INVESTIGACIÓN

El contagio por covid en embarazadas puede producir un incremento del grosor de la placenta

Un trabajo con gestantes con PCR positiva y negativa, determina la placenta parece tener un papel protector frente al virus

Ginecólogos del madrileño Hospital Infanta Leonor dicen que los estudios que examinan los efectos del coronavirus en mujeres embarazadas, sus placentas y sus bebés siguen siendo limitados

Una mujer embarazada.

Una mujer embarazada. / Freepik (tirachardz)

Nieves Salinas

Nieves Salinas

Un estudio realizado por especialistas del madrileño Hospital Infanta Leonor, pertenecientes a la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), ha determinado que el contagio por el virus de coronavirus en embarazadas puede producir un incremento del grosor de la placenta, así como del flujo sanguíneo venoso umbilical. El trabajo determina que el trofoblasto -la unidad celular de la placenta-, no sólo reconoce los microorganismos e inicia una respuesta inmunitaria, sino que también puede producir péptidos antimicrobianos y, por lo tanto, protegerse activamente contra los patógenos, como en el caso del SARS-CoV-2.

Los especialistas del Servicio de Ginecología y Obstetricia del centro sanitario público madrileño explican que hay varias infecciones virales que causan cambios en la placenta. Sin embargo, precisan, los estudios que examinan los efectos del coronavirus en mujeres embarazadas, sus placentas y sus bebés siguen siendo limitados, mientras que los estudios ecográficos en gestantes con SARS-CoV-2 "son prácticamente inexistentes". Hasta el momento, los principales trabajos de placenta coronavirus describían hallazgos histopatológicos –obtenidos a partir del estudio de tejidos–, que describen signos de mala perfusión vascular, entre otras alteraciones.

Con este trabajo de investigación -presentado en el 31º Congreso de la Sección de Ecografía Obstétrico-Ginecológica de la SEGO, que se ha celebrado en

Sevilla

- se pretendían describir los principales hallazgos placentarios y las consecuencias hemodinámicas fetales mediante el uso de la técnica ecográfica (eco-doppler venoso umbilical) en las gestantes positivas en el momento de la exploración de la ecografía durante los tres trimestres de embarazo. Se evaluaron 57 gestantes con PCR positiva por SARS-CoV-2 en el momento de la ecografía o en el mes anterior, y otras 110 gestantes con PCR negativa, que sirvieron como grupo control para realizar la comparativa.

Los médicos detallan que se analizaron: biometría fetal, grosor de la placenta, lagos placentarios -el cúmulo de sangre a nivel del tejido placentario- y parámetros registrados mediante el uso de eco-doppler venoso umbilical, incluido el área transversal de la vena umbilical, diámetro de la vena umbilical, radio de la vena umbilical, velocidad de la vena umbilical y flujo venoso umbilical.

Mayor grosor de la placenta

El flujo sanguíneo venoso umbilical puede considerarse una medida directa de la cantidad de oxígeno y nutrientes que llegan al feto a través de la vena umbilical, que es el único vaso que lleva sangre desde la placenta hasta el feto, explican los especialistas del hospital. Su estudio midió ese flujo para determinar las repercusiones hemodinámicas fetales de la infección placentaria por SARS-CoV-2.

El grosor de la placenta fue "significativamente mayor" en las embarazadas positivas en covid.

Tras el análisis de los datos obtenidos, se constató que el grosor de la placenta fue "significativamente mayor" en las embarazadas positivas en covid que en el grupo control en los tres trimestres. El dato también fue mayor en el resto de parámetros. Los médicos resaltan que no encontraron diferencias en la biometría fetal, ni se comunicaron casos problemas de crecimiento intrauterino o muerte fetal.

Una enfermera prepara la vacuna Pfizer-BioNtech contra el covid-19.

Una enfermera prepara la vacuna Pfizer-BioNtech contra el covid-19. / EPE

Los hallazgos ecográficos placentarios obtenidos se correlacionan con los descritos en estudios histopatológicos, lo que evidencia la utilidad de esta técnica ecográfica no invasiva para detectar alteraciones en la placenta. Asimismo, ante los hallazgos encontrados de posible mala perfusión vascular en la placenta, se esperaría encontrar una disminución en el flujo venoso umbilical (FVU), la cual, sin embargo, no han observado, continúan los especialistas.

El Hospital Infanta Leonor fue uno de los más castigados por la pandemia durante la primera y segunda ola en Madrid.

Según explica la doctora Eva María Soto Sánchez, una de las autoras de este estudio, el Hospital Universitario Infanta Leonor fue uno de los más castigados por la pandemia durante la primera y segunda ola en Madrid. El estudio, añade, surgió de la observación de un aumento del grosor placentario y de lagos venosos en las gestantes infectadas por SARS-CoV-2. "Decidimos verificar estos hallazgos ecográficos y comprobar si se asociaban a una disminución del flujo sanguíneo que llega de la madre al feto, lo que podría asociarse a casos de abortos, restricción de crecimiento, o muerte fetal", explica la médico.

Parece existir un mecanismo compensatorio a nivel placentario, que origina un aumento de la velocidad media de la sangre de la vena umbilical, explica la doctora Soto Sánchez.

La doctora Soto Sánchez detalla que en la investigación "la velocidad de la vena umbilical fue significativamente mayor en el grupo de gestantes con infección por SARS-CoV-2 que en el grupo control en los tres trimestres". Esto, especifica, provoca un aumento del flujo venoso umbilical independientemente de la edad gestacional en la que se produzca la infección. Estos hallazgos "se correlacionan perfectamente con los estudios anatomo-patológicos que describen un proceso inflamatorio placentario inducido por el SARS-CoV-2 que penetra en la placenta".

Continúa explicando la especialista que, en el proceso inflamatorio, parece existir un mecanismo compensatorio a nivel placentario, que origina un aumento de la velocidad media de la sangre de la vena umbilical y el aumento del flujo umbilical que garantiza el aporte de nutrientes necesario para el desarrollo y crecimiento óptimo del embrión y feto. "El trofoblasto, la unidad celular de la placenta, no sólo reconoce los microorganismos e inicia una respuesta inmunitaria, sino que también puede producir péptidos antimicrobianos y, por lo tanto, protegerse activamente contra los patógenos, como en el caso del SARS-CoV-2, por lo que la placenta parece tener un papel protector frente al virus", añade.