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Marcas en los tumores permiten aclarar si el cáncer se debe a causas ambientales: "Empezamos a ver cuáles se deben al tabaco"

Un 10% de casos de cáncer tiene causas genéticas y el resto son ambientales, pero la Asociación Española de Genética Humana advierte de que aún se desconocen muchos genes

Una mujer se realiza una mamografía.

Una mujer se realiza una mamografía. / Ferran Nadeu

Beatriz Pérez

Aunque la mayoría de casos de cáncer son esporádicos (es decir, se deben a un "cúmulo de efectos ambientales y mutaciones genéticas que se desarrollan con la edad"), un 10% del total de tumores se deben a una predisposición genética, explica Conxi Lázaro, directora de la Unidad de Diagnóstico Molecular del Institut Català d'Oncologia (ICO). El gen más conocido es quizá el BRCA1: las mujeres que poseen esta mutación tienen más riesgo de sufrir cáncer de mama.

El cáncer, aun así, suele tener un origen multifactorial. A menudo es difícil establecer una causa única. En la actualidad, el componente genético de los cánceres de mama y colon es el que más se conoce. Se sabe que el 30% de estos tumores se deben a factores genéticos y un 70% a factores ambientales. "De ese 30% solo conocemos los genes de alto riesgo [en el caso del de mama, los genes BRCA1 y BRCA2], lo que supone un tercio de ellos", advierte la genetista Clare Turnbull, del Institute of Cancer Research (ICR), en Reino Unido. Turnbull, como Lázaro, ha participado en la 16ª Jornada de Actualización en Genética Humana, de la Asociación Española de Genética Humana, celebrada en Barcelona. La investigación actualmente busca conocer mejor la "firma mutacional" del tumor para descubrir el porqué de ese cáncer. Es decir, si tiene un origen ambiental (como por ejemplo, la exposición al tabaco) o genético.

Como advierte Turnball, si bien el de mama y colon son los tipos de cáncer cuyos componentes genéticos mejor se conocen, todavía hay muchos genes (de estos y del resto de tumores) desconocidos. "Aunque el origen de la mayor parte del cáncer es ambiental y no genético, no acabamos de entenderlo del todo. Por ejemplo, en el cáncer de mama, sabemos que factores ambientales como el embarazo o la leche materna juegan un papel protector", explica Turnball a este diario.

Cribados estratificados

Dado que existe mucha evidencia de que el riesgo de desarrollar cáncer de mama o de colon no depende solo de la edad (pues entran en juego esos factores genéticos y/o ambientales), los científicos discuten ya la creación de cribados estratificados por riesgo. "Es decir, que la edad de inicio [de los cribados] y el intervalo de los mismos estén ajustados al riesgo personalizado de cada persona. Ahora mismo es una estrategia que se está estudiando, y uno de los objetivos es identificar bien los factores de riesgo de cáncer de mama, colon y próstata", explica Judith Balmaña, jefa del Grupo de Genética del Cáncer Hereditario del Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO).

Paralelamente, estudios en diferentes partes del mundo avanzan en identificar la "firma mutacional" del tumor. Por ejemplo, en el caso del cáncer del pulmón, "hay firmas mutacionales específicas del tabaco que empiezan a permitir identificar si este está detrás del tumor", señala Laura Valle, investigadora del Institut Català d'Oncologia (ICO) y del Idibell. En el caso del melanoma, un tipo de cáncer de piel, existen firmas asociadas a la luz ultravioleta. "Identificar estas marcas en los tumores ayuda mucho a saber la causa. No puede verse en todos los tumores, pero en algunos es muy claro", añade. Además, estas firmas mutacionales pueden estar asociadas a procesos biológicos internos, como la reparación defectuosa del ADN, y no solo a factores ambientales.

"Las firmas mutacionales son tatuajes, cicatrices genómicas que se pueden observar en algunos tumores en función de la exposición previa de esas células a factores externos que han marcado un tipo de daño genético que se puede identificar", cuenta Balmaña, quien aun así precisa que el origen del cáncer suele ser "multifactorial", esto es, que se debe a un "compendio de distintas exposiciones y susceptibilidades". "Aun así, identificar cuál es la cicatriz genómica puede ayudar a saber cuál ha sido el principal factor de exposición", reconoce.

Qué pasa en Asturias

El laboratorio de oncología molecular del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en Oviedo, ha recopilado los datos de todos los estudios genéticos de predisposición al cáncer de mama y de ovario de más de mil pacientes estudiadas en los últimos 15 años. "Hemos visto que hay una mutación que se repite mucho en las mismas familias y esto no es muy frecuente. Se trata de dos genes [el BRCA1 y el BRCA2] que tienen muchísimas mutaciones. Vemos que tiene una gran prevalencia en algunas poblaciones y esto es un reflejo de lo aislada que ha estado Asturias poblacionalmente desde hace cientos de años", explica Milagros Balbín, directora de este laboratorio que también ha participado en la Jornada de Genética Humana.

Así, los investigadores identificaron una mutación propia del extremo occidental de Asturias, tocando con Galicia, entre los ríos Eo y Navia. También detectaron otra mutación originaria de la zona central de Asturias, entre la población de 'vaqueiros'. "Se daban ambas mutaciones en zonas más aisladas. Y estas mutaciones se han ido acumulando y transmitiendo de generación en generación", dice Balbín. Son mutaciones propias de "valles ganaderos" e incrementan el riesgo de cáncer de mama, ovario y próstata. "Es muy importante estudiar esto para prevenir en el resto de familiares y ver si tienen la mutación o no, si tienen o no esa predisposición al cáncer. Si es así, les hacemos 'screenings' con más frecuencia", explica.