MEDIO AMBIENTE

Del 'espigueo' a los laboratorios 'mutantes': ¿quién dijo que los jóvenes no combaten el cambio climático?

Ayuda en Acción subvenciona proyectos medioambientales desarrollados por adolescentes de Cataluña, Andalucía, Galicia y Asturias

Las iniciativas van desde reforestar montes a explicar el cambio climático con teatro o dar uso a las frutas y verduras que se desechan en los mercados

Desde jóvenes subsaharianos hasta víctimas de zonas afectadas por incendios participan en el proyecto

Ayuda en Acción

Ayuda en Acción / Fundación Espigoladors

Óscar Hernández

Óscar Hernández

Acostumbrarse a sufrir olas de calor de 40 grados no es algo habitual, ni tampoco una casualidad. Desde hace 100 años, la temperatura media global ha aumentado en torno a 1, 25 grados y este problema crece exponencialmente cada año.

Puede parecer un incremento insignificante, pero el cambio climático conlleva a sufrir, cada vez más frecuentemente, fenómenos atmosféricos extremos y temperaturas inusualmente elevadas, como las que se están produciendo este verano en la península.

Para Ayuda en Acción, esto es un problema serio, por eso, han decidido apoyar con 24.000 euros proyectos juveniles por toda España en el marco de su proyecto '1Plantet4All'. Su objetivo: "fomentar el compromiso de la juventud frente a la emergencia climática".

Gracias a esto, más de 300 jóvenes de Cataluña, Galicia, Andalucía y Asturias han sido seleccionados para desarrollar propuestas tan innovadoras como el 'espigueo' o los laboratorios mutantes.

En este reportaje de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA se exploran las numerosas historias e ideas, que rondan los proyectos ganadores de la subvención, que van desde la inclusión de jóvenes migrantes, hasta la replantación del calcinado monte gallego, sin olvidar los curiosos métodos mencionados.

¿Qué es el espigueo?

Un tercio de la contaminación del planeta se genera por culpa de la industria alimentaria. Desde esta premisa, nace la idea de la Fundación Espigoladors de recuperar la tradición medieval que les nombra.

Esta técnica, realizada por niños, consistía en recoger las espigas que se habían quedado en el campo después de la cosecha para tratar de aprovechar al máximo el trabajo de la tierra.

Reciclando el método un milenio después, los jóvenes de la Fundación luchan contra el desperdicio alimentario mediante el espigueo, recogiendo frutas y verduras de la huerta catalana que no se pueden aprovechar en el mercado porque tienen algún defecto, son feas o simplemente sus bajos precios obligan a los agricultores a desecharlas.

El alimento recogido -en torno a 2.100 toneladas desde que comenzó el proyecto- por más de 2.000 personas en la red de voluntarios, se entrega a bancos de alimentos o Cruz Roja, que no habitúan a recibir productos perecederos, pero que los usuarios agradecen recibir en su dieta.

Normalmente, los adolescentes de la fundación trabajan por la zona del Prat de Llobregat y los alrededores de Barcelona, en las huertas y los campos de cítricos, tratando de combatir el desperdicio alimentario que Anna Cornudella, miembro de la organización, explica como "un gran desconocido en el país".

Pese al esfuerzo de los jóvenes, los españoles desechan un total de 1.364 millones de kilos de alimentos al año, según los datos ofrecidos por el Ministerio de Agricultura.

El Laboratorio Mutante

Proyecto Outonía: “Laboratorio mutante para a ecoloxia dos saberes”

“Laboratorio mutante para a ecoloxia dos saberes” / Fundación Outonía

"Ser mutante" es uno de los requisitos para formar parte de este proyecto, y no hace falta tener tres brazos, sino simplemente basta con transformar tu mentalidad ecológica como si de una alteración genética se tratase, para concienciarse de la grave crisis climática que afecta el planeta.

La Fundación Outonía es quien ha bautizado esta idea, para la 'transformación ecológica mutante' de los jóvenes gallegos, que consiste en "combatir el abandono del monte", así como "proteger el mundo rural y sus habitantes", según explica Tania Sánchez, organizadora de la asociación.

