Opinión | TECNOLOGÍA

Netflix volverá tras unos anuncios

Algo ha cambiado en Netflix, el servicio que revolucionó el entretenimiento en el hogar cambiando lo que no gustaba de la TV, y que ahora compartirá su corazón con los anunciantes

Netflix ha dedicado 18 meses a debatir cuestiones culturales con los trabajadores.

Netflix ha dedicado 18 meses a debatir cuestiones culturales con los trabajadores. / March 12, 2019, Brazil. Man with TV remote control in hand and Netflix logo in background. Netflix is the global provider of streaming movies and TV series.

El Netflix con anuncios está a la vuelta de la esquina. La versión del servicio más barata a cambio de tolerar un poco de publicidad no se esperaba hasta dentro de dos años. La compañía, sin embargo, ha acelerado sus planes. Según una nota informativa a sus trabajadores, difundida por varios medios norteamericanos, el servicio con publicidad podría arrancar a finales de 2022.

Los 200.000 clientes que Netflix ha perdido en el primer trimestre del año (y los dos millones menos que esperan para el próximo) no solo han provocado la desconfianza de los inversores. También han causado una auténtica revolución dentro de la compañía, que ahora se dispone a abrazar algo hacia lo que siempre se había mostrado de lo más beligerante: la publicidad en su servicio. Una medida que no llegará sola, sino que se implantará en paralelo a ciertas restricciones a las cuentas compartidas.

La decisión de meter anuncios en un servicio que nos han vendido como quintaesencia de la comodidad ha causado un aluvión de críticas por parte de los usuarios. Netflix siempre se ha vanagloriado de darle al usuario lo que quiere, y si hay algo que al cliente le sobra son los anuncios. Pero no es una decisión caprichosa. La compañía es consciente de que, a pesar de ser el líder del mercado, se encuentra en una posición de debilidad.

Sus competidores tienen una red de seguridad de la que ellos carecen. Amazon, el negocio del e-commerce; Disney, los estrenos en cines, los parques temáticos o la venta de licencias, entre muchos otros; Apple, la venta de hardware. El beneficio de Netflix, sin embargo, está en una única cesta, esa en la que sus clientes depositan mensualmente la tarifa del servicio.

Toca diversificarse o morir. Lanzando una versión con publicidad, Netflix mata dos pájaros de un tiro. De un lado, abre la puerta a otra fuente de ingresos que potencialmente puede reportarle muchísimo dinero. Dos décadas en activo monitorizando los hábitos de sus clientes y una audiencia global presente en más de 190 países, es un caramelo para cualquier marca.

De otro, le permitirá ser más flexible con el precio, ya que las versiones de estos servicios con publicidad suelen ser bastante más baratas. El precio es, de hecho, uno de los temas más problemáticos para Netflix. Mientras sus tarifas no han parado de crecer en los últimos años, las plataformas de lanzamiento más reciente han salido al mercado con precios muy competitivos y unas ofertas de lanzamiento que ellos sencillamente no pueden igualar.

Netflix, la plataforma en la que hasta hace nada se podía ver casi cualquier cosa, no solo cuesta más que la competencia: también ha perdido gran parte del catálogo que la encumbró, que ha vuelto a sus legítimos propietarios, a esos servicios nuevos a un precio mucho más asequible.

Analistas e inversores han recibido con renovado optimismo la decisión de Netflix de ofrecer una versión más barata con publicidad, aunque la respuesta de los usuarios ha sido bastante menos entusiasta. Las lógicas empresariales no siempre son razonables para el cliente. Esta, en concreto, podría salir muy bien o terriblemente mal. Sin duda, podría evitar que la gente se diese de baja o incluso animar nuevas contrataciones, pero también podría hacer que los ya clientes se pasasen al plan más barato. También hay dudas sobre si la intensidad de los maratones, el punto fuerte de la compañía, será igual en el caso de usuarios sometidos a pausas publicitarias cada cierto tiempo, o si la compañía podrá seguir manteniendo un control tan férreo sobre la información de sus audiencias.

Algo ha cambiado dentro de Netflix, el servicio que revolucionó el entretenimiento en el hogar cambiando todas las cosas que no gustaban de la televisión. La compañía que se jactaba de que sus clientes eran los primeros, pero ahora se dispone a compartir su corazón con los anunciantes. Por eso camina con pies de plomo. Es consciente de que la marca corre el riesgo de perder el brillo, ese aire desenfadado y moderno que convirtió a sus clientes en fans y a los fans en legión, si muta en algo más trasnochado y viejuno. En algo muy parecido a lo que llamamos televisión.