ALIMENTACIÓN SALUDABLE

¿Sabías que el estrés es necesario para la vida?: el IV Foro de Nutrición Sensata analiza el papel de las emociones en nuestra relación con la comida

Los pilares de la salud para evitar el estrés son la alimentación, el ejercicio y el bienestar emocional sin exigirnos

El IV Foro de Nutrición Sensata analiza el vínculo entre emociones y alimentación

El IV Foro de Nutrición Sensata analiza el vínculo entre emociones y alimentación / A.S.M.N.

Andrea San Martín

Andrea San Martín

El estrés engorda. Y si ese sentimiento de tensión física o emocional se hace crónico acabará interrumpiendo nuestro sueño y desequilibrando los niveles de azúcar en la sangre, y como consecuencia, aumenta el hambre y una acción tan necesaria como es el comer termina transformándose en un escape emocional. Estas son algunas de las conclusiones del IV Foro de NutriciON Sensata, organizado por la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) y presentado este martes en la Universidad Francisco de Vitoria. "Cuidad de la salud significa cuidar la alimentación y hay que buscar el equilibrio para evitar el apego ansioso porque el estrés es necesario en la vida, pero con equilibrio", destacaba José Armando Tellado, vicepresidente de FIAB. Un estrés que puede ser "crónico" y "conllevar a episodios de ansiedad y en su mayor representación de depresión", sostenía Gustavo Diez, físico teórico, así como investigador en neurociencia cognitiva y director del Instituto Nirakara. 

El papel biológico y evolutivo del estrés, según Gustavo Diez, físico teórico y director de Nirakara.

El papel biológico y evolutivo del estrés, según Gustavo Diez, físico teórico y director de Nirakara. / A.S.M.N.

Bajo el título "Programados para la supervivencia", Diez ha respondido a la pregunta "¿es siempre malo el estrés?" La respuesta ha sido "no" y ha añadido que el problema está en su prolongación el tiempo, y en la incapacidad que tenemos para salir de este estado.

Una jornada, presentada por la periodista Laura Cristóbal, directora de EFEAgro, que ha estado centrada en la vinculación entre las emociones y la alimentación, especialmente en el papel del estrés en la salud física y mental.

Del estrés vicioso al estrés virtuoso: ¿estresados o maldormidos?

Vivimos porque dormimos. Durante la conferencia se ha puesto de manifiesto que el estrés forma parte de nuestro estilo de vida actual y acaba retroalimentándose, ya que provoca alteraciones de sueño y si uno no descansa correctamente, no rinde y acaba teniendo unos episodios de estrés mayores. "El sueño y el estrés tienen una relación recíproca, si no tenemos un buen descanso nos sentiremos estresados y menos hábiles para afrontar las situaciones de nuestro día a día", explicaba durante la primera mesa redonda Silvia Gismera, doctora en Psicología de la Salud y miembro de la Sociedad Española del Sueño (SES).

Muchos piensan que dormir es una pérdida de tiempo, en cambio los expertos sostienen que es una inversión en nuestra salud. Precisamente el sueño reparador es nuestro taller al que vamos a recargar energía todas las noches y es el único mecanismo de reparación biológico. "Y para dormir necesitamos darle al sueño oportunidad para dormir", añade durante su reflexión en la que viaja cincuenta años atrás para comparar el número de horas de media que dormíamos antes y ahora. "Dormíamos de media una hora más y nuestro cerebro no ha evolucionado en este tiempo, ¿por qué lo estamos forzando?", se cuestionaba. Ante esta revelación, asentía el investigador científico y neurocientífico del CSIC, José Luis Trejo.

"La forma de abordar el estrés es aplicar la neuroplasticidad", confesaba durante su intervención. Además, a la pregunta de por qué nos cuesta asumir un hábito de vida correcto sabiendo que es saludable el doctor en Neurociencia abogaba por un cambio de paradigma, ya que el "cerebro es una máquina de hábitos y el estrés es el principal factor de que sean malos y hay una tendencia a curarlo todo sin atender a la causa que es la que lo elimina", manifestaba poniendo en relieve que los ideales y las expectativas son limitantes.

