LA VIDA CONTIGO

"Igual que se sale de las drogas, puedes salir de una relación"

La psicóloga Lara Ferreiro publica 'Adicta a un gilipollas', un manual para superar las relaciones tóxicas

Lara Ferreiro, psicóloga y autora de 'Adicta a un gilipollas'.

Lara Ferreiro, psicóloga y autora de 'Adicta a un gilipollas'.

María G. San Narciso

María G. San Narciso

La pareja tóxica es un concepto que está más que manido por medios de comunicación, ensayos y literatura científica. Tenemos todas las claves para identificar cuándo nosotros, o cuando nuestro entorno, está pasando por una. Pero, aun así, salir de ellas puede ser extremadamente difícil. Por eso la psicóloga Lara Ferreiro habla de adicción emocional, que no dependencia. Conseguir desengancharse, según ella, es posible. Pero para ello habría que pasar por un programa de desintoxicación: la adicción a los gilipollas, asegura, actúan en nuestro cerebro como la mismísima cocaína.

El autor Walter Riso explicaba en el Manual para no morir de amor que, cuando en las relaciones de pareja se confunde el enamoramiento con el amor, las personas llegan a justificar el sufrimiento afectivo y terminan enredadas en una relación negativa que amarga y complica su existencia. Creen, de forma errónea, que el amor es así y hay que hacer lo que sea por mantenerlo. En estas relaciones, explica Riso, los miembros se ven sometidos a un gran desgaste y muchos se debilitan física y psicológicamente, dejando de lado su propia personalidad y esencia.

Dar con un gilipollas y convertirse en una adicta emocional viene a ser eso. Y, por desgracia, es una historia que se repite más de lo que muchas son capaces de reconocer. La propia Lara Ferreiro asegura a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que pasó por una cuando tenía 22 años y estudiaba Ingeniería. Cortó con ambos −novio y carrera− a la vez. Entonces no tenía herramientas disponibles para superar su adicción emocional. Con los años, ya como terapeuta, fue desarrollando un método para las mujeres que llegaban destrozadas a terapia. Como Shakira, dice pasó de llorar a facturar con su reciente libro Adicta a un gilipollas (Ed. Grijalbo). Que nadie se ofenda con el género de las palabras: está escrita para ellas (las adictas) sobre ellos (los hombres tóxicos).

"La adicción emocional se parece a la adicción a distintas sustancias como el alcohol o las drogas. Mi experiencia en el centro de desintoxicación me hizo identificar patrones que se repetían entre los adictos a las diversas sustancias y las adictas a las relaciones tóxicas. La adicción emocional se caracteriza por un estado mental obsesivo, la necesidad irresistible de estar con ese hombre, la pérdida del control sobre los impulsos, centrar la vida en él y experimentar intensos deseos de consumir esa droga emocional (como querer saber qué hace en cada momento, comprobar sus cambios de perfil en las redes sociales, etc", escribe.

¿Cómo desengancharse?

¿Te reconoces aquí? Si la respuesta es sí, tranquila: tiene solución. "Salir de ahí es cien por cien posible. Igual que la gente sale de las drogas, puede salir de una relación. No es fácil, porque el cerebro está secuestrado. Pero hay que pensar que es neuroplástico, y eso es lo bonito. Funciona como una plastilina, por lo que podemos cambiar todas sus creencias", asegura la psicóloga. Para este caso, la autora te propone un programa que debes cumplir de un mínimo de seis semanas. Puede ser más tiempo, y dice que conviene revisarlo a los tres, seis meses y un año, pero en menos de eso es misión imposible.

La primera semana es para que te fijes un día en el calendario para dejarlo, igual que hace tanta gente con el tabaco. Para prepararte, te propone algunas tareas como hacer un balance de la relación o buscar a tu ángel de la guarda, que será aquella persona a la que llamarás cada vez que sientas que vas a recaer o te sientas floja.

