Tribunales

Cinco años de cárcel por clavarle un destornillador en el cuello a un 'sin techo' en Zaragoza

La fiscala llegó a pedir más de 9 años a este okupa que intentó matar a la víctima I Tras la agresión, roció a dos vecinas con un líquido y les intentó prender fuego

El acusado trató en todo momento de evitar ser fotografiado

El acusado trató en todo momento de evitar ser fotografiado / JAIME GALINDO

A. T. B.

"Yo no quiero ni verlo. Yo quiero pagar la condena e irme". Con estas palabras rubricó Mariano Herrera Cortés el acuerdo alcanzado entre su abogada y la Fiscalía por la pelea que protagonizó en Zaragoza y en la que trató de matar a un sin techo en El Gancho.

El encausado se sentó en el banquillo de la Sección Tercera de la Audiencia de Zaragoza por asestar, el 30 de julio del pasado año, cuatro pinchazos con un destornillador a otro hombre e intentar quemar a dos de sus vecinas tras haberles rociado los pies con un líquido. "Lo he pinchado por faltarme el respeto", justificó en su día. 

Ahora, Herrera ha sido condenado a cinco años de prisión por un delito de lesiones y tendrá que abonar seis euros diarios durante un mes por cada uno de los dos delitos de amenazas leves que se le han imputado. Es el resultado del pacto entre su abogada Montse Abad y la fiscala que solicitaba, inicialmente, nueve años y cuatro meses de cárcel: ocho años por un delito de asesinato en grado de tentativa y ocho meses por cada uno de los dos delitos de amenazas. Además, debía indemnizar a la víctima con 3.470 euros por las lesiones derivadas de los pinchazos con el destornillador, entre ellas, una perforación intestinal de seis orificios, tres heridas punzantes y una equimosis longitudinal en la región dorsal derecha. «Una situación de riesgo vital», según el informe médico que elaboraron los forenses y de la que tardó 81 días en recuperarse.

No obstante, todavía falta de cerrar el último fleco de la sentencia: la distancia de la orden de alejamiento impuesta a Herrera durante cinco años. Como agresor y víctima viven cerca, deberá ser la Policía Nacional la que compruebe la distancia para terminar por certificarla. En este punto, el acusado estuvo a punto de romper el acuerdo alcanzado por las partes al mostrar una profunda preocupación por lo cerca que convive con la víctima, que, según él, vive en la calle. «Unos 200 metros, pero igual son menos. No lo sé», dijo. No obstante, el tribunal provincial le recordó a Herrera que la vivienda okupada, en la que él residía hasta que entró en prisión provisional el 6 de agosto del año pasado, había sido tapiada.

Junto al parque de Bomberos de Zaragoza

Todo se remonta a las 20.00 horas del 30 de julio de 2021. Agresor y víctima discutieron en las inmediaciones del Parque de Bomberos de Zaragoza, en la calle Ramón y Cajal, discusión que finalizó con el abandono por parte de Herrera. Pero las palabras no fueron las únicas protagonistas de la discusión y, tras proveerse de un destornillador, el encausado regresó hasta allí, donde le asestó cuatro pinchazos en la escápula, el cuello, el brazo y el abdomen. Fue de forma sorpresiva, sin mediar palabra y dirigiéndose por su espalda.

Después de perpetrar la agresión, se dirigió a su domicilio situado en la calle Ramón Pignatelli. Mientras, gritaba: «Lo he pinchado por faltarme el respeto». Allí le esperaba su esposa, que discutía con un par de vecinas que le recriminaban lo que había hecho su marido. A este hombre, que ayer se cubrió la cabeza para evitar ser fotografiado, no le sentó bien, tanto que les acabó rociando los pies con un líquido e intentó prenderles fuego con un mechero. No lo consiguió porque su mujer logró empujarlo al interior de la vivienda.