SE HABÍA ESCONDIDO EN GUADALAJARA

Detenido en España un policía peruano acusado de diez asesinatos

El suboficial Mío Moracho formaba parte de los "Escuadrones de la Muerte" de la policía de Perú, acusados de ejecutar a delincuentes

El suboficial de policía Mío Moracho, tras ser detenido en Guadalajara.

El suboficial de policía Mío Moracho, tras ser detenido en Guadalajara. / Caso Abierto

Vivía en un piso de Guadalajara con su mujer y sus hijos. Salía poco de su casa y no tenía trabajo. Parecía un jubilado pero en realidad era el suboficial de la policía peruana Luis Alberto Mío Moracho, acusado de diez asesinatos en su país. Agentes del Grupo 2 de Localización de Fugitivos de la Policía española lo detuvieron a la salida de su escondite, según ha sabido

CASO ABIERTO

, el canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica.

La justicia peruana acusa a Mío Moracho de formar parte de los Escuadrones de la Muerte, un grupo de policías peruanos que animaban a cometer delitos para luego sorprender y asesinar a los delincuentes. De este modo, resolvían supuestos crímenes que ellos mismos habían organizado y ganaban prestigio y condecoraciones en su país, además de ascender en el escalafón policial. Este grupo, conocido también en Perú como "Caballo de Troya", fue responsable de más de veinte asesinatos o ejecuciones extrajudiciales.

El policía que se había escondido en España está reclamado por haber participado presuntamente en diez de esos crímenes durante los años 2013 y 2014.

Con su esposa

La policía española recibió la nota roja de Interpol en la que se le avisaba de la posibilidad de que un "fugitivo muy peligroso" estuviera oculto en España. Los investigadores no han conseguido saber cómo llegó a España el policía asesino peruano, pero siguieron el rastro de su esposa, que les llevó al pueblo de Marchamalo, en la provincia de Guadalajara, donde les buscaron sin éxito.

Finalmente, los agentes españoles localizaron a Mío Moracho y su familia en un piso de la capital de Guadalajara. El hombre fue detenido cuando salía de su casa, el pasado 29 de septiembre. A los agentes españoles que le detuvieron les dijo que se equivocaban de persona. Más tarde, derrotado, pidió que no le lleven de vuelta a su país, "si me llevan al Perú, me van a picar" (matar), les confesó. Ahora está en una prisión española.