Tribunales

Un acusado de abusar sexualmente de un niño en Gijón: “Solo le di un móvil porque lloraba”

El procesado, que afronta diez años de cárcel por practicarle felaciones al menor, niega los cargos y pide su absolución

Juzgados de Gijón.

Juzgados de Gijón. / Daniel Mon

I. Peláez

"Solo le regalé un teléfono móvil porque le vi que estaba llorando, pero no abusé de él”. Con estas palabras defendió el jueves su inocencia un vecino de la

zona Oeste de Gijón

de 60 años acusado de un delito de abuso sexual cometido contra un menor al que presuntamente realizó felaciones en los baños públicos del parque de El Lauredal y el Ateneo de La Calzada de la ciudad asturiana. Este individuo, que solicitó su libre absolución durante el juicio, afronta una condena de diez años de cárcel y seis años de libertad vigilada y alejamiento del menor, nacido en 2005, que a raíz de estos hechos sufre síntomas postraumáticos, como depresión y ansiedad

.

Los hechos enjuiciados, tal y como adelantó La Nueva España en el mes de marzo, llegaron al juzgado de Instrucción con la denuncia de la madre del menor, que comenzó a observar un comportamiento extraño en su hijo, además de descubrir que utilizaba un teléfono móvil que ella no le había comprado. Al principio, las justificaciones que daba el niño eran difusas y poco convincentes, apuntando a que se lo habían dejado en la sede de una asociación de la zona oeste que frecuentaba. No contenta con las explicaciones, la madre del pequeño logró averiguar que fue el ahora procesado quien se lo había regalado.

Este individuo, que el jueves respondió a las preguntas de todas las partes, incluidas la de la Fiscalía y acusación particular, reconoció que se lo había comprado él. Una versión que volvió a confesar ante el tribunal de la sección octava de la Audiencia, que celebró el juicio a puerta cerrada.

Esa actitud con el teléfono móvil motivó la preocupación de la madre del niño, que optó por extremar las precauciones. Fue así, tras mucha insistencia por su parte, que logró que el menor, que en el momento de los hechos tenía trece años, confesase los abusos sexuales que sufrió durante, al menos, el primer trimestre de 2018. La correspondiente denuncia motivó una investigación que llevó a tomar declaración al sospechoso, un vecino del menor que vivía en su misma calle.

En la vista oral declaró el procesado, que responde a las iniciales A. M. G. y está en libertad. Negó cualquier contacto físico con el niño, y explicó que le había regalado el móvil porque le había visto llorando y le instó a “dejar de llorar” porque él tenía “uno en casa” que le podía dar. Poco antes de ofrecer esa versión de los hechos, en los pasillos del Palacio de Justicia, coincidió a la espera de entrar en sala con el entorno del menor, que eso sí, no tuvo que cruzarse la mirada con este individuo. El niño, tal y como había solicitado la acusación particular declaró detrás de un biombo, pero señaló al acusado como el responsable de los abusos sexuales que había sufrido durante esos meses.

Informes forenses

En la vista, además de los agentes de la

Policía Nacional

que tomaron parte en la investigación, también ofrecieron su versión los forenses y psicólogos del juzgado, que ratificaron sus correspondientes informes periciales aportados a la causa. ¿Cuáles son esas conclusiones? Que dan credibilidad al relato del menor, al que le quedaron “secuelas con una sintomatología postraumática” por la que todavía sigue a tratamiento psicológico.

Tras la vista, las partes elevaron a definitivas sus conclusiones. La defensa incidió en la libre absolución, mientras que la Fiscalía y acusación particular insistieron en la condena de diez años de cárcel y seis más de libertad vigilada, que implica la prohibición de acercarse al menor a menos de 500 metros, la prohibición de desempeñar determinadas actividades que le faciliten el contacto con menores y y la obligación de participar en programas de educación sexual. Como indemnización por daños morales se solicitan 2.000 euros. El juicio quedó visto para sentencia.

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  • Acusado. Un gijonés, vecino de la calle Martín, nacido en 1962. Empezó a seguir al menor; le observaba desde la ventana. Le regaló un móvil y le daba dinero.
  • Abusos. Le llevaba hasta los baños del parque de El Lauredal, donde le realizaba felaciones al niño, que tenía 13 años en el momento de los abusos sexuales. 
  • Víctima. Nacido en 2005. El niño acabó contando los abusos. 
  • Pena. Afronta diez años de cárcel y seis de alejamiento.