La buscan desde hace 33 años en Medina del Campo (Valladolid)

La carta de una joven denunciando malos tratos cinco días antes de desaparecer: "Me pegaste"

María Dolores Sánchez tenía 21 años cuando se perdió su rastro. Su familia encontró en su habitación una nota para su novio | En 2002, la policía rescató a una mujer de un burdel y pensó que podía ser Mary, pero era un error

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Carta que escribió Mary cinco días antes de desaparecer.

Carta que escribió Mary cinco días antes de desaparecer.

"Hoy ha sido duro para mi". Con estas seis palabras María Dolores Sánchez Moya -Mary- iniciaba una carta que nunca entregó. Acababa de cortar con su novio, el primero, el único, el chico que conoció con 17 años y que le había robado la alegría, la calma y el corazón. Cuatro años después, con 21, después de varías idas y venidas, su relación se rompió: "Yo se que para ti no he significado nunca nada, cualquiera era mejor que yo".

La joven, boli en mano, escribe: "No seré guapa ni nada, pero creo que buena persona sí soy". Y continúa: "yo para ti seguiré siendo una guarra, ¿no? Que si ando con unos o con otros (…) que soy simpática con todos (...) Si yo me he ido de tu lado es porque me estabas echando continuamente (...) Luego llegó un día y me pegaste. No puedo escribirte más, te quiero demasiado, pero me hace mucho daño". Mary firma la misiva con un "te quiero". Cinco días después desapareció.

El 24 de julio de 1990 la joven, de Medina del Campo (Valladolid), no llegó a trabajar. Sus hermanas encontraron la carta a los pocos días de desaparecer. Fueron a preguntarle a él, "no sé donde está", respondió. "Le pegabas", lo acusaron. "Él contestó que cuando se lo merecía", recuerda Jesusa, la hermana de Mary. 33 años después, su familia sigue buscándola. 

Mary en fotos compartidas por su familia.

Mary en fotos compartidas por su familia.

No fue a trabajar

Verano de 1990. Mary tiene 21 años, una relación tóxica, pero lucha por ser feliz. Es la séptima de nueve hermanos. En casa han venido mal dadas y hay que trabajar. Todos lo hacen. Ella, como empleada del hogar en una casa de Valladolid. Cada día camina por la parte alta del Barrio de la Mota de Medina del Campo para ir hasta el punto de encuentro con otras amigas que también trabajan fuera. "Cogían el tren sobre las 8:15 horas", cuenta su hermana Jesusa. "Ese martes, Mary no llegó". Sus amigas pensaron que se habría dormido, le dieron normalidad.

"Tampoco vino a dormir a casa, pero mi madre no se preocupó porque a veces se quedaba dónde trabajaba". En casa no había teléfono, por eso no avisaba cuando le pedían que se quedara por la noche para cuidar a los niños. "Se habrá quedado a trabajar hoy".

La alarma salta al día siguiente. Las amigas vuelven al punto de inicio, la estación. Ese día tampoco la ven. Ni rastro de ella en el tren de vuelta. Eran las fiestas del barrio y habían quedado para ir a la verbena, así que cuando bajaron del tren, fueron a su casa a preguntar. Jesusa (también se llama así su madre) las saludó, "todavía no ha llegado, no tardará". Ellas, alertaron: "no, no, Jesusa, no la hemos visto ni ayer ni hoy….".  "Ahí ya mi madre se asustó", recuerda su hermana.

"Llamamos al trabajo y nos dijeron que llevaba dos días sin ir. Fuimos a la policía a poner la denuncia. Al tener 21 años le dijeron a mi madre que había que esperar 48 horas, que a lo mejor había sido una riña. Mi madre, la mujer, esperó y esperó. No cogieron la denuncia hasta el 3 de octubre, tres meses después".

Recorte de 'El Norte de Castilla' en el que alertaron de la desaparición.

Recorte de 'El Norte de Castilla' en el que alertaron de la desaparición.

"A veces se lo merecía"

La familia se movilizó de inmediato. Amigos, conocidos, nadie sabía nada. Llamaron a la puerta de su novio. "Yo no sé. Lo dejamos hace una semana, por aquí no hace falta que vengáis", le dijo a la madre de Mary. Había formado parte de la familia, acudido a bodas y celebraciones, ahora no quería ayudar.

