Investigación

“Me llaman asesina porque querían el dinero de mi tía”, clama la esposa de Luis Lorenzo

Aránzazu Palomino niega ante el juez cualquier implicación en la muerte por envenenamiento de Isabel Suárez: “Siempre estuvo cuidada y atendida”

Paco Valdés, en el cementerio ante la tumba de Isabel Suárez.

Paco Valdés, en el cementerio ante la tumba de Isabel Suárez. / María Fuentes

Ramón Díaz

Dinero y miedo. Son los dos elementos que rodean la muerte por envenenamiento de la vecina de Grado (Asturias) Isabel Suárez Arias, hace un año, en la vivienda madrileña de su sobrina, Aránzazu Palomino, y el marido de esta, el actor Luis Lorenzo, ambos investigados y en libertad con cargos. Porque el dinero y el miedo son los principales argumentos que se tiran a la cara las dos partes enfrentadas en este asunto.

Es en lo único que coinciden. Unos y otros se acusan de desear el dinero de la fallecida, de 85 años, y de tenerla atemorizada. El Juzgado número 9 de Arganda sigue instruyendo la causa por el presunto crimen. En él declaró la investigada. “Me llaman asesina porque todos querían el dinero de mi tía”, declaró Aránzazu Palomino, quien negó cualquier implicación en la muerte de la octogenaria.

Eso por lo que respecta al dinero. En cuanto al miedo, declaró ante el juez que Isabel Suárez tenía miedo a que sus familiares asturianos la metieran “en una residencia”, razón por la cual decidió marchar “por propia voluntad” a Madrid, a casa de su sobrina.

La parte contraria, los hermanos de Isabel Suárez, también sospechan que fue el dinero el que provocó el supuesto homicidio. ¿Cuánto dinero? 60.000 euros en una cuenta corriente, otra cantidad que sus hermanos desconocen a plazo fijo, un piso en Grado y varias fincas rústicas de escaso valor en la localidad de Valduno, en el concejo de Las Regueras. Pero también hablan de miedo. El que, según aseguran, le tenía a su sobrina.

Aránzazu Palomino explicó al juez que carece de conocimientos de química, por lo que desconoce lo que son el cadmio y el manganeso, los dos metales pesados hallados en elevadas concentraciones en el cuerpo de la fallecida y que, según la forense avilesina que realizó la autopsia, provocaron la intoxicación aguda que la llevó a la muerte. Insistió en que no sabe por qué aparecieron metales restos de pesados en el cadáver.

Aseguró que su tía estaba enferma, que padecía demencia senil y que su salud se fue deteriorando “rápidamente” durante sus tres últimos meses de vida, precisamente los que vivió en Madrid con ella y Luis Lorenzo. Aunque durante un tiempo fue la propia Aránzazu Palomino la que atendió a la octogenaria, al cabo de un tiempo contrató “a una chica”, que era “la que le daba la medicación y la comida”. Porque, subrayó, su tía “nunca estuvo desatendida”, al contrario, la mujer contratada ayudaba a que estuviera cuidada “las veinticuatro horas del día”. Añadió que su marido la ayudaba “en todo”.

Declaró que se enteró de la muerte de su tía cuando la llamo la cuidadora, mientras estaba en Asturias. Y explicó que si Luis Lorenzo dijo a la Policía que no permitiría su entrada en la vivienda sin una orden judicial fue porque Isabel Suárez ya estaba muy enferma y deteriorada y quería “preservar su intimidad”.

Más revelaciones de Aránzazu Palomino: la anciana nunca estuvo sola, siempre estuvo cuidada y atendida, y mantuvo la cabeza “bien”, salvo en los últimos quince días de su vida. Finalmente, la investigada negó que su tía hubiera estado incomunicada y que se le hubiera impedido utilizar el teléfono. Llamó a sus familiares en Asturias hasta que decidió dejar de hacerlo, aseguró la sobrina.

En cuanto a la investigación, uno de los objetivos es ahora analizar todos los movimientos bancarios de la cuenta de la anciana envenenada. Los familiares en Asturias de Isabel Suárez sospechan que se transfirieron varias decenas de miles de euros en las últimas semanas de su vida. Pero el abogado de Luis Lorenzo y Aránzazu Palomino sostiene que la herencia ni siquiera ha sido aceptada por esta, que había sido nombrada heredera universal un mes antes del fallecimiento de su tía. También subrayó que en un testamento anterior Isabel Suárez ya había excluido a varios familiares con los que, supuestamente, mantenía malas relaciones.

Por otro lado, los expertos están analizando el contenido de dos botes sin etiquetar que se hallaron en el baño de la vivienda de Luis Lorenzo y Aránzazu Palomino, ubicada en la localidad de Rivas Vaciamadrid. Los dos investigados defienden que no tienen “absolutamente nada que ver” con la muerte de su tía, y manifiestan su fe en la justicia y su esperanza de que las causas del fallecimiento queden esclarecidas “lo antes posible”. El juez ya ha llamado a declarar a varios testigos; entre otros, a una cuidadora que trabajó en la vivienda de los dos investigados.