EXAMEN DE SANIDAD

Nervios, incertidumbre y llovizna a las puertas del MIR en Madrid: "Es el momento de echar toda la carne en el asador"

Decenas de aspirantes apuran los minutos sacudidos por la lluvia y la tensión de última hora antes de entrar al examen que marcará su futuro laboral

Opositores al examen MIR.

Opositores al examen MIR. / Héctor González

Héctor González

Héctor González

Bajo un cielo gris, lluvioso y plomizo que no contribuye precisamente a realzar los ánimos, decenas de estudiantes esperan en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) para entrar al examen de MIR de este año. Son una parte de los 5.789 aspirantes en total que probarán suerte en la capital este sábado 25 de enero, una fecha marcada a fuego en los calendarios de los miles y miles de graduados el pasado mes mayo que se juegan ahora una plaza para hacer la especialidad.

"Ahora es el momento de echar toda la carne en el asador", sintetiza Mónica Rincón, una de las decenas de candidatos que, conforme se acerca la hora de la verdad, comienzan a llenar la cafetería de la universidad. Acompañados de familiares, amigos y parejos muchos de ellos, solitarios otros, los futuros residentes descuentan los minutos que quedan hasta las 15:00 horas, cuando se abrirán las puertas de las aulas donde a partir de las 16:00 horas deberán contestar lo mejor que puedan a 200 preguntas tipo test, más otras 10 de reserva.

Tamborileo de pies, caras ojerosas, labios cortados de tanto mordérselos, conversaciones a media voz, miradas concentradas en un punto lejano, alguna risa suelta... El recinto semicircular de la cafetería representa un completo muestrario de todas las expresiones humanas de tensión contenida. Llegados a este punto, tras meses y meses de exhaustiva preparación, los nervios afloran sin remedio entre quienes soportan la espera. "Un poquito nervioso, la verdad, y mira que soy tranquilo...", confiesa Fernando Arranz. Igual que Mónica, lleva las últimas 48 horas descansado para "venir con la cabeza despejada".

Los estudiantes consultan el aula asignada para realizar la prueba.

Los estudiantes consultan el aula asignada para realizar la prueba. / Héctor González

Su objetivo es poder hacer Medicina Interna en Madrid o alguno otra especialidad no quirúrgica. "Lo llevamos bien, hemos estudiado muchísimo, así que sea lo que Dios quiera", afirma Fernando. A sus espaldas, "mucho esfuerzo y mucho sacrificio", apunta Mónica - quien también se decanta por una especialidad médica, como Nefrología o Pediatría-, con cientos de horas de estudio, práctica y simulacros "para acostumbrarnos a mantener la concentración" durante las cuatro horas y media que dura el examen. "Yo creo que ya directamente vas pensando en no ponerte nervioso", añade Ainhoa Carrillón, cuya estrategia se traduce en "dejar que el tiempo pase" y, una vez toque enfrentarse al MIR, "pensar que es un simulacro más y ya está". Un plan que parece sencillo, aunque presenta algunas fisuras: "Hay momentos en los que me noto el corazón y me doy cuenta de que estoy taquicárdica".

Otros tantos han preferido esquivar la cafetería y esperar directamente frente a la fachada principal de la Facultad de Derecho, donde poco antes de las dos del mediodía, el personal universitario ha instalado dos tablones gigantes repletos de papeles con la asignación de aulas para la realización de la prueba. Entre ellos, no solo hay futuros médicos y enfermeros, pues este sábado se examinan también otras ramas sanitarias como Farmacia, Psicología, Biología, Química y Física. Precisamente a este último grupo pertenece Laura Mesa, que aspira a conseguir una de las apenas 51 plazas ofertadas este año para manejar las máquinas de radioterapia y medicina nuclear, entre otros aparatos. "La verdad es que de momento no estoy nerviosa porque ya no puedo hacer nada", cuenta, aunque el camino hasta llegar aquí "ha sido horrible".

Circundados de abrazos, gritos de ánimo y aplausos esporádicos, al filo de las dos y media los aspirantes han comenzado a entrar al interior de la universidad, a donde solo pueden acceder los que se van a examinar. Atrás van quedando familiares, periodistas y miembros de las academias de MIR que han venido a repartir folletos con consejos, bolsas y material para la prueba.

Cuatro horas y media para decidir su futuro

Como en cada convocatoria, el examen de este sábado representa una prueba muy exigente y decisiva para quienes se presentan. Está compuesto de 200 preguntas tipo test más otras 10 de reserva, que los aspirantes deberán contestar en un plazo máximo de cuatro horas y media. Las respuestas correctas suman tres puntos y las incorrectas restan un punto, mientras que las preguntas no contestadas no se evaluarán. 

Al igual que el año pasado, solo los candidatos tendrán acceso al edificio donde se llevarán a cabo las pruebas, un total de 59 centros distribuidos por 28 localidades de toda España. La convocatoria está programada para las 15:00 horas (14:00 en Canarias), y a las 16:00 horas se procederá a abrir las cajas que contienen los cuadernillos del examen y las hojas de respuesta.

Es imprescindible que cada aspirante se presente con su documento de identificación, un bolígrafo de tinta azul o negra y que llegue puntualmente a la hora indicada, ya que no se permite el ingreso al aula una vez iniciada la prueba. Se autoriza el uso de audífonos, glucómetros u otros dispositivos médicos, siempre que cuenten con la aprobación previa de la Dirección General de Ordenación Profesional (DGOP). Sin embargo, queda prohibido el uso de auriculares o dispositivos similares bajo cualquier circunstancia.

Casi el triple de aspirantes que plazas

Este año, al examen de Formación Sanitaria Especializada (FSE), que da acceso a las conocidas como plazas de MIR (médico interno residente), concurren un total 32.212 aspirantes repartidos que se disputarán las 11.943 plazas habilitadas por el Ministerio de Sanidad, de las cuales 9.007 son para Medicina (MIR)2.171 para Enfermería (EIR)352 para Farmacia (FIR), 274 para Psicología (PIR), 63 plazas para Biología, 51 para Física y 25 para Química

Aunque la prueba se distribuye por todo el territorio, la mayoría de examinados se concentra en los principales núcleos urbanos. A la cabeza está Madrid, con 5.789 aspirantes y seis facultades habilitadas para los exámenes. Le sigue Barcelona, con 2.924, y Valencia, donde se examinan otros 2.503. Sevilla y Málaga son las ciudades de referencia dentro de Andalucía, con 1.731 y 974 candidatos, respectivamente; mientras que en Galicia, Santiago de Compostela lidera con 1.382 aspirantes. Otros municipios con alta participación incluyen Murcia (1.696), Granada (1.409) y Zaragoza (1.170).  

Sumando unos y otros, se trata de casi el triple de candidatos que de opciones, pese al incremento del 2,9% de la oferta de plazas respecto al año anterior, un total de 366 más. Desde 2018, ha aumentado el número de plazas en un 40,9%, según datos de Sanidad. A pesar de ello, según cálculos del sindicato CSIF, más de 6.000 médicos y casi 8.000 enfermeros quedarán fuera de la especialización, evidenciando las carencias estructurales que afronta el Sistema Nacional de Salud (SNS).