ENTREVISTA

Juan Fueyo, científico: "La sexta extinción ya empezó, se trata ahora de evitar que elimine al ser humano"

"Si los gobiernos quieren se mitigará la crisis climática, pero los mandatarios no están por la faena"

Cielo contaminado por la polución

Cielo contaminado por la polución / Xiaolu Chu

Tino Pertierra

Tras el éxito arrollador de 'Viral', el científico asturiano Juan Fueyo profundiza en 'Blues para un planeta azul' (ediciones B) sobre las repercusiones del cambio climático en la salud. Fueyo (Oviedo, 1957), que vive en Houston (Texas) con su mujer Candelaria Gómez Manzano y sus tres hijos, es una eminencia mundial en virología e investigación biomédica que lleva más de veinticinco años en Estados Unidos investigando nuevos tratamientos contra el cáncer.

P–¿Cómo se puede concienciar a la sociedad del peligro del cambio climático?

R–Bueno, un periodista del 'The New York Times' Thomas Friedman piensa que, si conciencias a la gente, los ciudadanos acaban cambiando las bombillas y las papeleras; pero no hay que reemplazar las bombillas ni las papeleras, sino los líderes. Si los Gobiernos quieren se mitigará la crisis climática. Y ahí está empujando la “generación Greta”. Pero, obviamente, los mandatarios no están por la faena.

P–Qué viene el lobo… ¿Acabará llegando?

R–Ha llegado, olvidémonos del oso polar al que se le acaba el hielo, el cambio climático ha aterrizado en tu barrio. La crisis climática se ha convertido en un fantasma cotidiano. Donde quiera que mires, ves sus efectos. El lobo está comiendo las ovejas de tu corral.

P–¿Cómo impacta el cambio climático en la salud?

R–Es una pregunta que ha contestado muchas veces María Neira. Por primera vez, la muerte de una persona, una niña que sufría de asma, se ha atribuido a la contaminación del aire. La polución, generada por el consumo de combustibles fósiles, es responsable de enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Más de siente millones de muertes prematuras se deben a la contaminación. Pero hay otros peligros que aún no están bien detallados, el consumo de microplásticos, que se encuentran por ejemplo en el pescado (alguien dijo que el mar es una sopa de plástico), no sabemos como redundará en la salud de los seres humanos.

P–¿El cáncer tiene un gran aliado en el cambio climático?

R–Sí. No hay duda de que corremos el peligro de que el cambio climático incremente la incidencia y la mortalidad por el cáncer. Los tres tipos de cáncer cuya incidencia aumentará más con el cambio climático son el cáncer de pulmón (polución), el de piel (mayor exposición a los rayos ultravioleta) y el gastrointestinal (contaminación de los alimentos y las aguas).

P–¿El covid es un anticipo de lo que nos espera?

R–Con la aceleración de la crisis climática, arrecian pandemias. El covid ha sido malo, pero ahí afuera, en los bosques y las junglas que arrasamos para perforar en busca de petróleo o construir granjas, nos esperan monstruos mucho peores. Hay una estrecha relación entre cambio climático y pandemias. Cuanto más avance esta crisis, mayor será la posibilidad de nuevas y peores pandemias. No podemos permitir que los microbios tengan la última palabra.

Si los gobiernos quieren se mitigará la crisis climática Pero los mandatarios no están por la faena

P–¿Qué mundo le espera a quien nazca hoy?

R–Nosotros tenemos la gran oportunidad, y la gran responsabilidad de decidirlo. La crisis climática es un problema intergeneracional. Si dejamos que la temperatura de la Tierra suba 4, 5 o 6 grados antes del 2100, la civilización, tal y como la conocemos hoy, habrá desaparecido. Si se toman medidas y los Gobiernos se deciden a parar la crisis podríamos dejarles un mundo más justo y una sociedad más igualitaria. Crisis en el lenguaje chino es la suma de dos palabras: peligro y oportunidad. Y la climática nos ofrece esas dos opciones.

P–¿Qué hay en la cabeza de un negacionista?

R–Hay dos tipos de negacionistas. En la cabeza de los negacionistas interesados, que son la mayoría, como las compañías del petróleo o los partidos políticos, está el poder y el dinero. Sus neuronas y sinapsis solo se excitan con los beneficios. En el grupo de los que no creen de corazón podemos separar a los que no saben, y que por lo tanto pueden ser educados, de los que creen en teorías de conspiración. En estos últimos no creo que nadie sepa que ronda en sus cabezas, y lo que es peor: nadie sabe cómo convencerles para que cambien de opinión

Los tres tipos de cáncer cuya incidencia aumentará son el de pulmón, el de piel y el gastrointestinal

P–El ser humano no tiene poder suficiente para influir en el clima, dicen los escépticos.