A través de las redes sociales, esta Fundación inauguró un proyecto en la Universidad de Santiago, para animar a los jóvenes a colgar en sus perfiles la pregunta: "¿Y tú, cómo mutas?". Para después compartir con ellos, sus propuestas para cambiar el planeta.

Aunque esto no se queda simplemente tras la pantalla, su compromiso con el mundo rural reúne a 16 jóvenes gallegos que realizan encuentros presenciales para "interpretar el abandono de las aldeas, deconstruir el hábitat y analizar los motivos de la despoblación", cuenta la organizadora.

Siempre con las mutaciones creativas presentes para averiguar "¿Qué pasó y qué pasará?" con las zonas más despobladas del Macizo Galaico.

Jóvenes migrantes y el monte gallego que se quemó

Los jóvenes migrantes pintan murales

Los jóvenes migrantes pintan murales / Fundacion Hebe

El lenguaje no ha sido un impedimento para que jóvenes de entre 16 y 18 años no tutelados, sin referentes familiares, procedentes del norte de África, se involucren en el barrio a través de jornadas de concienciación ambiental; ni tampoco el incendio que quemó As Neves en 2017 ha servido para que los adolescentes gallegos tiren la toalla.

Estas dos asociaciones, la primera Fundación Hebe, que trabaja con menores inmigrantes por la inclusión y, la segunda 'Dalle que Dalle', que se dedica a recuperar el monte que se perdió entre las cenizas, forman también parte del proyecto '1Plantet4All' de Ayuda en Acción.

Laura, coordinadora de Hebe, habla de cómo, a través del programa, estos jóvenes subsaharianos "se sienten valorados al ayudar en su localidad y pierden ese miedo y esa vergüenza por la marginación" al darse cuenta de que la gente los incluye y agradecen las propuestas ecológicas que hacen por Barcelona.

El punto fundamental de la propuesta se centra en los talleres sostenibles, en los que los miembros de la Fundación, realizan murales, construyen huertos ecológicos, imparten charlas de medio ambiente, organizan mercadillos... siempre con el fin de incluir a los jóvenes migrantes, dentro del núcleo vecinal del barrio.

A la otra punta de España, Ainoa Soto, una joven de la Fundación 'Dalle que Dalle', cuenta cómo vivió el incendio que arrasó As Neves el 17 de octubre de 2017: "Solo podíamos ver fuego por todos lados, las llamas comenzaron a llegar a mi casa, no podía respirar, mucha gente huyó de sus casas, pero gran parte se quedó a ayudar con cubos o con lo que tuvieran, fue una experiencia traumática. Esto te cambia la vida".

Pese a esta situación, hoy Ainoa puede estar orgullosa de que árbol a árbol la vegetación se va recuperando y comenta: "Recuperar el monte dónde creciste y dejar atrás las cenizas es una ilusión inmensa".

Aunque les separen cientos de kilómetros, estos jóvenes comparten una cosa que les une: las ganas de hacer del mundo un lugar mejor.

Teatros y la Sierra de Grazalema

Los jóvenes de la Fundación durante una de sus rutas

Los jóvenes de la Fundación durante una de sus rutas / Grazalema 2030

Los Glayus, una asociación asturiana que combina el teatro y la ecología, con más de 28 años de trayectoria a sus espaldas, está conformada por tres jóvenes, que viajan por los pueblos del Valle de Mieres, reuniendo a los lugareños, que apenas coinciden en la plaza, para regalarles una mágica velada en el escenario. Siempre, como dice Alejandro García, miembro del teatro, para "en vez de deprimir con datos trágicos, animar a cambiarlos y salvar el planeta".

Por último, pero no menos importante, el método Miyawaki, para acelerar la plantación de bosques de 100 a 10 años, es la técnica que están implementando desde la Fundación 'Grazalema Regenerativa 2030' para recuperar, con especies autóctonas, las zonas menos vegetativas de la sierra situada más al sur del país.