ENFERMEDADES

Jaque a la tuberculosis con la vacuna “gallega”

El fármaco entra en su última fase después de tres décadas de trabajo

El microbiólogo español Carlos Martín, líder científico del proyecto de la vacuna MTBVAC contra la tuberculosis.

El microbiólogo español Carlos Martín, líder científico del proyecto de la vacuna MTBVAC contra la tuberculosis. / FDV

Rafa López

La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que “sí, se puede” acabar con la tuberculosis, y que, aunque nos suene a cosa del pasado, sigue matando a millón y medio de personas al año, sobre todo en países de bajos ingresos. Un motivo para el optimismo es la vacuna MTBVAC, desarrollada por la empresa Biofabri, del grupo Zendal, en Porriño (Pontevedra). El fármaco ha entrado en fase 3 de ensayos clínicos, el último paso antes de su comercialización.

La MTBVAC inició este año la fase 3 de eficacia en recién nacidos de Sudáfrica, Madagascar y Senegal. “Es el momento de la verdad tras tres décadas de trabajo. Necesitamos financiar esta fase final y probar que una vacuna que se produciría de principio a fin en España puede acabar con la enfermedad que más ha matado en la historia”, dice el líder científico de este proyecto, Carlos Martín, catedrático de Microbiología de la Universidad de Zaragoza. El desarrollo industrial y clínico del fármaco, la primera vacuna atenuada basada en el patógeno humano que alcanza esta fase, lo realiza la compañía biofarmacéutica gallega Biofabri, en colaboración con la Universidad de Zaragoza y la Iniciativa Europea de Vacunas de tuberculosis (TBVI).

Por primera vez en dos décadas, han aumentado las muertes por tuberculosis en el mundo, algo que se atribuye a la pandemia de COVID. Antes del coronavirus, era la enfermedad infecciosa más mortal del mundo. En 2021 murieron 1.600.000 personas de tuberculosis, lo que supuso un aumento del 6,6 por ciento. “La tuberculosis es prevenible, tratable y curable y, sin embargo, este antiguo azote que ha afligido a la humanidad durante milenios continúa causando sufrimiento y muerte a millones de personas cada año”, ha dicho el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Antes de la pandemia, en 2019, Galicia era la comunidad con mayor incidencia de tuberculosis: 20 casos por cada 100.000 habitantes, el doble que la media española. La enfermedad se ceba en ancianos, inmunosuprimidos e inmigrantes y su tratamiento es largo y con efectos secundarios.

Se sabe desde hace 141 años que el patógeno que la causa es el Micobacterium tuberculosis. De hecho, el Día Mundial se estableció en el 24 de marzo porque fue en esa fecha de 1882 cuando el científico alemán Robert Koch comunicó, en un discurso ante la Sociedad Fisiológica de Berlín, el descubrimiento de esta bacteria en forma de barra que se dio en llamar “bacilo de Koch”.

Pese a ser un viejo conocido, no se dispone de una vacuna realmente eficaz que lo prevenga. La única vacuna actualmente en uso es la llamada BCG (Bacilo de Calmette y Guérin). Consiste en una variante atenuada del patógeno de la tuberculosis en vacas. Fue desarrollada hace casi un siglo y apenas interrumpe la transmisión de la enfermedad. Hace falta una vacuna que evite los contagios y que haga frente a otro problema de las últimas décadas: la aparición de cepas multirresistentes. La vacuna de Biofabri se desarrolla para ser más eficaz y potencialmente más duradera que la BCG para recién nacidos. Además, se ha diseñado para prevenir la enfermedad en adultos y adolescentes. Sería un jaque mate con sello gallego a la enfermedad más mortífera de la historia.