Unos días después, encontraron la carta en la habitación de Mary y lo llamaron: "Nos dijo que hasta que no terminara la partida de cartas no podía atendernos", lamenta Jesusa. "Habían estado cuatro años juntos ¿una partida es más importante? Le pregunté si sabía algo, si le había dicho que se quería ir… Contestó que mi hermana tenía fantasías, bobadas en la cabeza…". La mujer, carta en mano, le lanzó la pregunta: "aquí pone que le pegas, ¿es verdad? Él respondió: 'a veces se lo merecía'. Tal cual, eso me dijo", asegura Jesusa.

Las amigas de Mary también contaron a la familia de la joven que su novio la agredía: "En la cara no le ha pegado nunca, de cuello para abajo sí. Ella le vieron moratones... era un maltratador".

"Su novio aseguró a la policía que Mary le llamó tras desaparecer y le dijo que se había ido a Barcelona con su hermano", afirma la familia de Mary

Cuando, tres meses después, la policía activó la alerta, repitió las mismas llamadas que la familia inició. "A sus amigas, a la casa donde trabajaba, a nuestros hermanos y al novio de Mary". Entonces él aseguró que, poco después de desaparecer, la joven lo llamó y le dijo que estaba en Barcelona con un hermano suyo que vive allí". El hermano de Mary lo negó: "Ni la he visto, ni ha estado aquí, ni me ha llamado".

"Cuando mi madre se enteró de aquello, fue a casa de él y le pidió a su madre la factura del teléfono para saber desde dónde había llamado Mary a su hijo", recuerda la hermana de la joven desaparecida. La mujer de este fue tajante, según la familia de Mary: "le dijo que no tenía nada que hacer allí y cerró la puerta. Dejaron a mi madre en la puerta llorando".

Teresa, Jesusa y Mary en una foto familiar.

Teresa, Jesusa y Mary, en una foto familiar.

La madre de Mary falleció a los cinco años de desaparecer su hija. "Durante esos cinco años fue a la comisaría a preguntar por su hija a diario"

Jesusa, madre, murió cinco años después de la desaparición. "Durante esos cinco años fue a la comisaría a preguntar por su hija a diario". El relevo, cuando fallece, lo toman sus hijos, capitaneados por Jesusa y Teresa. Se presentaron ante los agentes y suplicaron respuestas: "¿Han investigado si Mary hizo esa supuesta llamada desde Barcelona? ¿Se sabe dónde estaba él cuando desapareció?".

Para entonces, el comisario que inició el caso ya se había jubilado. El nuevo, ante la insistencia familiar, quiso darles una respuesta: "Cuando le vimos la cara nos dijo todo. El sumario estaba compuesto de una página: la denuncia de mi madre metida en un sobre. Nada más. Cuando digo nada es nada. Nada más", aseguran.

Tres movimientos: ¿está viva?

Tras once años con el caso estancado, en 2002 hubo tres movimientos que dio a la familia de la joven un esperanza: "El primero fue una carta de la Seguridad Social anunciando que Mary había iniciado un trámite. Nos pusimos felices". Un conocido suyo que trabaja en la Seguridad Social confirmó lo peor: "nadie había tramitado nada en su nombre, era un error administrativo".

El segundo llegó poco después. El comisario llamó y nos contó que una chica murciana llamada María Dolores Sánchez Moya se había empadronado en casa de mis padres. "Mi hermana era del 69 y esta chica era del 70, pero podía ser. Hablamos con esa mujer y nos dijo: 'mira, me he enterado de que estoy empadronada en Medina porque me han denegado una ayuda municipal. Yo no soy… pero me llamo igual'". Se trataba de otro error.

María Dolores Sánchez Moya desaparece el 24 de julio de 1990.

María Dolores Sánchez Moya desaparece el 24 de julio de 1990.

El mismo año, "la policía nos llama y dice que han encontrado a mi hermana. 'No podemos decir nada, dar ningún dato'...". Consiguieron saber que, supuestamente, la habían localizado en un burdel. "Me extrañaba, pero… tantos años, la vida da muchas vueltas, yo no sé", recuerda su hermana. "Les escribí una carta para que se la dieran. Le ponía mi dirección, mi teléfono, que la echamos de menos... A los tres días nos pidieron disculpas, se habían equivocado: no era ella". Las hermanas, por si acaso, fueron de burdel en burdel, empapelaron la zona: nadie la vio jamás.

Inteligente, con carácter, creativa, le encantaba escribir, "era la única a la que le gustaba estudiar", describe su hermana. Imaginan su éxitos: "habría llegado lejos". La familia no olvida. Aunque buscan desde hace 33 años, está con ellos. Mari siempre está.