LA VIDA CONTIGO

Qué fue de… Mayte Zaldívar, la mujer del exalcalde corrupto Julián Muñoz que hizo sus pinitos en el mundo del cine

La valenciana, que se dio a conocer en 2003 al verse envuelta en un triángulo amoroso, ha regresado a la primera línea del fuego mediático tras su reboda con el abulense

Mayte Zaldívar se ha vuelto a casar con Julián Muñoz.

Mayte Zaldívar se ha vuelto a casar con Julián Muñoz. / ARCHIVO

Madrid

En mayo de 2002, el empresario abulense Julián Muñoz, del Grupo Independiente Liberal (GIL), resultaba elegido alcalde de Marbella en sustitución de Jesús Gil, quien había dimitido como regidor y concejal del Ayuntamiento después de que el Tribunal Supremo lo inhabilitara durante 28 años por prevaricación en el llamado caso de las camisetas. Pocos meses después de la investidura, Muñoz empezó un escarceo amoroso con Isabel Pantoja, pese a estar casado con Mayte Zaldívar, lo que provocó un terremoto de múltiples consecuencias, entre ellas, una moción de censura que le desbancó del sillón consistorial. Por supuesto corrieron ríos de tinta sobre aquel triángulo amoroso cuyos protagonistas, sobre todo al principio, negaron hasta la saciedad lo que era más que evidente.

A raíz de que la prensa del corazón destapara el noviazgo y sus secretos, la esposa abandonada, dejándose llevar por su sed de venganza y sus ansias de dinero, comenzó a hacer declaraciones televisivas, del tipo “mi marido traía a casa dinero en bolsas de basura que justificaba como procedentes de comisiones por obras”, que interesaron a los jueces. “Muñoz y Gil se acusaron mutuamente de robar al pueblo en un programa de televisión de máxima audiencia”, se recuerda en el libro Ambición. "La justicia comenzó a investigar lo que mucha gente ya sabía: el atraco indiscriminado a las arcas municipales y el cobro de comisiones ilegales por recalificar terrenos". Tres años más tarde, Muñoz y otros políticos entraron en prisión, acusados de diversos delitos urbanísticos.

Todo aquello puso patas arriba la vida de Zaldívar, que se separó en marzo de 2004 y, hasta el comienzo de la instrucción de la Operación Malaya, había vivido como un pachá. Nacida en Castellón de la Plana en 1957, la otrora primera dama es hija de un guardia civil y, siendo todavía adolescente, intentó abrirse paso como artista. De hecho, cierto programa de Antena 3 desveló que llegó a ser miss Autoescuela, y que este galardón la coronó por encima de Norma Duval.

Pero lo que más llamó la atención de muchos fue descubrir su fugaz paso por el mundo del cine de destape, que en los setenta se convirtió en un verdadero revulsivo para una sociedad hastiada por el franquismo. Por un lado apareció en Hold-Up, instantánea de una corrupción (1974), un filme de Germán Lorente, con Nathalie Delon como protagonista y un título bastante premonitorio para una mujer que llegaría a ser alcaldesa consorte de la capital del saqueo. Por otro, intervino en Pepita Jiménez (1975), que causó cierto revuelo al ser secuestrada por orden judicial por impagos de su productor, el actor y playboy venezolano Espartaco Santoni.

Sus comienzos con Julián Muñoz

En un viaje a la Costa del Sol, Mayte protagonizó un romance con un señor casado, propietario de una cadena de autoescuelas junto a sus hermanos, que le dio a su hija mayor, Eloísa. "Él dejó a su mujer y se fueron a vivir a Madrid para evitar el escándalo", aseguró alguien de su entorno. "Pero al poco, él se mató en un accidente de tráfico". Luego, para ganarse las habichuelas, se puso a trabajar de camarera en un club de copas de la Gran Vía madrileña en el que al parecer se cruzó por vez primera con Julián Muñoz, que entonces estudiaba Medicina en la Complutense. Acabaron casándose, tuvieron juntos una hija (Elia) —la otra fue adoptada por Muñoz, que sin embargo no le dio sus apellidos— y se instalaron en San Martín de Valdeiglesias, un pueblo de Madrid en el límite con Ávila, tierra natal de Cachuli.

Imagen de archivo de Julián Muñoz y Mayte Zaldívar.

