400 MIEMBROS ACTIVOS

Así actúan las bandas latinas: sus zonas, sus códigos, sus armas, cómo captan a los niños y cómo les obligan a seguir

La policía atribuye a las pandillas criminales de Madrid 35 ataques con machetes, armas blancas y otros objetos desde que empezó el año

La policía tiene detectados a unos 400 jóvenes "miembros activos" de bandas en Madrid.

La policía tiene detectados a unos 400 jóvenes "miembros activos" de bandas en Madrid.

El fenómeno de las

bandas latinas

juveniles sigue muy vivo en Madrid. La Policía Nacional tiene detectados a unos 400 jóvenes como miembros "activos" de esas organizaciones criminales. Un informe policial conocido por

CASO ABIERTO

recoge que las bandas han protagonizado 35 incidentes violentos con machetes, armas blancas y todo tipo de objetos (pistolas de balines, destornilladores, martillos, mazos, botellas rotas...) desde principios de año.

Dos grupos, los

Dominican Don't Play (DDP)

y los

Trinitarios (Trinis)

, estos últimos aliados con un tercero, los Bloods, se disputan varias zonas al este y el sur de la ciudad. "Los pandilleros de bandas suelen ser chavales de familias en los que los padres no están y las madres trabajan mucho, todo el día, fuera de casa”, explica un investigador policial que lleva años luchando contra ellos y ayudando a sus familias.

La mayoría son españoles de nacionalidad y muchos de ellos tienen origen dominicano, el país de los fundadores de los DDP y los Trinitarios. Casi todos viven con sus madres en los barrios y distritos del arco sureste de la capital, donde las casas son más baratas. Algunos abandonan temporalmente a su familia y se instalan como okupas.

Bandas latinas: Mazos, machetes, cuchillos, destornilladores... son algunas de las armas que usan.

Bandas latinas: Mazos, machetes, cuchillos, destornilladores... son algunas de las armas que usan.

Tres "macheteos" por semana

Miembros de estos grupos se encuentran y se machetean "dos o tres veces por semana" en Madrid. Las zonas más calientes ahora mismo, según fuentes policiales, son Usera y Villaverde, donde los dos grupos rivales rozan y pelean por el control del territorio. Algo similar está ocurriendo ya en otros distritos de la capital, como Latina y Ciudad Lineal. El distrito Centro tiene más presencia de los Bloods, una banda con numerosos integrantes españoles de origen marroquí.

Bandas latinas: Uno de los machetes incautados por la policía en Madrid.

Bandas latinas: Uno de los machetes incautados por la policía en Madrid.

Las bandas ofrecen a los jóvenes "acceso a alcohol, a drogas e incluso sexo con chicas cercanas al grupo". Algunas menores han denunciado abusos sexuales

Hasta hace un par de años, los Trinitarios dominaban zonas de Villaverde, Cuatro Caminos, Vía Carpetana y Puente de Vallecas. Su color es el verde, su número es el 7 y gritan "Patria". Ahora luchan por el control del territorio con los DDP, que usan el color negro y su número es el 3. “Baja patria” es uno de sus gritos favoritos para amenazar y agredir a un rival cuando lo localizan. Los dos grupos protagonizan ya incidentes en todos esos distritos. Incluso, en el último mes, bandas juveniles han saltado puntualmente a otros barrios más acomodados de Madrid, en zonas donde nunca habían operado.

Reclutas de 12 años

La captación de los chavales comienza cuando tienen 12 o 13 años. En el mundo físico, tradicional, cuando un joven baja al parque de esas zonas de Madrid, ese parque puede estar ya "asignado" a un coro (grupo o célula) de una banda. Pero ellos no eligen a cualquier chico. Debe ser alguien disponible las 24 horas del día para cualquier encargo que le hagan, de inmediato. A cambio, la banda ofrece "acceso a alcohol, a drogas, pertenencia a un grupo, también defensa, le dicen: nadie te va a tocar si estás con nosotros. Incluso acceso a sexo con chicas que se acercan a la banda o quieren entrar en ella”, indican fuentes de la lucha contra estos grupos.

La policía ha recibido incluso denuncias de algunas menores que aseguran

haber sufrido abusos sexuales

por parte de integrantes de estos grupos, pero es algo muy complicado de demostrar.

El bolso de la madre

Los integrantes de una banda juvenil de origen latino deben pagar entre tres y diez euros cada semana. Dinero que nunca tienen. La experiencia policial recoge que los novatos "empiezan robando dinero del bolso o la cartera de sus madres para pagar esas cuotas. Más tarde, cuando ellas se dan cuenta, surgen los primeros incidentes en casa, las discusiones. Después, si progresan en la banda llegan las desapariciones intermitentes, los chavales se meten de okupas en casa vacías. Luego, comienzan a cometer

robos con violencia en parques y calles

, el menudeo de drogas…". En los primeros pasos de esa escalada hacia la banda se producen episodios, cada vez más frecuentes, de absentismo escolar.

Salirse de una banda es muy difícil antes de cumplir los veintitantos años. Los jefes de Coro (grupo) pueden dar la verde, que significa el permiso y casi la obligación para cualquier miembro de la banda de golpear y machacar a quien quiera dejarla. Algunas familias han tenido que mudarse de barrio en Madrid para intentar alejar a sus hijos de esos grupos.

Bandas latinas: Armas y pulseras con los colores de la República Dominicana incautadas por la policía.

Bandas latinas: Armas y pulseras con los colores de la República Dominicana incautadas por la policía.

Escuela de delincuentes

Las bandas son además una "escuela de delincuentes" para los que se quedan y progresan en ellas. Cuando se hacen adultos, "los más hábiles pasan a la delincuencia organizada; los más torpes, a la delincuencia común", explican fuentes policiales.

Pero este no es un asunto solo de pandilleros y policías. "Nosotros llegamos al final, a detenerlos. Antes hay una labor que hacer con las familias, en los colegios, los institutos, sanciones administrativas, multas”, explican quienes están en primera línea contra los macheteros. Eso sí, insisten, desde hace casi dos años, en cambiar el Reglamento de Armas para que no pueda ser

tan fácil y tan barato comprar y llevar un machete por las calles de Madrid

. Un joven puede comprar uno por entre ocho y 25 euros. Con la actual legislación, si un policía lo ve por la calle solo puede quitárselo y dejarle seguir su camino.