INVESTIGACIÓN

La enfermedad de Parkinson podría tener un epicentro en la región motora de la mano

"A nivel global, implica el trazar, de una forma coherente, el origen de la enfermedad", explica el doctor José Pineda, principal autor del estudio e investigador del Centro Integral de Neurociencias, del grupo HM Hospitales

El descubrimiento podría facilitar la localización del inicio del proceso degenerativo y favorecer que los tratamientos sean más eficaces.

Neuronas conectadas en el cerebro.

Neuronas conectadas en el cerebro. / Blue Brain Project

Nieves Salinas

Nieves Salinas

La enfermedad de Parkinson podría tener un epicentro en la región motora de la mano. Es la principal conclusión de un estudio realizado por el equipo de investigadores del Centro Integral de Neurociencias HM CINAC

Madrid

que ha sido publicado recientemente en la revista Brain. El descubrimiento avanza en el conocimiento del patrón de la evolución de la enfermedad y por podría facilitar la localización del inicio del proceso degenerativo y, también, favorecer la máxima eficacia de los tratamientos o su administración de forma temprana, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA el doctor José Pineda, ingeniero biomédico e investigador del centro madrileño.

"A nivel global, implica el trazar, de una forma coherente, el origen de la enfermedad. Aporta el conocimiento de dónde está originándose la degeneración", explica el doctor Pineda, principal autor del estudio e investigador del Centro Integral de Neurociencias, del grupo HM Hospitales, fundado y dirigido por el profesor José Obeso y que está dirigido a impactar sobre la evolución de las enfermedades neurodegenerativas y de la enfermedad de Parkinson en particular.

El trabajo se ha realizado con el sistema híbrido de imagen multimodal PET/RM, instalado en el Hospital Universitario HM Puerta del Sur, en Móstoles, que ha permitido el seguimiento de 42 pacientes (23 con enfermedad de Parkinson y 19 sanos) durante dos años. La investigación ha podido cuantificar con gran precisión el grado de denervación dopaminérgica -pérdida de inervación y la consiguiente falta de transmisión de impulsos- del circuito nigroestriatal, que tiene un papel fundamental en el control de la movilidad.

Desde Toronto (Canadá), donde asiste a un congreso de ultrasonido terapéutico, el doctor Pineda, explica que han podido delimitar las regiones del cerebro asociadas a los miembros superiores e inferiores (somatotopía). Eso les ha permitido identificar que el inicio de la denervación dopaminérgica tiene alguna dependencia con la segregación espacial de las estructuras cerebrales. Para lograrlo, también se han apoyado en cohortes públicas que contenían datos de 1.200 personas sanas.

Reproducción del patrón focal

La pérdida de dopamina que se produce en los hemisferios del cerebro cuando surge la enfermedad tiene un epicentro y sigue una progresión radial, explican los investigadores. El punto de inicio se focaliza en el área que representa a la mano, y avanza hacia las zonas adyacentes como la región del pie a nivel superior y la de la cara, a nivel inferior. Así lo revela el estudio llevado a cabo con el grupo de pacientes con enfermedad de Parkinson que, en un principio, manifestaban alteraciones clínicas en los miembros superiores y, al cabo de dos años, se identifica el mismo patrón focal de denervación dopaminérgica en el otro lado.

"Lo que nosotros hemos visto es que la pérdida de dopamina repercute inicialmente en el área que controla los movimientos de la mano", explica el investigador.

"La enfermedad de Parkinson ocurre debido a la degeneración de unas neuronas, llamadas dopaminérgicas, que están en la sustancia negra (nigra, en latín) compacta, una región pequeña en la base del cerebro. La muerte de esas neuronas produce un déficit de dopamina -un neurotransmisor especialmente importante para la función motora. Esa falta de dopamina y sus consecuencias sobre otros circuitos cerebrales dan lugar a los signos característicos de la enfermedad de Parkinson: rigidez, temblor y lentitud de movimientos. Lo que nosotros hemos visto es que la pérdida de dopamina repercute inicialmente en el área que controla los movimientos de la mano, y esto coincide con las primeras manifestaciones motoras de la enfermedad", indica el investigador.

Habilidades motoras

Otra de las conclusiones importantes del trabajo es que la región motora de la mano tiene más actividad dopaminérgica que la del pie, lo que se correspondería directamente con el hecho de que las habilidades motoras que el ser humano ha desarrollado en los miembros superiores requieran un nivel de conectividad y actividad mayor que la de los miembros inferiores.

El investigador hace una analogía entre el estudio y la identificación de la localización de un tsunami: "Si se detectara el punto exacto del mar, podría preverse".

El investigador hace una analogía entre este estudio y la identificación de la localización de un tsunami. "Si se detectara el punto exacto del mar en el que pudiera originarse, podría preverse, tomar las precauciones adecuadas y minimizar el impacto y su coste. De la misma manera, si podemos localizar el inicio del proceso degenerativo y determinar con gran precisión cuáles son las regiones más vulnerables, podremos situar nuestra diana terapéutica", afirma.

El investigador José Pineda.

El investigador José Pineda. / HM

A nivel local, añade el doctor Pineda, el estudio tiene "mucha relevancia" porque en el centro trabajan en estrategias con ultrasonido de baja intensidad para permitir el paso de fármacos. "Eso plantea muchas preguntas. Por ejemplo, ¿dónde es la zona en la que hay más potencial de recuperación?, ¿dónde hay que actuar antes para tener un impacto sobre la enfermedad?. Ese era nuestro objetivo: trazar un mapa de la degeneración dopaminérgica, buscando la diana terapéutica con más potencial en pacientes de reciente diagnóstico", finaliza.