Imagen de archivo de Julián Muñoz y Mayte Zaldívar. / EUROPA PRESS (ARCHIVO)

En 1983, escapando de una mala situación económica, el matrimonio puso rumbo a Marbella. "Llegaron con un coche que se caía a pedazos y alquilaron un cuarto piso sin ascensor en el barrio de la Divina Pastora, una zona muy humilde", apuntaría una fuente que conoció a la pareja entonces. "Ella pidió trabajo de camarera de piso en Incosol. Pero exigió libres los sábados y domingos, así que la descartaron. Cuando hicieron los cines de Puerto Banús, Mayte hizo de azafata, acomodadora, taquillera...". Acabaron montando en Puerto Banús un bar en el que Muñoz, que ejercía allí como camarero, fue captado en 1991 por Jesús Gil y Gil, un empresario de la construcción y presidente del Club Atlético de Madrid que decidió presentarse a la alcaldía de Marbella.

"En los noventa, nosotros formábamos parte de una plataforma de empresarios de la hostelería preocupados por la decadencia de la ciudad", contó una vez Mayte. "Verdaderamente ese año había sido muy duro para la hostelería y para nosotros, porque nunca había llovido en Marbella tanto como en 1991. Todas nuestras previsiones se habían ido al garete. Yo era vocal en Puerto Banús cuando Jesús Gil entró en mi restaurante y se dirigió a mí para proponerme formar parte de las listas. Ante mi negativa dijo: Bueno, pues si tú no quieres, me llevo a tu marido’. Yo le dije: ‘¿Cómo lo quieres, envuelto o te lo llevas puesto?’. Y ahí empezó la historia de Julián Muñoz, porque hasta entonces él era el marido de Mayte".

Según Ángela Portero en Ambición, Muñoz aceptó ilusionado la promesa de una vida mejor que le ofreció Gil, quien a su vez valoraba en el abulense su don de gentes y su conocimiento de Puerto Banús: "Julián Muñoz ocupaba el séptimo puesto en la lista electoral. Y tras el triunfo de Gil fue nombrado teniente de alcalde de Puerto Banús y concejal de Participación Ciudadana y Fiestas [...]. El ascenso de Julián Muñoz en el organigrama gilista fue posible gracias a la caída de sus antecesores por diferentes reveses judiciales. Su fidelidad fue recompensada con su nombramiento primero como primer teniente de alcalde en sustitución de Pedro Román y después, como alcalde en funciones".

Cárcel junto a Isabel Pantoja

Después de 15 años en el poder todos estaban forrados y los millones defraudados que engrosaron sus cuentas aún no han sido encontrados. También salieron escaldadas del asunto Isabel Pantoja y Mayte Zaldívar, que en 2014 acabaron en el trullo por un delito de blanqueo de capitales. Tras quedar en libertad, la valenciana de 67 años abrió un gastrobar en el Mercado Municipal de Marbella junto a Fernando Marcos, con el que empezó a salir poco después de separarse del exalcalde, un preso excarcelado por razones de salud que hoy día asegura estar arrepentido de todo lo que desembocó en la mayor trama de corrupción urbanística conocida en un ayuntamiento español.

"La política, haber pertenecido al Grupo Independiente Liberal (GIL), ha sido mi gran ruina", apuntó en el libro La cruda verdad. "Pero estoy completamente seguro de que si no hubiese comenzado una relación con una personalidad como Isabel Pantoja, no me hubiera visto envuelto en toda esta vorágine más que lo justo. No tengo nada en contra de esa mujer, porque no me ha hecho nada, pero yo he pagado el precio de la fama de ella. Bueno, algún reproche sí que puedo hacerle, como que me dejara tirado como un perro cuando salí de la cárcel".

Hace solo unos meses, Mayte volvió a la primera línea del fuego mediático después de que se contara que anda realmente apenada por el delicado momento que atraviesa Muñoz, gravemente enfermo de cáncer, y que se ha vuelto a casar ante notario con él, después de 17 años divorciados. Sigue siendo un misterio si ya dio por concluida su relación con Fernando, con el que hasta ahora se la seguía viendo en las calles de Marbella. De lo que caben pocas dudas es de que tanto ella como Muñoz, que aún debe 46 millones de euros al Estado español, son conscientes de que la condición de viuda permitirá legalmente a Mayte asumir una serie de decisiones que, a lo peor, es mejor que no tomen sus hijas.