MÓVILES EN LA MESA

Mi hijo solo come con el móvil. Consecuencias y cómo cambiar la situación

Comer con el móvil puede tener consecuencias negativas a largo plazo sobre el desarrollo de nuestros hijos

Niños con un móvil durante la comida

Niños con un móvil durante la comida / PIXABAY

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Es una escena muy común en bares y restaurantes. Pero también en las casas: niños comiendo con el móvil o las tabletas. Y es algo entendible, el momento de la comida suele ser uno de los más complicados con los niños, especialmente si estos son pequeños, y los padres necesitamos en ocasiones un rato de paz y tranquilidad.

Por ello, muchas veces, cuando no quieren comer o no se están quietos, les damos el móvil o la tableta, sabiendo que esto les mantiene tranquilos y absortos en la pantalla. De esta forma, hemos solucionado el problema a corto plazo, pero ¿qué consecuencias tiene esta práctica a largo plazo?

Las consecuencias de que siempre coman con el móvil o la tablet

A pesar de que en muchos hogares, el móvil o la tableta se han convertido en un comensal más en sus mesas, esta práctica tiene consecuencias que deberíamos conocer. Los psicólogos Rafa Guerrero y Úrsula Perona nos las explican:

1. Estamos anestesiando emocionalmente a nuestros hijos

Los móviles, las tabletas y también la televisión funcionan como “chupetes emocionales”. Así lo explica el psicólogo Rafa Guerrero: “Creemos, de manera bien intencionada e inconscientemente, que dándole a nuestro hijo el móvil para no prolongar más su rabieta o tristeza, le estamos haciendo un gran favor. Y desde luego que no es así. Si cada vez que tiene un mal día o siente una emoción desagradable, le doy el móvil o la tableta, le estoy anestesiando emocionalmente. Estamos perdiendo una gran oportunidad para que conecte con lo desagradable que es sentir miedo o tristeza, o incluso aburrirse y desarrolle elementos internos para calmarse”.

Según Guerrero, la calma que le proporcionamos a nuestros hijos con elementos externos, en este caso los dispositivos, se relaciona con la adicción. Si nuestros hijos no aprender a calmarse por sí mismos, siempre buscarán la calma fuera, en otros elementos, que en este ejemplo puede ser un dispositivo, pero mañana podrían ser las drogas, la comida, etc.

2. Aumentamos las posibilidades de que sufran obesidad

Úrsula Perona alerta de que, “si comemos con la televisión o el teléfono, somos menos conscientes de nuestras sensaciones de saciedad, y puede que ingiramos alimentos de forma automática, sin prestar atención a si realmente seguimos teniendo hambre. Comemos sin consciencia. Así que su uso durante las comidas está relacionado con el sobrepeso”. 

Por el contrario, sobre todo en los más pequeños, puede tener el efecto contrario, que se distraigan y no coman. Sea como sea, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), en su 'Decálogo de una alimentación sana', desaconseja explícitamente que se use la tecnología mientras los niños comen.

3. Dinamitamos la comunicación en familia

“Comer es un acto social, no se trata meramente de ingerir alimentos. Es una ocasión para dialogar, para compartir, para recibir y dar apoyo, para aprender y para enseñar. Si usamos la tecnología, perdemos todas estas oportunidades. El móvil nos aísla totalmente de las personas con las que estamos. Mientras miramos el teléfono, perdemos la posibilidad de interactuar con los demás”, explica Úrsula.

Y es que, dentro del acelerado ritmo o de la vida cotidiana, muchas veces la comida (o la cena) es el único momento del día en el que podemos pasar tiempo de calidad con la familia. Si sustituimos ese momento en común por el móvil, se pierden la comunicación, la conexión emocional, y las relaciones afectivas.

Consejos para que aprendan a comer sin el móvil

Si los niños se acostumbran a comer pegados al móvil o la tableta, es difícil conseguir que cambien este hábito, pero no es imposible siguiendo estos cuatro sencillos consejos:

1. Empatiza con tu hijo

Los niños pequeños necesitan moverse libremente, investigar y jugar. Por tanto, el primer paso es empatizar con nuestros hijos y entender que es imposible que permanezcan “inmóviles” durante dos horas, mientras nosotros disfrutamos de una relajada comida.

¿Qué podemos hacer en estos casos? Comer en menos tiempo y después ir a un parque o a una zona abierta donde nuestro hijo pueda correr, jugar… A veces, la mejor forma de evitar una rabieta es conocer a nuestro hijo y adelantarnos a la situación.

2. Establece normas claras

“Las normas, para que nuestros hijos las cumplan, tienen que estar claras y cumplirse siempre. Si hacemos excepciones, nuestros hijos no sabrán qué día pueden usar la tablet y qué días no, y la pedirán todos los días. Cuando no se la demos, se enfadarán”, expone la fundadora de la escuela de familias ‘Relájate y educa’ Amaya de Miguel.

Por lo cual, normas claras y firmes: “De nada sirve que un día que nos venga bien darle la tablet porque tengo prisa, se la dé. La norma habrá perdido valor y nuestros hijos no sabrán a qué mapa atenerse”.

3. Predica con el ejemplo

Un gran parte de las veces, se trata de cambiar un hábito de toda la familia, no solo del niño. En el caso de los móviles, lo más seguro es que esta máxima se cumpla, ya que somos los primeros que pasamos demasiado tiempo pegados a nuestras pantallas.

Si no cambiamos el hábito en casa, será difícil exigírselo solo al niño. Teniendo esto en cuenta, somos nosotros los primeros que tenemos que cumplir la norma de no utilizar el móvil durante la comida, y así predicar con el ejemplo.

4. Convierte la comida en un momento agradable

Si durante la comida estamos tensos, no hablamos, solo les regañamos porque no se terminan la comida del plato, el “momento comida” se convertirá en un calvario para nuestros hijos. Y queremos justo lo contrario, eliminar los dispositivos tecnológicos para pasar un buen rato en familia.