Relación cabeza, corazón y estómago

El sistema digestivo está íntimamente conectado y muchas de las emociones mal gestionadas que tenemos acaban manifestándose a través de molestias digestivas como consecuencia de esas situaciones de estrés y al final el cuerpo acaba exteriorizándolo. Bien, a través de migrañas, patologías dérmicas o, molestias a nivel digestivo. Y si, por ejemplo, no cenamos debidamente, tendremos hipoglucemias nocturnas y el cuerpo al estar en alerta busca comida provocando que ese sueño no sea reparador.

Además, vivimos en la era de la "dopamina" y en la de "intentar controlar todos los estímulos", que pueden producir "una sobrecarga sensorial", añadía la psiquiatra Rosa María Molina como respuesta a que todo el organismo está conectado, es decir, las preocupaciones y los quehaceres no se pueden controlar todo al mismo tiempo y esa carga conlleva a tener picos de estrés que pueden ser "psicosomáticos".

Ante esta lucha constante por intentar llegar a todo los expertos recomiendan tener un "pensamiento crítico" para ordenar y priorizar con el objetivo de tener un equilibrio. "Si me alimento muy bien, pero no duermo lo suficiente se nos cae ese equilibrio", profundizaba. Y si no tenemos esa estabilidad estaremos más impulsivos y "tenderemos a los atracones de comida". Y aquí entra en juego la estrecha relación de cómo nuestras emociones influyen en lo que comemos y en cómo la comida puede ser cortoplacista. "Una cosa es comer para acompañar emociones y otra es comer para evitar emociones. Ahí, se genera dependencia de la comida porque cada vez que no se expresan esas emociones se acaba comiendo", reflexionaba la psicóloga y nutricionista especializada en conducta alimentaria, Juana María Fernández durante la segunda mesa redonda de este cuarto foro de NutriciON Sensata.

'Comida emocional': el sabor de las emociones

En este nuevo escenario, entendiendo que "funcionamos como un todo" y que la comida es "nuestro vínculo seguro porque es lo que nos mantiene con vida", se ha abierto un debate en el que se polariza la alimentación "desde el discurso de evitar ciertos alimentos en vez de incluir". Y ante esta falta de recursos por solventar nuestras complicaciones que acarrean estrés, nos refugiamos en la comida como un terreno seguro. Sin embargo, comer en exceso y recurrir a atracones tiene que ver con la huida de un malestar que, a través de la comida, nos calma porque es lo único que podemos controlar.

Por tanto, los expertos durante esta jornada de nutrición y salud recomendaban dejar de "polarizar la comida como buena o mala" y empezar a entender la alimentación como un "todo", según las necesidades "tanto físicas como emocionales que tienen que ser cubiertas". Además, el estrés no puede suponer un bloqueo a la hora de organizar nuestro plan de nutrición, por eso, la psiquiatra de la UTCA del hospital universitario Santa Cristina, Belén Unzeta Conde, sostenía que dentro de esa flexibilidad se pueden recurrir a alimentos menos saludables que también son necesarios en la dieta. "Dentro de esa rigidez cognitiva tenemos que tener esa planificación para sentir seguridad y vivir con la tranquilidad de saber afrontar los contratiempos para eludir ese estrés de sobrecarga. Dentro de la rutina también hay extras y ocasionales que son bienvenidos como los alimentos calóricos, esos que son de calor y nos dan cariño", explicaba la reputada especialista en Psiquiatría y directora médica del Centro Maradam de salud mental.

Por su parte, Lola Bernabé, cocinera y presentadora en Canal Cocina, destacaba que "lo más importante es dormir y comer", así como desarrollar unas habilidades culinarias básicas y devolver el valor a nuestra gastronomía que presume de una buena dieta mediterránea y equilibrada.