EDUCACIÓN AMBIENTAL

La 'generación Greta': los escolares llevan ya en el ADN la preocupación por el planeta

Los jóvenes se topan con la inacción de los líderes mundiales: "Estamos hartos de que hablen y no hagan nada"

Programas como Escoles + Sostenibles han formado en los últimos 20 años alumnos concienciados con la crisis climática

La activista climática Greta Thunberg durante la entrevista con la BBC

La activista climática Greta Thunberg durante la entrevista con la BBC / Jeff Overs/BBC

Montse Baraza

Un 83% de los escolares que han recibido educación medioambiental mejoran su comportamiento ecológico y no solo eso, sino que un 98% logra ampliar sus conocimientos en otras materias como matemáticas y ciencias. Es la conclusión de un estudio que la Universidad de Stanford realizó en 2017 sobre el impacto de esta formación en alumnos de la etapa infantil a bachillerato.

En Cataluña, las escuelas que impulsan esta formación dan fe de ello. En Barcelona, por ejemplo, ya son 367 los centros escolares (72%) que participan en el programa Escoles +Sostenibles, que este curso cumple 21 años. En estas dos décadas, la apuesta por la educación ambiental ha hecho ciudadanos "con mayor sensibilidad por el medioambiente por el simple hecho de conocerlo mejor", apunta Alba Galofré, responsable de la secretaría técnica del programa. "En los niños hay sensibilidad, interés y motivación y, últimamente, también preocupación por la emergencia climática", añade.

Resistencia de "gente antigua"

Uno de estas escuelas sostenibles es la Sant Ramon Nonat. Su jefe de estudios y coordinador de la comisión ambiental del centro, Lluís Sala, apunta que "los niños ya llevan de serie" la concienciación y la preocupación por la crisis climática. Advierte de que el problema está "fuera". "En la escuela están empapados. El problema es que una vez fuera encuentran resistencia en ciertos entornos. Se topan con estructuras antiguas, de gente antigua con ideas antiguas", subraya Sala que, pese a todo, es optimista: "Estos jóvenes son la próxima generación de gobernantes".

En Sant Ramon Nonat tienen desde hace 15 años un 'Escamot Verd', alumnos de la ESO que son activistas por el clima. Ejercen de educadores, salen a la calle a concienciar a los ciudadanos y han participado en encuentros de jóvenes donde han planteado propuestas para combatir la crisis climática. Lo hacen convencidos: "El cambio climático va muy rápido, y hay que actuar ya", afirman Gabriel, Paul, Noa, Cecília, Irene, Alba, Carolina, Lucía, Iván, Martina, Guillem, Albert y Dani.

Están molestos con los líderes mundiales que tienen en sus manos la posibilidad de frenar la crisis: "Estamos hartos de que no nos escuchen, de que hablen y no hagan nada". "Nosotros podemos hacer cosas, pero necesitamos la ayuda de quienes mandan para ampliar el impacto", concluyen. Reivindican que su Escamot ya estaba activo "antes de Greta Thunberg", aunque reconocen que Thunberg les hizo darse cuenta del poder de los jóvenes para cambiar cosas.

Otra escuela del programa, la Sant Gregori, se define como 'Escuela del Bosque'. Una línea de trabajo que supone que los alumnos de infantil y primaria --y desde este curso también los de 1º de la ESO-- realizan salidas periódicas a Collserola para empaparse de naturaleza. El resultado: acaban siendo grandes conocedores de la flora, fauna y geología de la zona. Además, ese conocimiento se traslada a otras asignaturas, como las matemáticas o las lenguas. Begoña Vendrell, bióloga y profesora de ESO y Bachillerato, es la impulsora de este proyecto. Coincide con Sala en que los niños "llevan ya en el ADN" la preocupación por el planeta y destaca que esos paseos "van más allá": generan en los niños "un interés" por la naturaleza, les hace ser más observadores, aprenden a valorar "la belleza de las cosas" e implican a las familias en ello.

Impacto en las familias

El papel de los niños como 'agentes del clima' en sus familias lo corrobora Alba Galofré, que explica que aunque no hay cifras absolutas, un estudio realizado con la Universitat de Barcelona reflejaba que hay un impacto real de esa formación. Un dato significativo es que los centros que se han incorporado recientemente al programa de Escoles + Sostenibles lo han hecho porque así lo han pedido las familias. "Son madres y padres que hace 20 años eran niños. Ahora han pedido a las escuelas a las que asisten sus hijos que sean más sostenibles".

En L'Hospitalet de Llobregat, el Institut Bellvitge también cuenta con un Consejo Verde. Su portavoz, Mercè Gonzàlez, pone el dedo en la llaga al afirmar que los escolares son muy conscientes de la crisis del planeta, pero lo que "cuesta más" es actuar en coherencia. Y ahí apunta a la clase política y a la sociedad en su conjunto: "Se necesita una pedagogía colectiva", reclama.

Queda camino por recorrer hasta que el conjunto de la sociedad cambie hábitos de consumo. "Por eso hace falta la educación ambiental", destaca Galofré, que apunta que en la escuela primaria está la "parte dulce" del aprendizaje. Pero en ESO y Bachillerato, los jóvenes ya interpelan a la sociedad y a los políticos a ejecutar cambios reales.

Manifiesto a los líderes de la COP26

Precisamente, en el marco del reciente Fórum Global de Políticas Alimentarias, el colectivo de Jóvenes por la Emergencia Climática --entre los que está el Escamot Verd-- entregó un manifiesto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que esta se comprometió a llevar a la cumbre COP26 de Glasgow. En ese manifiesto, los jóvenes piden "coherencia y compromiso con los acuerdos internacionales, independencia de los intereses económicos, penalización de prácticas insostenibles, regulación de la publicidad engañosa, introducción de la concienciación ambiental en el currículum de los centros educativos, comedores escolares responsables con alimentos ecológicos y de proximidad, moderación del consumo de carne de origen industrial y prevención del malbaratamiento alimentario". Los políticos mundiales tienen deberes.

El mundo tiene una última oportunidad de evitar la catástrofe climática y esta es la Cumbre del Clima de Glasgow (COP26). Entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre, gobiernos de todo el mundo debatirán sobre cómo frenar el avance de la crisis climática.