ALERGIA INFANTIL

Los especialistas advierten de la necesidad de formar a los profesores ante crisis alérgicas: “Puede salvar vidas”

Medio millón de niños españoles menores de 14 años tiene alguna alergia alimentaria y no atender a un menor que sufre un episodio de este tipo puede representar un delito de omisión de socorro

Hasta 500.000 niños españoles menores de 14 años tienen alguna alergia alimentaria

Hasta 500.000 niños españoles menores de 14 años tienen alguna alergia alimentaria / AGENCIAS

Marta Alberca

Marta Alberca

Madrid

Los alumnos españoles pasan 792 horas al año en los colegios, tiempo que aumenta en la Educación Secundaria donde la media de horas anuales es de 1.057, según el último informe del Panorama de la Educación publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Durante todo este tramo horario lo más normal es que los niños y jóvenes tomen algún alimento entre horas. Un hábito sencillo en algunas ocasiones puede convertirse en una pesadilla cuando aparece alguna crisis alérgica o de asma. Desde la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) llevan años reclamando que el profesorado y el personal no docente tenga la formación necesaria para saber responder de una manera adecuada.

“Un niño pasa un tercio de su día a día en el colegio, igual que las familias de los que sufren estas patologías saben cómo reaccionar en casa, es importante que también lo estén los profesionales al cargo de ellos en los centros educativos”, explica en EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, Javier Torres Borrego, alergólogo pediátrico del H.U. Reina Sofía y miembro de SEICAP. En España, según datos de este organismo, hasta 500.000 niños españoles menores de 14 años tienen alguna alergia alimentaria, de los cuales un tercio acude a comedor. En los comedores, la falta de identificación por parte del personal de cocina de un alérgeno oculto por errores de etiquetado, la contaminación cruzada debido a errores en la manipulación y el cocinado (uso del mismo aceite, menaje de cocina, utensilios o guantes para preparar y cocinar distintos alimentos) pueden poner en riesgo la salud de los niños alérgicos.

La anafilaxia es la reacción más grave que puede producirse en un niño con alergia y hasta un 20% de los casos de anafilaxia pueden desencadenarse en el ámbito escolar, según SEICAP. Para evitar que tengan lugar este tipo de episodios los especialistas insisten en que la comunicación con las familias es la clave, “es importante que los docentes y el personal del comedor sepan qué alergias tiene un niño y qué hacer en caso de que esto ocurra, sobre todo en el caso de los más alumnos de menores edades porque no saben reconocer qué alimento puede ocasionarle un daño”, añade Torres. También es importante saber que algunos materiales escolares pueden contener alérgenos, como algunas marcas de tizas, que contienen leche (caseína), y que pueden existir trazas de soja u otras legumbres en témperas o ceras, así como gluten y/o legumbres en pintura de dedos y pasta de moldear y soja o legumbres en maquillajes infantiles.

¿Cómo evitar que esto ocurra?

La sociedad científica ofrece su apoyo a la población general y a la comunidad escolar en particular para mejorar sus conocimientos. De hecho, cada vez son más los profesionales del ámbito educativo que reciben algún tipo de formación respecto a este asunto. La última de ellas ha tenido lugar el Hospital Universitario Reina Sofía, dentro de los actos de su 48º congreso, donde diferentes profesionales han impartido un taller sobre cómo detectar precozmente una crisis alérgica y en qué consiste su manejo inicial antes de la llegada de los servicios de emergencia.