ROBO EN ATRIO

Qué se sabe del Château d'Yquem, el vino francés con el que brindaba George Washington

En una mala cosecha, puede que toda la producción se considere indigna del nombre del Château

Sacristía de los Château d’Yquem en la bodega de Atrio.

Sacristía de los Château d’Yquem en la bodega de Atrio.

Natalia Vaquero

Thomas Jefferson, tercer presidente de Estados Unidos, fue un gran amante del buen vino, del mejor, desde su etapa como embajador en Francia, donde descubrió el prestigioso Château d'Yquem que rápidamente cautivó también el paladar del primer presidente estadounidense, George Washington. "Es una auténtica joya", asegura José Polo, dueño junto a su pareja, Toño Pérez, de la excelsa bodega del restaurante Atrio de Cáceres, donde en la madrugada del 26 al 27 de octubre del año pasado sufrieron un robo de película millonario que les borró la sonrisa de la cara durante meses. 

Los presuntos autores del robo, un hombre y una mujer ya encarcelados, accedieron a la bodega de la planta baja del hotel y se llevaron 45 botellas de vino de las bodegas más exclusivas del mundo. Entre los ejemplares que sustrajeron se encuentra el famoso ejemplar de Château d’Yquem de 1806 valorado en 310.000 euros que Polo y Pérez adquirieron en 2000 en la casa de subastas Christie's, en Londres.

"Es un vino que ha sido testigo de posiblemente los 200 años más convulsos de Europa", subraya Polo, quien ha rechazado este miércoles llegar a un acuerdo de conciliación con los acusados. "Iremos a juicio", avanza sin poder aún quitarse de la cabeza ese 'Château d´Yquem' con una historia detrás de lo más curiosa.  

La botella, adquirida en Londres, se resquebrajó durante su traslado a España. "Menos mal que habíamos envuelto en papel film transparente todas las botellas", rememora Polo, quien no dudó en viajar junto a Toño Pérez a la región de Sauternes, en la parte meridional del viñedo de Burdeos, para tratar de arreglar la botella dañada. 

"Una vez que certificaron que el vino había sido comprado en la casa de subastas Christie's, nos ofrecieron otra botella en la que pusieron unas bolitas de cristal para corregir la falta del líquido derramado y vertieron el vino de la botella rota" que aún se encuentra en la sacristía de los d'Yquem de Atrio, continúa José Polo en el laureado Atrio, el restaurante que en noviembre consiguió su tercera estrella Michelin, una alegría que difícilmente pueden describir porque la emoción les embarga y que mitiga la tristeza que les produjo el robo de su selecta bodega: 45 botellas de vinos únicos valoradas en más de 1,6 

Botella rota del Château d'Yquem robado en Atrio.

Botella rota del Château d'Yquem robado en Atrio.

El Château d'Yquem es tal vez el mejor vino dulce del mundo. El viñedo se extiende en un área de 113 hectáreas entre los pueblos de Sauternes y Fargues. Es una propiedad extensa, situada en una colina donde también se levanta el castillo que le da nombre, con vides plantadas con Sémillon en un 80% y Sauvignon Blanc en el 20% restante.

Todos los años se arrancan aproximadamente 3 hectáreas de vides viejas, con la doble finalidad de que descanse el terreno y quede sitio para nuevos plantíos. El terruño está formado por una capa superficial de arcilla arenosa y guijosa apoyada sobre una caliza profunda y es drenado gracias a un sistema instalado en 1880.

En la época de vendimia, un equipo de 150 personas trabaja durante 6 u 8 semanas, ya que la recolección se realiza grano a grano, solamente los sobremadurados, repitiéndose este proceso hasta 11 veces en una sola cepa.

En la casa Yquem nunca se hacen concesiones en las operaciones de vinificación, es el famoso rendimiento "una cepa, un vaso" lo que se traduce en un rendimiento real de 9-10 hectolitros por hectárea. La fermentación se prolonga entre 4 y 6 semanas y la crianza es de tres años y medio en barricas de roble nuevo. 

La cosecha se programa cuidadosamente, y al menos media docena de "tris" (selección) se llevan a cabo cada año para asegurarse de que sólo las uvas botritizadas, de podredumbre noble  afectadas por el hongo Botrytis Cinerea, son seleccionadas. La cosecha resultante nunca alcanza más de 900 litros por hectárea, en comparación con los usuales 2.000-3.000 litros de Sauternes.

De media se producen cada año sólo 65.000 botellas. En una mala cosecha, puede que toda la producción se considere indigna del nombre del Château; esto ha ocurrido 9 veces en el siglo XX: 1910, 1915, 1930, 1951, 1952, 1964, 1972, 1974 y 1992 y de momento una en el siglo XXI: 2012.

Al ser un vino de vida extremadamente larga, las botellas de 100 años de antigüedad y aún más pueden encontrarse en excelentes condiciones si se mantienen adecuadamente.