ENTRENAMIENTO EN EL HOSPITAL

El increíble beneficio del ejercicio físico en la vida de los niños con cáncer: "Se curan más fuertes y felices"

Éxito en el primer año de funcionamiento de la Aceleradora Unoentrecienmil, alojada en el Hospital La Paz (Madrid)-: unos 70 pacientes pediátricos han comprobado las bondades del entrenamiento para afrontar la enfermedad

Una pequeña paciente en la Aceleradora de La Paz

Una pequeña paciente en la Aceleradora de La Paz / Fundación Unoentrecienmil

Nieves Salinas

Nieves Salinas

Madrid

Que los niños se curen. Eso lo primero. Y que lo hagan "mejor, más rápido, más fuertes y más felices". Es el objetivo que se ha marcado la Fundación Unoentrecienmil que, este verano, celebra el primer aniversario de su Aceleradora, alojada en el madrileño Hospital La Paz, un programa pionero que combina investigación científica y ejercicio físico para niños enfermos de cáncer y que ha dado resultados "increíbles", asegura a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA la fisioterapeuta Rocío Llorente, que forma parte del equipo.

Un entrenamiento que, de entrada, reduce un 17% el tiempo de hospitalización de los menores. Pero, además, les empodera, acentúa Llorente desde el mismo gran hospital madrileño. "Es asombroso, de verdad. Ha superado todas mis expectativas. Hablamos de unos 70 peques y adolescentes, algunos recién diagnosticados. En este tiempo, hemos visto como mejora su fuerza, tienen menos fatiga o efectos secundarios por la quimio", explica la fisioterapeuta sobre un servicio impulsado por la Fundación Unoentrecienmil, que promueve proyectos de investigación para la curación de la leucemia. Un modelo que a los investigadores les gustaría que se replique en el resto de las comunidades autónomas.

Más calidad de vida

La idea comenzó a desarrollarse en plena pandemia y está basada en los resultados de un trabajo científico que impulsó Unoentrecienmil en 2018. Lo que los médicos e investigadores querían ver era los efectos del entrenamiento en los pequeños pacientes oncológicos. Los datos empíricos que obtuvieron determinaron que: tiene efecto cardioprotector; mejora la fuerza muscular, la capacidad funcional y la cardiorrespiratoria; favorece la respuesta inmune frente al tumor; se atenúan los efectos secundarios de la quimio; aumenta la autoestima y la calidad de vida.

Ahora, tras un año con el proyecto en marcha, los resultados, dicen desde la entidad, no pueden ser mejores. El programa consiste en que, tanto a los pacientes de estudio como a aquellos que ya se encuentran en tratamiento (pacientes de asistencia clínica), se les realiza una serie de evaluaciones previas para planificar el entrenamiento de manera individualizada, adaptándose siempre a las condiciones especiales de cada uno.

Tres veces por semana

En la Aceleradora los niños entrenan al menos unas tres veces por semana, en sesiones de entre 20 y 60 minutos, tanto en la zona de ejercicio diseñada en La Paz -un enorme y luminoso gimnasio- en la habitación u online, según su estado, necesidades y lo que ellos prefieran. Cada entrenamiento se divide en tres fases: un calentamiento inicial, que busca la activación muscular y la movilidad y previene lesiones; una parte principal, en la que se trabaja, por un lado, la fuerza orientada a disminuir la debilidad provocada por el tratamiento y la falta de movilidad; y por otro, la musculatura respiratoria y la resistencia para mejorar la capacidad cardiorrespiratoria y reducir la fatiga.

Un adolescente se ejercita en una máquina

Un adolescente se ejercita en una máquina / Fundación Unoentrecienmil

La parte final es la vuelta a la calma, en la que se realizan ejercicios de baja intensidad, de relajación y estiramientos, para evitar lesiones y no terminar la sesión de forma agitada. "Son los oncólogos los que prescriben el ejercicio y, desde el principio del tratamiento. Es importante saber que no es un extra, un "'vamos a jugar'. Está prescrito", incide Rocío Llorente.

