ESTUDIO CIENTÍFICO

De la Edad Media a hoy: por qué la desigualdad de género se hereda en mayor medida en algunas ciudades

Un nuevo estudio argumenta que las urbes europeas donde más se discriminaba a las mujeres en el Medievo siguen siendo foco de grandes desigualdades

Carcasona.

Carcasona. / Shutterstock

Valentina Raffio

Presten atención a la siguiente comparativa. Allá por el siglo VI, en la ciudad medieval de Istria (Rumanía), los hombres y mujeres recibían un trato tan profundamente desigual que ellas sufrían los mayores porcentajes de traumatismos y desnutrición del conjunto de la sociedad. Quince siglos más tarde, en exactamente ese mismo lugar, las desigualdades entre hombres y mujeres persisten con fuerza y se reflejan, por ejemplo, en un menor acceso de las mujeres al mercado laboral y a los puestos de poder. ¿Existe algún vínculo entre estos dos escenarios de discriminación o es simplemente casualidad? Según argumenta un estudio de la Universidad de Washington en St. Louis, las desigualdades de género podrían estar 'enquistadas' en algunas ciudades más que en otras justamente por esta herencia cultural. 

La investigación, publicada este mismo lunes en la revista científica 'PNAS', presenta los siguientes datos. Por un lado, analiza más de 10.000 restos dentales recopilados en casi 140 yacimientos medievales de diferentes puntos de Europa y, a partir de ahí, estudia la discriminación de género que había durante la Edad Media en estos lugares. Por otro lado, rastrea estudios para ver qué tipo de desigualdades de género persisten en estas mismas ciudades en la actualidad. ¿El resultado? Según apunta el análisis, las personas que viven en áreas donde históricamente se han favorecido los hombres por encima de las mujeres siguen mostrando más desigualdades de género respecto a las ciudades donde ha habido un trato más igualitario entre géneros.

Valores heredados

"Muchos de los de sesgos de género que existían durante la Edad Media todavía se reproducen en las actitudes contemporáneas", destaca la investigadora Margit Tavits, primera autora de este estudio. Esto explicaría por qué, pese a los avances logrados por el feminismo en los últimos siglos, hay lugares donde la discriminación hacia las mujeres está más 'enquistada' que en otros. Los autores de este análisis argumentan que, "de la misma manera que heredamos el ADN de nuestros antepasados", también heredamos un conjunto de costumbres y valores que caracterizan una determinada sociedad.

"Muchos de los de sesgos de género que existían durante la Edad Media todavía se reproducen en las actitudes contemporáneas"

Margit Tavits

Un ejemplo muy claro, y completamente opuesto al de la ciudad de Istria, es el de la localidad lituana de Kėdainiai (antes conocida como Plinkaigalis). El estudio de 157 esqueletos del año 550 d.C. desvela que la sociedad de la época dispensaba un trato bastante igualitario para hombres y mujeres. La búsqueda de signos de desnutrición o trauma no destaca una mayor incidencia en un género que en otro y, además, otros estudios bibliográficos destacan la existencia de políticas para amparar los derechos de las mujeres en el Medievo. Más de 15 siglos después, los índices de igualdad siguen gozando de buena salud en la ciudad. Hombres y mujeres tienen tasas similares de empleo y de acceso a la política y, según destacan algunos estudios, existe bastante consenso ciudadano sobre la necesidad de impulsar medidas contra la discriminación.

El análisis encuentra una clara relación entre los niveles de discriminación de género en la antigüedad y los que persisten a día de hoy. "Estos sesgos sobrevivieron a cambios socioeconómicos y políticos monumentales como la industrialización y las guerras mundiales", destaca el estudio. La única excepción a esta regla se encuentra en aquellos lugares en los que se experimentaron un "reemplazo de población abrupto y a gran escala", como una pandemia o un desastre natural. En estos lugares no solo se observan cambios abruptos en la población sino que, además, las dinámicas entre hombres y mujeres también cambian.

La estructura del patriarcado

¿Significa esto que la transmisión de valores es lo único que justifica la persistencia de las desigualdades de género en nuestra sociedad? Tavits, como autora de este análisis, argumenta que en parte sí y que, justamente por eso, a veces es tan complicado hacer frente a unas "creencias sexistas profundamente arraigadas" en una determinada sociedad. "Nuestro mensajes es que, más allá de las políticas concretas para fomentar la igualdad de género, debemos abordar las fuerzas culturales que canalizan estas creencias", destaca la experta tras la publicación de esta última investigación.

Sobre este debate se muestra mucho más escéptica la historiadora Almudena Hernando, catedrática de Prehistoria y miembro del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid. Según explica esta científica en declaraciones al Science Media Center España, hablar de estas discriminaciones solo como una "reliquia" de la antigüedad podría ensombrecer explicaciones más estructurales como, por ejemplo, el rol que han jugado las normas de género (y el patriarcado) en la construcción del orden social.