OBITUARIO ESPACIAL

El robot de la NASA Insight se apaga para siempre en Marte: "Mi tiempo aquí ha sido productivo"

La acumulación de polvo en los paneles solares del módulo pone fin a una aventura de cuatro años

Última imagen enviada por la misión Insight desde la superficie de Marte.

Última imagen enviada por la misión Insight desde la superficie de Marte. / NASA

Valentina Raffio

El robot de la NASA Insight se ha apagado para siempre. La primera misión enviada para estudiar los terremotos del planeta rojo (y la primera de la historia que ha logrado detectar seísmos más allá de nuestro planeta madre) llega a su fin tras más de 1.445 días marcianos porque, tras cuatro años de polvos marcianos, se ha quedado sin energía. Lo ha confirmado este jueves la NASA en un tuit en el que señala que "su legado seguirá vivo".

Hace apenas un par de días, el módulo marciano envió un último (y emotivo) mensaje a sus seguidores terrícolas: "No os preocupéis por mí, mi tiempo aquí ha sido productivo y sereno".

La misión Insight abandonó la canica azul el 5 de mayo de 2018, viajó seis meses y medio por el espacio y aterrizó el 26 de noviembre de 2018 en Marte. Esta sonda espacial, a diferencia de otras misiones robóticas enviadas al planeta rojo, fue diseñada para posarse de forma fija sobre la superficie marciana y, a partir de ahí, estudiar la geología de este enigmático mundo rojizo. Sin moverse ni un solo milímetro, Insight desplegó una batería de instrumentos científicos para explorar el subsuelo marciano, inspeccionar las fuentes de agua subterránea y entender más sobre la estructura de la corteza del planeta rojo. Su aventura debía durar solo un año marciano (el equivalente a dos terrestres) pero, gracias al trabajo (y al ingenio) del equipo científico a cargo de la misión, acabó durando el doble de lo previsto.

En sus cuatro años de vida, Insight ha conseguido registrar más de 1.300 eventos sísmicos relevantes, estudiar en profundidad más de 50 martemotos, analizar un temblor de magnitud cinco que duró más de seis horas, identificar varias zonas geológicamente activas en Marte, lograr la primera radiografía completa de la corteza, el manto y el núcleo del planeta rojo y captar casi 7.000 fotografías de la llanura marciana Elysium Planitia. Uno de los éxitos más importantes de esta misión, desvelado hace tan solo unas semanas, es que el planeta rojo tiene una zona geológicamente activa de más de 4.000 kilómetros de diámetros (casi tan grande como la superficie de Europa) que algún día podría entrar en erupción.

La aventura de este robot ha llegado a su fin debido a la acumulación de polvo que, tras cuatro años de vaivenes, ha tapado totalmente los paneles solares del módulo y lo ha dejado sin un ápice de energía. En sus primeros días sobre la superficie de Marte, Insight tenía energía suficiente como para alimentar un horno eléctrico durante más de una hora y media. El pasado verano, tras cuatro años de exploración marciana, la sonda apenas tenía energía para encender el horno durante diez minutos. Ahora, con sus últimas fuerzas solo ha podido enviar una última fotografía para despedirse oficialmente de los terrícolas.

Polvo espacial

No es la primera vez que el polvo marciano agota las baterías de una misión de exploración espacial. En 2019, el viaje del todoterreno espacial Opportunity también se vio truncado por la misma razón. El explorador espacial se apagó tras más de 15 años de recorrido porque, una vez más, la acumulación de polvo en los paneles solares dejó a la misión sin energías. En el caso de Insight, cuya misión apenas debía durar dos años terrestres, la misión se acabó alargando más del doble de lo previsto gracias al ingenio del equipo científico a cargo de la misión. Como cuando, por ejemplo, utilizaron el brazo mecánico del módulo para sacudir parte del polvo marciano acumulado en los paneles solares.

Esta estrategia consiguió alargar la vida útil de la misión durante años pero ahora, según explican los responsables del proyecto, ya no es suficiente. En estos momentos Marte se adentra en una estación donde habrá cada vez más polvo en el aire y cada vez menos luz solar. Bajo estas condiciones, es muy complicado que la nave pueda deshacerse de la polvorienta pátina que recubre sus paneles solares y así recuperar sus fuerzas. La única esperanza para que reviviera sería la llegada de un torbellino de polvo pasajero. Aunque por ahora no se lo espera. Al menos no a tiempo para evitar el apagado definitivo del módulo.