Investigación

Detenido un vecino de A Coruña de 76 años acusado de asfixiar a su esposa en su domicilio de Labañou

Dio el aviso de que se había encontrado el cadáver de la mujer, con la que convivía desde hace más de 45 años y tenía cuatro hijos, pero su versión no encaja con la autopsia y el Gobierno lo considera un caso de violencia de género 

Agente de la Policía Nacional en una imagen de archivo.

Agente de la Policía Nacional en una imagen de archivo. / POLICÍA NACIONAL

Enrique Carballo

Un coruñés de 76 años fue detenido y ha entrado en prisión provisional acusado de haber matado a su esposa, Mercedes, dos años menor que él y con la que convivía desde hacía más de cuatro décadas, en el domicilio que ambos compartían en el número 18 de la avenida de Gran Canaria, del barrio de Labañou. El hombre, sin antecedentes por violencia de género, afirmó a la Policía Nacional que la muerte había ocurrido en la noche del jueves al viernes de la semana pasada y sin que él interviniera. Su versión apunta a que la mujer falleció tras caerse o recibir un golpe fortuito cuando estaba sola. Pero el 091 considera que esto no encaja con la autopsia, que indica que la víctima falleció por asfixia. El hombre afronta cargos por homicidio, y, aunque la investigación judicial todavía acaba de empezar, el Gobierno contabiliza el caso como violencia de género.

De acuerdo con la subdelegada del Gobierno en A Coruña, María Rivas, el matrimonio vivía solo en el piso de Labañou, pues aunque habían tenido cuatro hijos, estos ya son “adultos” y no residían con ellos. Ambos “llevaban conviviendo más de 45 años”, y, según señala Rivas y confirman fuentes conocedoras de la investigación, fue el propio acusado de homicidio el que llamó a la Policía Nacional para avisar de la muerte de su esposa el viernes por la mañana.

El acusado les contó que se acostaron el jueves en dormitorios separados, y, siempre según Rivas, el hombre afirmó que durante la noche “escuchó un ruido en la habitación en la que dormía su mujer”. Cuando acudió a ver qué había ocurrido se encontró con que esta “había caído de la cama” y que se encontraba en el suelo. Entonces “procedió a taparla para no tener que moverla” y “se volvió a su habitación a dormir”, sin que esta versión explique por qué no la socorrió, o si habló con ella o comprobó su estado. Y cuando se levantó por la mañana, contó a los agentes, “se encuentra a la mujer fallecida”.

Los agentes escucharon la versión del hombre e inspeccionaron el piso para comprobar sus palabras; de acuerdo con fuentes conocedoras de la investigación, al domicilio se desplazó la policía científica. El viernes por la tarde el hombre declaró en comisaría, y “se procede a su detención” ya que la autopsia, expone María Rivas, “indica que la muerte se ha producido por asfixia”. La subdelegada no aclaró, a las preguntas de este diario, si la asfixia se había producido con algún elemento físico, que dejase signos de violencia, o si la falta de oxígeno se debió a algún elemento químico presente en el organismo.

Fuentes conocedoras de la investigación señalan que el hombre no figura en el directorio informático que registra a las personas que han sido investigadas por violencia de género. Y, de acuerdo con el Ministerio de Igualdad, “no existían denuncias previas por violencia de género contra el presunto agresor”.

El hombre pasó a disposición judicial el sábado por la mañana, y la jueza del Juzgado de Instrucción número 1 de A Coruña, que estaba de guardia, decretó su ingreso en prisión provisional comunicadasin permitirle la posibilidad de pagar una fianza para salir. Sobre el hombre, indican fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), pesa una acusación de homicidio a la espera de cómo evoluciona la investigación. El Ministerio de Igualdad lo clasifica desde ayer como un “asesinato por violencia de género” y la Delegación del Gobierno también se ha referido al caso como un “asesinato por presunta violencia de género”.

La diferencia no es solo semántica, ya que el homicidio tiene una condena básica de diez a quince años, y la de asesinato, para el que tienen que concurrir circunstancias como que el autor haya actuado con alevosía o ensañamiento, va de quince a 25. Dada la relación del presunto autor y la víctima, probablemente también se le aplique el agravante de parentesco. El artículo 22.4 del Código Penal también considera agravante cometer un delito en base al sexo de la víctima.

Conmoción en el barrio

La mayoría de los vecinos y comerciantes del barrio no se enteraron del suceso hasta este lunes. Los empleados de una tahona próxima al edificio donde ocurrieron los hechos señalaban que no vieron nada el viernes, y desde una jamonería y un horno próximos al portal señalaban que acudió la Policía pero que no conocían el motivo. Un vecino del edificio indicaba a este diario que no se enteró hasta que apareció en prensa, y otros no quisieron realizar declaraciones a este diario.

Sí que se manifestaba sobre el suceso Manuela Álvarez, vecina del barrio y que indica que en Labañou, a la pareja, “todos los conocíamos, es muy triste para toda la vecindad”. La mujer, que tenía relación sobre todo con la víctima, indica que “para nada” había comentarios de que sufriese malos tratos, y que los vecinos están “todos incrédulos” por la noticia de que su marido está acusado de matarla. “Se veían personas normales, pero es lo que pasa siempre: todo el mundo parece normal y después no es así”, resume.Otra vecina de la zona identificaba a la pareja como dos jubilados a los que se veía pasear un “perro grande”, un animal al que también recuerda Manuela, y confirma que no había escuchado nada de que la víctima sufriese violencia. Tras el suceso “hay mucha conmoción”, señala Álvarez, que indica que “todo el mundo quedó un poco afectado”. Recuerda que en el barrio ya hubo otro homicidio, el de un vecino que mató a su hijo hace siete años.