CRISIS DEL CORONAVIRUS

El uso de la mascarilla y las medidas anticovid reducen el consumo de antibióticos un 25%

La caída de infecciones respiratorias por las restricciones derivan en el uso más bajo de estos fármacos desde que hay registros

Varios antibióticos en una farmacia de Pontevedra. GUSTAVO SANTOS

Varios antibióticos en una farmacia de Pontevedra. GUSTAVO SANTOS

Daniel Domínguez

El abuso de antibióticos ha generado la aparición de las conocidas como superbacterias, que según los expertos constituyen ya una amenaza para la humanidad. Además, cada año en España la resistencia de los patógenos a los fármacos ideados para combatirlos causa la muerte a entre 3.000 y 4.000 personas. Una de las consecuencias del COVID-19 y de las medidas para protegerse contra él, como las mascarillas y la distancia social, ha sido la reducción del 23% en el uso de estos medicamentos en Galicia hasta situarlo en el nivel más bajo desde que existen registros. Aun así, sigue siendo demasiado alto.

Las dosis diarias por cada mil habitantes se situaron el año pasado en la comunidad en las 18,88, ligeramente por debajo de las 19,35 de 2020 y lejos de las 24,59 de 2019, el último año previo a la aparición del SARS-CoV-2 y la pandemia global que generó. Con esas cifras, Galicia encabeza, con Asturias, el descenso en el consumo de estos fármacos en los dos últimos años, aunque el dato de uso la coloca como la octava comunidad que más recurre a ellos.

La protección contra el COVID es la principal causa de este descenso debido a la disminución asociada de problemas respiratorios. “Seguramente, esto está relacionado con la pandemia y las medidas contra el COVID-19, como el uso de mascarilla, las restricciones, el confinamiento... Esto provocó una gran caída de las infecciones respiratorias, que en muchos casos se combaten con antibióticos, aunque en el 80% de casos se deben a causas víricas”, resume Jesús Sueiro, portavoz de la Asociación Galega de Medicina Familiar e Comunitaria (Agamfec).

El consumo masivo de antibióticos acelera la respuesta de las bacterias ante esas armas, favoreciendo la aparición de superbacterias farmacorresistentes. Según un estudio de The Lancet, estos organismos mataron a 1,2 millones de personas desde 2019 en todo el mundo y estuvieron vinculadas a al menos otros 4,9 millones de decesos. La microbióloga y directora del grupo Microbioma y Salud de la Universidade de A Coruña e investigadora del Instituto de Investigación Biomédica (INIBIC) Margarita Poza alertaba hace dos semanas en FARO de esta situación.

“Se ha demostrado en multitud de trabajos que en los países en los que se han estado empleando antibióticos de forma descontrolada, la aparición de bacterias resistentes ha sido mayor que en aquellos países en los que existe un control exhaustivo del uso”, destacaba, si bien añadía el efecto de la globalización como favorecedor de su transmisión, así como el papel de los antibióticos también en la industria alimentaria, ganadería o acuicultura.

Las alertas vienen de lejos y ya en 2014 el Ministerio de Sanidad puso en marcha el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), que desde entonces monitoriza el consumo de estos. En aquel año, las dosis diarias por cada mil habitantes eran en Galicia de 25,88, pasando a 26,84 en 2015, 26,4 en 2016, 25,68 en 2017, 25,82 en 2018 y las citadas 24,59 en 2019, 19,35 en 2020 y 18,88 el año pasado, según datos del Gobierno.

Las mejores estadísticas las presentan Navarra, Euskadi y Baleares, en el entorno de las 15 dosis, mientras que los peores datos se registran en Extremadura, con 21,47, y en Comunidad Valenciana y Murcia, estas últimas en las 20.

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Presión social, falta de tiempo en las consultas de Atención Primaria, abuso de los ciudadanos al recurrir a restos de cajas de tratamientos previos e incluso los propios formatos de dispensación, con más cápsulas de las necesarias, son algunos de los factores que explican el sobreconsumo de antibióticos en Galicia. El portavoz de Agamfec, Jesús Sueiro, recuerda que en algunos estudios "se dice que el 50% de los antibióticos que tomamos son innecesarios" y reclama mayores campañas de concienciación entre la población, así como más tiempo para revisar a sus pacientes en los centros de salud.

"En muchas ocasiones, ves pacientes que piden antibióticos para infecciones respiratorias cuando la mayoría son víricas y no sirven, pero insisten”, relata sobre su propia experiencia como médico de familia. Reconoce que algunos facultativos abusan de su prescripción ante el poco tiempo que tienen para ver a un paciente, pero también destaca el impacto de “mitos” como que “si tienes placas en la garganta, necesitas un antibiótico sí o sí".

En ese caso, pide medidas para que los envases de estos fármacos se ajusten con exactitud a la prescripción y se evite así que sobren pastillas para evitar luego un mal uso. Sueiro vincula el descenso de los dos últimos años con la caída de infecciones respiratorias causada por las medidas antiCOVID, como mascarilla o distancia social, por lo que teme un repunte. “Ojalá me equivoque, pero creo que el consumo de antibióticos subirá de nuevo este año", prevé.