Si ya te ha dejado él puedes pasar a la siguiente semana, que es la de las seis etapas del duelo:

1. Negación, shock emocional

2. Volcán de emociones

3. Pozo negro

4. Adaptación

5. Aprendizaje y superación

6. Neutralización

En este periodo, la autora aconseja no comunicarte para nada con el susodicho y bloquearlo de todas las redes sociales para conseguir un 'consumo cero'. Conseguido esto, pasarías a una tercera semana de 'plan renove', en la que deberías deshacerte de todo lo que tengas o te recuerde a él (incluidas las fotografías del móvil, que estarían mejor en un pendrive o en una memoria externa). Seguramente de aquí pases a la semana 4 con síndrome de abstinencia, lo que te generará ansiedad, irritabilidad o ganas de llorar por las necesidad que tienes de ponerte en contacto con él. No lo hagas. En la semana 5 debes hacer un balance sobre cómo estás y a dónde quieres llegar, y en la 6 te hace un plan para intervenir en el caso de recaídas.

"Llama a tus amigas, a tus terapeutas o apaga el teléfono", recomienda Lara Ferreiro, que recuerda el caso de una paciente que se pasó un buen rato en terapia justificando que tenía que quedar con su ex para devolverle unas sábanas de IKEA que tenían cinco años.

El 'top ten' de los gilipollas, según la psicóloga

  1. El metralleta sexual: es un promiscuo y conquistador insaciable con sed de mujeres
  2. El mamitis: inmaduro emocional, no hay mujer como su madre
  3. El emparejado: es un mentiroso patológico, un seductor constante... y un infiel
  4. El fugitivo: eterno soltero con apego equitativo
  5. El psicópata narcisista: es otro mentiroso compulsivo con grandísima capacidad para manipular
  6. El mareador: un día tiene un interés repentino en quedar contigo, al día siguiente desaparece
  7. El parásito: vive de ti
  8. El hombre champán: busca conquistarte, hasta que lo hace y pierde el interés en ti
  9. El príncipe desteñido: te genera expectativas engañosas e ideales sobre vuestro futuro, pero pasarás de ser la damisela en apuros a la que quiere rescatar a ser la bruja del cuento
  10. El atormentado: padece inestabilidad emocional y su apego es desorganizado

¿Cómo he caído ahí?

La psicóloga asegura que no es tan raro acabar en una relación así. "Es una pandemia emocional: siete de cada diez mujeres en algún momento han tenido una relación tóxica". Las causas son múltiples. Afirma que ser adicta emocional no siempre tiene que ver con ser insegura o necesitar pareja. "La literatura clásica habla de la geisha sumisa, aquella mujer muy dependiente, pero lo que en realidad veo en terapia son perfiles de adictas emocionales distintas", comenta.

Lo mismo que hay distintos tipos de gilipollas, ella está convencida de que hay distintas adictas. Pone de ejemplo a Jennifer López, una mujer tremendamente atractiva, con éxito y millonaria, que dijo sentirse vacía, pequeña y sola sin un hombre a su lado. Pero también las hay que buscan un amor paternal; las que tienen tanto miedo a que sus parejas las dejen que controlan de forma enfermiza, agobiante y obsesiva; o las que tienen una necesidad irresistible de tener siempre pareja. Otras simplemente están pasando por un momento más vulnerable de su vida. ¿Debemos ser más exigentes en esto de la búsqueda del amor?

"Desde luego", responde. "Hay que hacer un buen casting del amor, de qué permito, qué puedo dar... Lo fácil es el principio, cuando entras en campaña electoral y das tu mejor versión, pero luego no hay una toma de conciencia de si realmente esa persona es lo que quieres en tu vida", razona. Al principio, explica, el gilipollas es estupendo y a medida que vas teniendo sexo, segregamos sustancias hormonales que hacen que "secuestre nuestro cerebro" y terminemos por pillarnos.

Por eso, cuanto más exigentes seamos, mejor. Sobre todo porque asegura que una vez que una mujer ha sido adicta, es mucho más fácil que vuelva a recaer en la droga o, como ella la llama, los gilipollas.