R–Los escépticos son el producto de una manipulación que está durando décadas. La desesperación, como mínimo, miente tanto como la esperanza. ¡Claro que aún estamos a tiempo! Las energías renovables son la solución. Solo falta que ahora se añada, de una vez, la voluntad política.

P–¿Las guerras por el agua serán pronto una realidad?

R–Sí. Hay un blues de Howlin´ Wolf que dice: le pido agua, y ella me trae gasolina. La sequía y la contaminación están consiguiendo que el agua potable cada vez sea más escasa. La competición por los recursos ha sido una razón muy común para el desencadenamiento de las guerras. Y el problema del agua no nos pilla de lejos: pronto el Sahara, con su inmensidad y profundidad, cruzará el estrecho de Gibraltar. Arabia Saudita no podrá calmar la sed de sus ciudadanos con gasolina, ni tampoco podrá regar sus campos con petróleo.

P–¿Asturias tiene alguna ventaja en esas guerras?

R–Vivir al norte es mejor que vivir al sur. Pero el cambio climático es un problema global. Asturias acabará sufriendo olas de calor y de frío, las marejadas serán mayores y causarán daños; y no estará a salvo de las pandemias. Desde los glaciares hasta el mar, El Paraíso está en peligro. Paradójicamente, ahora que no producimos carbón vamos a pagar el pato porque otros lo siguen produciendo. Quiero decir aquí que Blues para un planeta azul está dedicado a mi tío Donato Montero, que fue minero y sabio.

Cuanto más avance esta crisis, mayor será la posibilidad de nuevas y peores pandemias

P–¿Cómo inspiró su hija este libro?

R–La crisis climática ha inspirado la revolución de nuestros días. Y esta revolución, que puede ser la más importante de la historia de la humanidad, la lideran los jóvenes y los niños. Mi hija supo, antes que yo, que el cambio climático era en realidad un crisis ambiental con efectos sociales muy importantes. Son ellos, casi unos niños, quienes nos han quitado la venda de los ojos a los adultos y nos están obligando a ver, entre otras cosas, el coste social del mercado. "Blues para un planeta azul" debe mucho a mi hija y a su generación.

P–Hay mensajes optimistas sobre la curación del cáncer, o sobre su cronificación. ¿Los comparte?

R–Claro que sí. El ritmo del progreso de la medicina y de la investigación ha sido muy rápido durante los pasados veinte años. Si el cambio climático no se entromete, conseguiremos que el cáncer sea una enfermedad controlable en los centros de atención primaria. Pero, ojo, que la que se avecina puede echarlo todo a perder.

P–¿Se puede contar la ciencia como si fuera un blues?

R–En el prólogo de "Blues para un planeta azul", María Neira dice que sí. El blues es una canción triste, y esa es la canción que inspira la realidad de un planeta que está perdiendo a pasos agigantados su biodiversidad y va camino de la sexta extinción. A mí me gusta mucho el blues, de alguna manera crecí con B.B. King, y hay muchas citas de blues en el libro.

P–Se puede evitar la sexta extinción?

–La sexta extinción ya ha comenzado. Los trópicos la están sufriendo más que ninguna otra región del mundo. De lo que se trata ahora es de evitar que la sexta extinción elimine al ser humano, que nuestra especie se extinga. Y eso aún no está claro que lo podamos conseguir.

Si el cambio climático no se entromete, el cáncer será una enfermedad controlable en los centros de atención primaria

P–¿Llegamos tarde para salvar el mundo?

R–Bueno el mundo nos sobrevivirá, de eso no hay duda. La Tierra seguirá girando alrededor del sol, pero no habrá nadie para contar los años. Lo que no se sabe es si la humanidad, o la civilización, sobrevivirán. Pero aún estamos a tiempo.

P–¿Cómo será el fin de la humanidad?

R–Si no evitamos el progreso acelerado del cambio climático nos iremos todos directos al Infierno en esta vida. "Mad Max", "El cuento de la criada", "La carretera" han tratado de abundar en posibles distopías. Un Infierno de fuego y de hielo combinados.

P–¿La guerra de Ucrania trastoca todos los planes?

