LA VIDA CONTIGO

¿Es cierto eso de que los polos opuestos se atraen en el amor?

El cine nos ha dejado centenares de ejemplos de cómo el personaje malo se enamora del bueno y viceversa, pero en la vida real no es tan así

La experta en dependencia emocional Silvia Congost apunta que es muy probable que dos personalidades diferentes intenten cambiarse y terminen en una relación tóxica

Pillan a una clienta robando la propina en un bar gracias a la cámara de seguridad

Los personajes Chuck Bass y Blair Waldorf, de la serie Gossip Girl, son un ejemplo perfecto de la chica buena que se enamora del chico malo.

Los personajes Chuck Bass y Blair Waldorf, de la serie Gossip Girl, son un ejemplo perfecto de la chica buena que se enamora del chico malo.

María G. San Narciso

María G. San Narciso

Edward Lewis (Richard Gere), un hombre de negocios bastante rico, algo estirado y con una moral cuestionable, se enamora perdidamente de Vivian Ward (Julia Roberts), una prostituta sin pelos en la lengua y mucho más empática. No hace falta explicar mucho más de la trama de Pretty Woman, emitida en la televisión pública y privada hasta la saciedad desde su estreno en España un 2 de enero de 1992, pero es el ejemplo perfecto de cómo el cine ha repetido cientos de veces una mantra que ha calado en la sociedad: el de los polos opuestos se atraen. Sin ir más lejos, la última temporada de la Sex Education, una de las más abiertas y actuales, dejó un romance entre uno de los personajes más dulces y queridos, Eric, con el abusador Adam.

Pero por mucho que funcione en la ficción, la vida real no va así. Varios estudios han demostrado que tanto los amigos como las parejas románticas tienden a compartir creencias, valores y algunos pasatiempos básicos. Además, se ve que confiamos más y nos sentimos más atraídos por personas con características físicas similares. Y al contrario: también hay evidencia que sugiere que los opuestos se repelen, sobre todo en cuanto a los puntos de vista y valores. En un clima social, político y cultural cada vez más polarizado en países de todo el mundo, es bastante posible que tengamos menos probabilidades de enamorarnos de alguien que piensa de forma muy diferente a nosotros.

"Nos atrae aquello que nos es conocido y familiar o lo que admiramos", asegura Silvia Congost

Silvia Congost, psicóloga experta en dependencia emocional, autoestima y relaciones tóxicas, asegura que eso de que los polos opuestos se atraen es "la mayor mentira jamás inventada". "Nos atrae aquello que nos es conocido y familiar, generalmente porque nos recuerda a nuestros padres. También aquello que admiramos, que nos gustaría tener pero sentimos que no tenemos, ya sean características de personalidad o cosas materiales". "Por supuesto -matiza-, eso no quiere decir que no haya nadie a quien le pueda atraer lo opuesto. Claro que sí. Pero no es lo más común en nuestra forma de funcionar. 

¿De dónde viene este mito?

Pero por mucho que los psicólogos y los estudios digan lo contrario, la frase de que "los polos opuestos se atraen" se repite de generación en generación. Su origen, explica Congost a este periódico, viene "de la mentalidad romántica con la que nos han educado y de la que hemos bebido y seguimos bebiendo en nuestra sociedad". "La idea de encontrar alguien que nos complemente es de lo más perjudicial para nosotros. La historia de la media naranja, necesaria para sentirnos completos de verdad, nos indica inconscientemente que nos falta una parte para estar bien, para tener todo lo que necesitamos y así ser felices de verdad. Eso nos convierte, automáticamente, en seres dependientes de esa otra mitad. Si no la conseguimos, nos sentimos incompletos, fracasados y defectuosos".

 "La idea de encontrar alguien que nos complemente es de lo más perjudicial para nosotros", asegura Silvia Congost

Pero "nada más lejos de la realidad". "Somos naranjas completas y perfectas y no necesitamos a nadie para ser felices. Eso no significa que no nos guste estar acompañados o construir relaciones, pero deben ser siempre con otros seres completos", asegura. La experta señala además que el emparejamiento o el enamoramiento no tiene que ver con ciertos rasgos de personalidad; todos los rasgos van a encontrar pareja y todos nos vamos a enamorar en alguna ocasión de alguien pero no tienen por qué ser perfiles iguales. En función de lo que a cada uno le atraiga, y de su momento vital, se sentirá más interesado por una u otra persona. 

Las apps, llenas de filtros anti-polos opuestos

Teniendo esto en cuenta, ya hay varias aplicaciones de citas que permiten 'filtrar' a los posibles candidatos y candidatas antes de empezar la charla. Por ejemplo, en OkCupid hay que hacer un test de personalidad bastante exhaustivo para abrirse el perfil. Incluye preguntas sobre religión y política, aunque es voluntario. Después, te muestra el porcentaje de compatibilidad con los candidatos o candidatas. Aunque claro, el dato sobre la afinidad se puede esconder para que solo tú lo veas.

Para Congost, este tipo de filtros tienen "todo el sentido del mundo y es muy importante" que se pongan. "Si tenemos una ideología política muy clara o unas ideas religiosas determinadas, igual que puede pasar con ciertos valores innegociables o algunas preferencias a nivel sexual o de forma de vida, cuanto más claro esté desde el principio, más probabilidades tendremos de dar con otra persona que coincida con ellas. De hecho, lejos de la historia de que los polos opuestos se atraen, la realidad y la experiencia nos demuestra que cuanto más nos parezcamos en lo que para nosotros es importante, más fácil será la relación y más éxito tendremos en ella", afirma Congost.

Hacia una relación tóxica

Congost no tiene duda de que dos personalidades muy distintas pueden acabar convirtiéndose en una relación tóxica. De hecho, opina que "es lo más probable": "Si somos distintos en aspectos importantes, esas diferencias es probable que nos incomoden y que nos lleven a pasarlo y sentirnos mal. Por ello, antes de enfrentarnos a la idea de cortar la relación, intentaremos cambiar a la otra persona. Trataremos de hacerle ver que tiene que ser como nosotros para así estar mejor".

"En otros casos ante esas diferencias -prosigue-, hay perfiles más dañinos que pueden desvalorizar a su pareja o destruirla por completo. Si nos parecemos, también será más fácil que conectemos con la empatía y con la compasión, dos ingredientes imprescindibles en una relación sana". 

"En definitiva, cuanto más distintos seamos (y por supuesto, teniendo claro que esto no es una regla de tres) más probabilidades de que acabemos sufriendo, pasándolo mal y atrapados en una relación tóxica", concluye la experta.