LA VIDA CONTIGO

Partos virales: cuando miles de usuarios de Youtube e Instagram saben cómo has venido al mundo

No existe ninguna legislación específica que determine cómo actuar en caso de que, en el futuro, los hijos quieran que los vídeos de sus nacimientos desaparezcan de la red

Los sanitarios consideran que puede ser positivo para naturalizar el proceso, pero alertan de la importancia de que siempre estén controlados por profesionales

Cada vez son más las influencers que comparten sus partos en redes sociales. EPE

Cada vez son más las influencers que comparten sus partos en redes sociales. EPE / EPE

Marta Alberca

Marta Alberca

El vídeo ‘El parto en casa de Deva: Nacimiento en el agua y velado… rodeada de sus hermanos’, de la influencer española Verdeliss, acumula en Youtube más de un millón de visualizaciones. El de ‘Parto prematuro 35 semanas | Nacimiento de Bruno’,de Just Coco 2,9 millones de clicks. Más de 6 millones de personas han visto el momento en el que la instragramer Grace Villareal daba a luz a su hijo. Esos miles de usuarios han sido testigos de la llegada al mundo de unos bebés a los que no se les ha preguntado si les gustaba la idea de que desconocidos vean y vuelvan a reproducir cuantas veces quieran su aterrizaje a la vida.

Pero, ¿es legal que las madres y padres decidan compartir este contenido en redes? La Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor, establece que, si los padres quieren colgar cualquier foto de su hijo en redes sociales, primero deberían trasladar esta petición al Ministerio Fiscal y este dar el visto bueno a ese contenido tras comprobar que no es vejatorio ni no vulnera ningún para el menor.

Sin embargo, en la práctica ningún padre sigue el proceso. Como explica en EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Patricia Koch Moreno, socia del despacho Balder, especializada en derechos inmateriales, “nunca se hace, y en el Ministerio Fiscal tienen demasiadas cosas que hacer como para ponerse a mirar las fotos que cuelgan los padres de sus hijos en sus redes sociales”.

Esa misma ley establece que es necesario tener el consentimiento de los menores si su grado de madurez lo permite. Evidentemente, un bebé recién nacido no lo tiene. Por lo tanto, se asume que el consentimiento es de los progenitores. El problema puede venir cuando ese bebé crezca y se convierta en adulto, si quiere que el vídeo de su nacimiento deje de estar en Internet. Dada esta situación, Koch explica que puede recurrir al derecho al olvido: “El protagonista puede pedir que desvinculen su nombre de todo el contenido que esté en la red y sea obsoleto, como es el caso de un parto”. Por tanto, no desaparece la grabación como tal, pero sí su relación con ella.

La única vía legal que podría utilizar para denunciar a los padres por la publicación de ese contenido es que no registraran la petición en el Ministerio Fiscal. “Al no comunicarlo, los padres hicieron una práctica ilícita, pero no por compartir el vídeo en sí”, añade la abogada. En España no hay sentencias todavía sobre esto, pero en otros países, como EE.UU, sí se han registrado algunos casos. “Tiene que llegar una regulación más estricta porque, al fin y al cabo, los niños están extremadamente protegidos en nuestra legislación, pero nadie por ahora ha levantado la voz”, concluye.

¿Naturalizar el parto o idealizarlo?


A lo de grabarse desayunando, haciendo la comida, estudiando o enseñando las últimas adquisiciones para el armario, se le añade ahora la filmación de todo el proceso del embarazo hasta el momento del parto. Es una tendencia que se ve cada más no solo en las influencers, sino también en mujeres que no viven de las redes sociales. Ellas lo hacen, sobre todo, para tener un recuerdo de ese momento.

De hecho, cada vez hay más las familias que contratan a un fotógrafo para que esté presente en el momento del alumbramiento. Como explica a este medio José Alcolea, portavoz de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), “igual que se contrata a un profesional para los bautizos, hay quien lo hace para inmortalizar la llegada de su hijo al mundo”. Las sesiones de este tipo de fotografías rondan los 500 euros.

Para Alcolea, es algo natural que los padres decidan compartir este momento con sus seguidores. “El parto es una viviencia más, y todo el mundo está en su derecho de compartirlo en sus propias redes”, afirma. Precisamente, uno de los objetivos de este tipo de acciones es naturalizar el proceso, tal y como apunta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Ana Reigosa, matrona perteneciente a la Asociación Galega de matronas. Ella considera que “es positivo, pero siempre y cuando no se utilicen otro tipo de estrategia como exponer al menor o hacer creer a sus seguidoras que a los 15 días del parto están perfectas”.

De la misma manera que inciden en que hay que tener un cuidado especial con los contenidos que se comparten, por ejemplo, hay influencers que recomiendan determinados productos, estilos de vida o trucos que “a ellas les han funcionado”, desde una infusión hasta una determinada práctica deportiva. Algo que en la mayoría de los casos no está respaldado siempre por un profesional. “Toda la información sanitaria hay que contrastarla, y en este caso en concreto, lo ideal es tener una matrona de referencia”, añade la matrona.

Otra de las problemáticas que pueden surgir es la idealización de la maternidad. “Generalmente, estas mujeres que suelen compartir sus partos en las redes sociales suelen tener un entorno acomodado y puede que lo idealicen, pero cada mujer vive la maternidad de una forma diferente”, señala Reigosa.

Partos en casa


La mayoría de los vídeos que se cuelgan en la red son de partos en clínicas médicas, pero también hay influencers que graban sus partos en casa. Actualmente, el Sistema Nacional de Salud (SNS) no cubre este tipo de prácticas, pero eso no quiere decir que no sea legal, ya que en sanidad privada sí pueden solicitarse. Eso sí, siempre tienen que contar con el respaldo de un profesional.

De hecho, es un tema que genera bastante controversia entre los diferentes profesionales. Reigosa apunta que desde la Asociación Galega de Matronas lo respetan, pero el problema surge cuando no están atendidos por estas profesionales,. “Puede haber personas que acompañen, como las doulas, cuya labor es de apoyo psicológico, o a atenderlas antes y después del parto, pero lo que es la asistencia al parto tiene que ser de personal cualificado”.

Los partos domiciliarios tienen que contar con unas garantías mínimas, como que se haga en un lugar cercano a un centro médico, o que se disponga de los medios necesarios para atender una urgencia, como medicamentos por si hubiera una hemorragia.