Levantarse de la cama

A Rocío y sus compañeras les toca, después, adaptar el tratamiento a las funciones de cada niño. Depende si en ese momento el pequeño recibe quimio; si la han operado o si está bajo de valores. "A lo mejor hoy entrena de una forma estupenda y puede bajar al gimnasio de la Aceleradora, pero quizás mañana tengo que ir yo a su habitación y entrenar quince minutos. Pues bienvenidos esos 15 minutos en los que no está tumbado en la cama y conseguimos entrenar", señala la fisioterapeuta.

Durante estos meses, por la Aceleradora, han pasado tanto los niños que están ingresados y en tratamiento como aquellos que ya tienen el alta, que vuelven porque les encanta entrenar allí, reseñan desde la Fundación Unoentrecienmil. Con edades entre los 4 y los 20 años y con situaciones muy diferentes, precisa Rocío Llorente. Algunos recién diagnosticados; otros con la enfermedad avanzada y los hay que sufren recaídas.

Hemos visto mejora a nivel físico y funcional. A niños que casi no podían andar o levantarse de la cama, llegar al ascensor desde su habitación

Rocío Llorente, fisioterapeuta

"Es muy bonito porque podemos acompañarles en el punto en el que están cada uno. Hemos visto mejora a nivel físico y funcional. A niños que casi no podían andar o levantarse de la cama, llegar al ascensor desde su habitación. Cuando terminan el tratamiento y volvemos a repetir las pruebas, después de lo tóxica que es la quimio, incluso están mejor que cómo empezaron", señala la sanitaria.

Por no hablar, de la ayuda a nivel psicológico y emocional, añade. Para los pequeños y para sus familias. Rocío recuerda escenas emotivas, como esos niños que dicen que la Aceleradora es su sitio preferido del hospital; esos padres que tan agradecidos están o esos oncólogos que las paran por los pasillos para darles la enhorabuena por los beneficios conseguidos en sus pequeños pacientes. "A los niños les da motivación, alegría, confianza en sí mismos. Este año ha sido impresionante y todo un regalo", admite.

Proyecto científico

Aunque, en Madrid, existen iniciativas similares en otros hospitales madrileños como el Niño Jesús o el Gregorio Marañón, la de La Paz es la primera unidad de sus características en España. Rocío Llorente forma parte del grupo de investigación PAHERG que estudia la utilidad de implementar programas de ejercicio físico en diferentes grupos de pacientes con enfermedades crónicas o genéticas como cáncer, fibrosis quística, enfermedades mitocondriales o hipertensión pulmonar. Y, también, en poblaciones especiales como mujeres gestantes o ancianos frágiles hospitalizados.

A través de los niños que acuden a la Aceleradora, trabajan en conocer si el deporte ayuda a disminuir la cardiotoxicidad o los efectos sobre el sistema inmune de los pequeños con cáncer. "Es muy interesante porque muchos niños tienen infecciones, no se mueren por la enfermedad, sino por lo débiles que están. Estamos muy enfocados todo el rato en curar, pero la clave es: ¿cómo los curamos?. Por eso, que La Paz haya decidido incluir el ejercicio físico como pare de su tratamiento, es un avance muy grande", asegura la fisioterapeuta.

Una sala de la Aceleradora Unoentrecienmil

Una sala de la Aceleradora Unoentrecienmil / Fundación Unoentrecienmil

Entre los logros que resalta la Fundación Unoentrecienmil de estos doce intensos meses de vida de la Aceleradora es que en el servicio, al estar integrado como un tratamiento más en el servicio de Oncología y Hematología Pediátrica, se ha formado un equipo multidisciplinar de trabajo formado por oncólogos pediátricos, enfermeras, nutricionistas, fisioterapeutas, cardiólogos, educadores físico-deportivos, investigadores, psicólogos, y cardiólogos. Todos trabajan de manera coordinada para abordar las necesidades individuales de cada uno de los pacientes, con un enfoque integral y que también ayuda en el tratamiento al contemplar todas las dimensiones del bienestar.