R–No todos, pero sí muchos. La guerra de Ucrania es una guerra mundial con repercusiones en países muy alejados de Europa. En Sudamérica la nueva crisis del petróleo podría llevar a aumentar la deforestación del Amazonas para perforar en busca de petróleo. Los movimientos indígenas ya están denunciando cómo la guerra de Ucrania afecta sus países y sus regiones de selva. El gas ruso está demostrando que la Unión Europea ha de tener alternativas a estos combustibles si quiere ser independiente desde un punto de vista energético. Esta guerra está poniendo también en relieve los papeles que puede jugar la energía nuclear para fines pacíficos y bélicos.

P–¿En qué despachos se toman las peores decisiones?

R–Pues, aquí en Houston, se toman probablemente muchas de ellas. Houston es una de las grandes capitales mundiales del petróleo. Las decisiones las toman los gobernantes en muchos casos influenciados por la compañías que gestionan el petróleo o el carbón. Y no solo son compañías privadas como en los Estados Unidos y Europa. Hay que tener en cuenta que el petróleo está nacionalizado en muchos países incluyendo los países árabes, China, Venezuela y Rusia. Hay una corriente sumergida de países, a los que podríamos llamar “petrotiranías” –donde la riqueza no aumenta las libertades–, que son el auténtico motor de la crisis climática.

P–¿Qué hacemos con las vacas?

R–Probinas. Las vacas no tienen la culpa de nada. Los rumiantes son la primera causa de la producción de metano, pero eso se debe al manejo industrial de las granjas que ha multiplicado enormemente el problema. No es el ganado, sino su explotación industrial lo que ocasiona el problema. Muchos jóvenes se han hecho vegetarianos o veganos para evitar que se sigan maltratando al ganado y de paso disminuir las emisiones.

P–¿Qué pueden hacer los jóvenes?

R–Creo que no se les puede pedir más. Quizá que unifiquen su voto, que lo dirijan hacia partidos que tengan un apartado real en sus programas dedicado a lo asuntos verdes. Y que desenmascarar en "Greenwashing" (uso de marketing verde de manera engañosa) que practican muchos partidos de ahora, que son solo medioambientalistas de boquilla. Hay una resistencia política, económica y cultural a la “economía verde”, la sociedad del derroche no quiere adaptarse a una “economía circular”.

P–¿El progreso es un monstruo?

R–En nombre del progreso usamos la atmósfera de basurero y convertimos los ríos en alcantarillas. El progreso es un monstruo adicto al petróleo. El olor de las plantas químicas y refinerías es la mezcla del olor del dinero y el de la muerte. En nombre del progreso se deforestan 30 campos de fútbol de bosque y selva por minuto. Seguirá siendo un monstruo mientras quienes buscan forrarse no entiendan que el dinero no compra vida. Los conceptos de progreso y cataclismo están dejando de constituir una dicotomía antagónica.

P–¿Una sociedad que convierte a Tamara Falcó en trending topic está enferma?

R–Tamara Falcó es una mujer simpática y buena cocinera. Estoy seguro que, como las Kardashians, está a favor de frenar la aceleración del cambio climático.

P–“La desesperación miente tanto como la esperanza”, ha escribe. ¿Qué nos queda?

R–Nos queda la esperanza. Michael Mann piensa que la desesperación está promovida por las compañías del petróleo. Es otra manera de frenar las protestas contra ellas, de ralentizar las medidas para suplantar con energía limpia y renovable.

P–¿El futuro de la Humanidad pasa por buscar casa fuera de este planeta?

R–No. No hay planeta B. La Tierra es nuestro hogar. Nadie lo ha explicado mejor que el Papa Francisco en su histórica encíclica "Laudato si". Nuestro planeta es el único lugar en el universo en el que sabemos que hay vida. Debemos defenderla, no hay otra alternativa. Hay que conseguir 0 emisiones en el 2050. Pronto será más fácil cuando políticos y empresarios entiendan que las energías verdes son la salvación del capitalismo y la economía de mercado…

P–Si solo pudiese acometer una acción, ¿cuál sería la mejor que alguien podría hacer por el mundo de mañana?

R–Votar. Cuando soplan vientos de cambio, unos construyen muros y otros, molinos. El acto más decisivo es votar a partidos cuyos programas dan prioridad a medidas destinadas a evitar la sexta extinción.

P–Si llegara el Apocalipsis, ¿qué haría en las últimas horas?

R–A Cande (Candela, su esposa) y a mí nos gustaría que el fin del mundo nos pillara, después de haber pasado el día en la playa –la que esté más cerca– con la familia, escuchando "La Traviata" en la Scala de Milán.