recientemente un artículo divulgativo en el que exponía “Qué pierde la ciencia si pierde Twitter”. “Twitter es la red social preferida por los investigadores para difundir los resultados de sus investigaciones, divulgar conocimiento científico o simplemente conectar con otros colegas –argumenta Otero en “The Conversation”–. Varios estudios apuntan a que aquellos investigadores más activos en Twitter logran difundir mejor sus publicaciones científicas, mejorando su impacto científico cuando tienen un número apreciable de seguidores”, añade el investigador, que alude también a la iniciativas de ciencia ciudadana en esta red social.

En la misma línea, el médico, docente e investigador Miguel Marcos, con 58.000 seguidores en Twitter, sostiene que es esencial que se continúe difundiendo ciencia en Twitter, y enumera cinco motivos: para comunicar hechos y noticias; para luchar contra la desinformación; porque no hay una alternativa; porque existen herramientas para ayudar (bloquear o silenciar perfiles) y porque hay esperanza de que mejore.

Es también lo que defiende el cardiólogo Eric Topol, uno de los científicos más respetados e influyentes de Twitter (673.000 seguidores): “Si las personas del Twitter científico y médico se dan por vencidas, no habrá una contrafuerza contra la información errónea o desinformada, ni una plataforma para hacer llegar los datos clave al público, y mucho menos a la comunidad biomédica. Espero que no llegue a eso, pero cada vez que Musk ataca hay más desgaste”, escribió ayer en su perfil.

Mastodon, el “plan B”

Decenas de miles de usuarios de Twitter están migrando a plataformas de código abierto como Mastodon, aunque la desbandada apenas afecta a Twitter y a sus casi 450 millones de usuarios activos al mes, como recuerda en su artículo el científico del IEO de Vigo Pablo Otero Tranchero. Además, el mastodonte es diferente al pajarito tuitero. “Mientras que Twitter es fácil, Mastodon genera fricción por diseño”, apunta en otro artículo en “The Conversation” José Luis Orihuela, profesor de Comunicación Multimedia y Estrategia Digital de la Universidad de Navarra. La principal diferencia, apunta este experto, es que Twitter “se gestiona de manera centralizada”, mientras que Mastodon, por el contrario, “funciona de manera descentralizada, con software libre, no tiene publicidad y no hay algoritmos que alteren el timeline del usuario”. Orihuela considera razonable “disponer de un plan B” en caso de que Twitter “implosione o quiebre”, pero recomienda no cerrar la cuenta tuitera.